jueves, 21 de marzo de 2024

El canto de los pájaros te relajaba

 

 

A lejos viste unos niños 

que para evitar la lluvia 

se ocultaban bajo grandes 

hojas “oreja de elefante”.

 

Ibas en la bici, el canto 

de los pájaros te relajaba

y el aire, cada vez más frío, 

volvía los sonidos más lejanos.

 

En la parte del campo

más ondulado, te bajaste

a ver cómo unos pájaros 

negros y pequeños 

formaban una mancha perfecta. 

 

Las nubes se abrieron 

y la pradera primero 

se puso más verde

y después, gracias gris del cielo, 

casi amarilla.

 

Cruzaste entonces la ruta 

por la que casi nunca no pasa nadie

para tomar el camino de tierra

que a esta altura se ensancha.

A tu derecha, viste árboles sin hojas 

y galpones iluminados por dentro.

Los iluminan, pensaste, 

para que las gallinas 

sigan produciendo.

 

Sin apuro, te bajaste de la bici 

y en el olor nauseabundo, 

en los galpones, viste a las gallinas 

en sus jaulas moviéndose como robots, 

y al sol, ocultándose detrás

de unos eucaliptos, sobre el final, 

apenas tocándolas. 

 

 

 

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