jueves, 22 de mayo de 2025

No hice mucho hoy

No hice mucho hoy. Me levanté cerca de las nueve y, por un ligero resfrío, decidí quedarme en casa. Solo saldría para renovar mi pasaporte un poco después del mediodía, y así lo hice. Antes, estuve en casa haciendo algún que otro trabajo relacionado con mi profesión. Un ámbito que ha consumido la mayor parte del tiempo de mi vida, y que todavía no termino de entender del todo.

Sé que en la decisión de estudiar Derecho había un deseo profundo de acercarme a mi padre, de buscar seguridad, de seguir un instinto bastante marcado por desentrañar los caminos del poder humano, y también una tendencia a buscar el éxito a través del hecho de imponer lo que entiendo como justo. Mis dos abuelos eran abogados. Un tío también. Parecía, más que nada, por sobre todo, la forma más sencilla de ganar dinero y vivir de acuerdo con mis necesidades. Y así lo hice, no sin antes atravesar diversas tensiones y enfrentar varios desafíos en busca de mi lugar dentro del mundo del Derecho.

Hoy creo haberlo encontrado, y podría decir que en parte lo domino. Pero es un dominio que no me genera un orgullo especial. Valoro los recursos que me brinda y reconozco la validación que me otorga; y más que nada por eso todavía consagro mis días a esas tareas. Pero sé que pronto tendré que dejar, por fin, este camino y emprender otro.

Cuál será con precisión, sinceramente no lo sé. Me gustaría que tuviera un sentido más artístico, pero desligado de las presiones por alcanzar éxitos o generar recursos. Por lo tanto, no alcanzo a vislumbrar la forma de ese nuevo mundo. No veo aún la orilla del otro lado.


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