Fuimos por senderos adornados con robles
que vimos crecer hasta conformar
el bosque donde unas rosas blancas
sugieren la posibilidad de volvernos fuertes
y al mismo tiempo etéreos.
Arriba, un espacio azulado,
con un tono certero y luminoso,
habla de los que ceden para que los días
dejen de ser repetidos y vacíos.
Archivo del blog
martes, 20 de junio de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El examen
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
Una vez levantado de la siesta, y luego de quedarme mirando el techo un buen rato, decidí que lo mejor sería terminar algunos dibujos que te...
-
Viajo junto a un hombre pequeño, de mirada afable, con un gesto de humanidad comprensivo con el prójimo. O al menos lo supongo cuando lo s...
No hay comentarios:
Publicar un comentario