Se preguntaba cuál era el camino
de su vida mientras pasaban los años
y no obtenía una certeza liberadora
aunque persistiese esperanzado
con la idea de recibir una respuesta
que lo dejaría esclarecido y sereno.
Hasta que una vez, de vuelta a una casa
ubicada entre las montañas y la mar,
después de visitar un teatro milenario
imaginándose sus representaciones trágicas,
apenas volvió sobre la misma cuestión,
no quiso ahondar más, y la noche,
de poco, ya más serena, como lo había
hecho en el pasado, volvió para convertir
en negro el paisaje que miraba desde lo alto.
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