domingo, 24 de marzo de 2024

A esta hora de la madrugada

 

 

Ahora estoy en una cuadra 

donde bien pude haber estado 

en mi adolescencia a esta hora 

de la madrugada. 

 

Gracias al extraño decaimiento 

que tiene por la noche la ciudad,

pienso que está idéntica la calle.

 

Pero bien visto no es verdad. 

Muchas casas desaparecieron 

para que se levanten edificios 

sin encanto. 

 

Ni bien sube nuestra hija 

al auto le muestro una canción 

que escuchaba a su edad 

y ella me mira con ternura. 

 

Hoy conversé con un hombre 

acerca del inicio de la primavera.

Quería darle algún significado al día, 

que es lo mismo que intento cuando

me acerco a cualquier orilla a ver 

un delfín saltando por un mar 

calmo como un plato. 

 

Un delfín que cuando golpea el agua 

genera la luz de un faro. 

 

Con ese delfín cerca, imagino, 

nuestras charlas se extenderían 

entre hortensias florecidas y podríamos pintar 

el más antiguo de los árboles 

que adornaba nuestro valle. 

 

Un ejercicio que nos permitiría 

subirnos a una tortuga para recorrer 

lugares áridos y cálidos.

 

Entonces, ¿por qué nada aparece en el lienzo 

sobre esos lugares tan lejanos? 

 

Muchas veces, solo quisiera echarme en el pasto

unos instantes y acariciar el perfil 

de una escultura hasta que el blanco 

tenga vida.

 

 

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