En la playa, cuando los azules se confundían con el verde, apareció una corvina en el clímax de la ola.
Arriba de las rocas, hablaban de plantar pequeñas y rústicas plantas con flores que miren al sol esperando a la lluvia. Y esa corvina apareció a pocos metros, brillante, franca…
Después bajó el sol y se fueron con una linterna a sentarse en las piedras más alejadas.
Aún hoy son los gatitos que descubrieron esa noche de luna llena. Cinco o seis dormían en colchones de algas dispersas.
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