domingo, 22 de junio de 2025

Tropea, Calabria

 

Había aprendido que era mejor dejar de lado las exigencias que estaban por encima de sus fuerzas. Pero la verdad es que no sabía con certeza hasta dónde llegaba su potencia, porque hasta entonces había sido más bien incapaz de calibrar el sentido que tomaban las cosas sin apelar a cierto dramatismo. 

Con todo, con el paso de los años, algunas cosas se volvían más tenues para bien y para mal, y eso lo entristecía y lo alegraba a la vez. Pocas cosas lo sorprendían, se decía.

Al menos, ya sabía que era mejor, por las noches, de madrugada, atenerse a la respiración para atemperar los arranques de una angustia imprecisa que se apoderaba de sus sentidos y lo arrastraba a una marejada de imágenes que le daban la pauta de que vivía sobre un tren que rodaba a una velocidad desmesurada. O tal vez esas imágenes fuesen apenas eso: imprecisas, fugaces, caprichosas. Y jamás revelarían su esencia.

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