Se perfilaban unos pinos
junto a unos árboles estrictos,
podados y más bajos
al lado del gran cartel.
No habrá milagros hoy,
decía el cartel
sobre la lomada.
Era la obra de un artista.
Ibas con ella de la mano,
y en el fondo estaba el cielo
y alrededor
había otras personas
que paseaban
un tibio mediodía
de domingo.
La escena entera
parecía responderle
al gran cartel
ese tibio mediodía
de domingo.
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