Al final del camino,
había un parral
con uvas grandes y moradas,
y fui hacia ellas en bicicleta
mientras algunos pájaros
con crestas desmesuradas
bajaban al asfalto y antes
de que llegase cerca volaban.
Pasé la tarde en el pueblo
donde estuve con mi abuelo
algunos veranos
y me pregunté con el sol en la cara
cómo encontrar a la tortuga
que vi una noche lejana.
Era pequeña y simpática
y ahora imagino que es
grande y adusta.
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