Cuento esto porque una noche reciente, cuando me levanté acelerado por los sueños, pinté un pequeño cementerio donde arriba de las cruces se ve un ángel vigilándome mientras, con no más de diez años, duermo en una cama en el medio de ese paisaje. En los alrededores, hay otros ángeles en la copa de un cedro azul y detrás el cielo es de un gris intenso.
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