Noches de inquietud por una actividad cerebral intensa y también un estado de ansiedad y discordia inveterado... Después, al despertar, te recibe un día pletórico de sol. Pero el encuentro no llega a colmar tus expectativas de paz. Una necesidad de justificar un talento, de encontrar una distinción que te eleve por sobre la mediocridad del drama aún te persigue también. Y sin embargo, junto a esa obsesión, en un nivel incipiente, está la posibilidad de ir relajando algo que está expectante por rezar pero nunca lo hace... Mäs tarde, cuando te pones a mirar a tu hijo jugando al fútbol, también intentas atender a ese evento. La intención es que ese ir y venir de chicos y pelota logre darte una atención que podríamos llamar mística en la medida que se trata de entender que hay un mundo que se rige por coordenadas universales...
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