Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el intento de comprender a mis padres. Uno puede comprender menos a sus padres que a uno mismo, pensé. Pero no estaba seguro de eso porque mis impresiones tienden a cambiar y los pájaros sobre los muros a seguir.
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