Iba por jardines en donde abundaban
las Santa Ritas, los pinos y los cactus
entre otras muchas especies que la isla
generaba como el complemento necesario
para honrar a un mar que tendía a permanecer manso
y por donde habían llegado durante siglos
personas de todos los confines a generarse
riqueza y placeres con el tiempo
grabados en las piedras de templos
levantados con la intención de honrar
al cielo y generar así un paraíso en la tierra.
Pero más temprano que tarde,
las tragedias también habían llegado
para cubrir a tanta belleza con la sensualidad
y la fuerza necesaria para quebrar un poco al mar
que tenía la intención de mantener la calma.
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