*
Casi al final de
la noche, acelerado por los sueños, intentaste meditar. El viento era suave, pero
seguías inquieto.
Más tarde, con
tu hijo, pasaron por el lugar donde te propusiste cambiar. Un espacio que
rememora una masacre con apenas cuatro pinos y una placa con el nombre de los
muertos. El lugar donde sentirías una gran fuerza, agradecimiento, y al fin
alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario