miércoles, 19 de febrero de 2025

Copenhague 2

 

Salimos otra vez rumbo al centro y en ese caminar pasamos por un parque donde veo todo limpio, ordenado, bien organizado en su diseño, y por fin llegamos a la catedral que tiene una impronta parecida en su concepción a San Pedro, pero es mucho más chica y dentro no tiene mayor gracia. Figuras de santos pintadas en el techo sin mayor encanto y una forma redonda con espacios para esculturas que no están en su sitio porque en el interior la sobriedad llega a ese punto. El altar, como es de imaginar, sigue ese mismo camino y no hay imágenes, solo una cruz. Una catedral construida con un estilo neoclásico. Después, nos vamos hacia el palacio real y asistimos al cambio de guardia en un escenario muy parecido a Londres. Atuendos similares en los guardas incluso, pero con diferentes colores, aunque los sombreros, son casi idénticos: negros con piel. Los distintos edificios del palacio no son del todo impresionantes, pero tienen cierto atractivo como conjunto y se unen con una fuente cercana al mar y a un jardín angosto y con detalles modernos que me genera dudas -y lo mismo unas esculturas en forma de columnas modernas-. Lo moderno y lo antiguo juntos es un tema complejo.

Después, tomamos unos capuccinos en un lugar con mesas en la vereda donde un hombre, sospecho que oriundo de Brasil, come en una de ellas de una manera espantosa. Aunque me indignan sus maneras, sé que debo ignorarlo, pero no lo logro porque hay un criterio que tiende al juicio severo sobre los demás que nunca entendí a qué obedece, pero que es una parte esencial de mi ser y, en este caso, a continuación, pasa a criticar a una señora que cruza la calle con lentitud junto a su perro por la mitad de la cuadra. Después, tal como lo imaginaba, se ha sentado en una mesa y molestado al mozo con unas maneras poco gentiles para que le sirva más vino. Acto seguido, llega una amiga de ella a conversar con ella. Tienen más de setenta años y la amiga que ha llegado última tiene una apariencia mucho más esmerada en sus joyas, en su pelo y en su vestimenta. 

No hay comentarios:

Días y noches en la Pampa

  Un momento de luz, y después de sombra.  Pasan las nubes por el cielo y la tierra  lo refleja con sus pastos, sus árboles esparcidos, espo...