Lluvia con pausas, tranquila
y lánguida que me acerca al puerto,
en mi infancia, a la espera de tomar
un ferry que me llevaría al otro lado
de la costa, y después de viajar
un tanto más, a la casa de mi abuela
donde cada piedra, cada árbol,
cada espacio, podía revelarme
lo cierto y permanente.
¿Cuándo perdí esa conexión
y cómo hago para volver
a estar frente a un paisaje
de árboles que luego
de caminar un buen rato
me dejen ver el mar?
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