Lo fascinaba la belleza
y por lo tanto iba detrás
de lo que le parecía potente
porque en esa fuerza encontraba
un sentido preciado que le venía
en dosis diversas para prodigarle
un placer que estaba en los matices
de los cinco pétalos, en las hortensias,
con forma de estrella.
Pétalos que, cuando se los mira bien,
se descubre que son antiguos infantes muertos
en circunstancias trágicas, inexplicables,
grabados como una ofrenda de los dioses
para que sigan otros eventos de otros mundos
eso seres mágicos, cándidos,
por siempre bellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario