La creencia
dice así: el mundo fue creado por una sola entidad omnipotente. Pero –como dice
el fauno- esa idea no responde a ninguna lógica. De hecho, no son pocas las
culturas que se imaginan o imaginaron otras cosas.
Lo que sí
es seguro es que la vigencia de un marco regulado por una figura suprema -que
establece leyes que determinan cosas tan
fuertes y drásticas como el bien y el mal-, es un paisaje perfecto para ejercer
la dominación en la medida que se pueda generar un sentido exclusivo al que se
denomina “verdad”.
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