Continuamos, después de almorzar, nuestra caminata. A un costado, cruzando un puente, vimos el patio cervecero mítico, pero seguimos por un camino que bordea el agua, detrás de un adolescente de jogging azul que caminaba abrazado a dos chicas de su edad con abrigos de cuero y que supongo viven en una dimensión en cierta forma fantástica propia de tener no más de dieciséis años. Y supongo también que entre ellos solo hay una mínima conexión sexual anterior a todo, que de alguna forma espectacular, será el inicio del descubrimiento de un continente lleno de peligros y por lo tanto de atractivos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario