Apenas los remeros
se lanzaban por los canales,
subías con ella a la terraza
para quedarte apoyado
en la baranda,
atento a sus piernas
y a los roces casuales.
Estuve en la casa de las afueras de la ciudad. Durante la noche, las gotas sobre el techo de chapa siempre me producen la felicidad que ce...
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