Ese amanecer lluvioso, hace tiempo, estuviste como cierto dios, feliz, con los pies en el agua. Cerrabas los ojos y del cielo caía agua y más agua, y los pájaros entusiasmados, unos y otros, saltaban sobre el pasto.
Al llegar la noche, un viento había corrido las nubes. Viste entonces las estrellas entre los árboles. La perra se detuvo y miró también para arriba. O eso te pareció por un instante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario