En el sueño
eras un pájaro
que iba a cantar
a una ventana
que reflejaba el cielo
azul, no celeste.
Dos o tres gatos
rondaban
sin ánimo de hacer daño
y adentro, en el cuarto,
dormía tu madre.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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