Apenas los remeros
se lanzaban por los canales,
subías con ella a la terraza
para quedarte apoyado
en la baranda,
atento a sus piernas
y a los roces casuales.
Esa tarde, leo ahora en un cuaderno donde anotaba distintas cosas, mientras pedaleaba, veía unos niños que para evitar la lluvia se oculta...
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