En el sueño, un hombre que se había identificado como el capataz de una cuadrilla municipal, me habían explicaba que tenía que desenterrar una cantidad de personas muertas hace siglos —de antes de Cristo me aclaraba—. Resulta necesario trasladar los huesos a una plaza para hacer una escultura que debe ser un círculo. Solo un círculo que simbolizaría la rueda de la fortuna, me aclaraba ese hombre. Al principio, solo me quedaba mirándolo con seriedad. No me gustaba esa imposición; es decir, el encargo. Sin embargo, me limitaba a asentir porque no tenía otra alternativa; necesitaba el dinero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario