Voy a ver a mi amigo después de unos años.
Cuando me abre el portón de su casa,
lo encuentro más viejo. Yo también en el último
tiempo me veo más viejo. Estuvimos distanciados
por un tema que hoy me parece más insignificante
que nunca. Tal vez porque sé cosas que hace unos
años no sabía. Por ejemplo: que todos los dogmas
son rígidos, duros, están de pie y por eso pueden
caer. Lo más increíble, pienso, es que esto
que digo en relación a los dogmas se aplica
a todo tipo de creencias. Todo mi gran
edificio de creencias, podría caer, sí,
de un día a otro porque todo
en lo que creo no es más que una estructura
que hoy está de pie y mañana podría
desplomarse para levantar una cabaña
en la cual trabajaría maderas e incluso piedras
y otro tipo de materiales que convertiría
en esculturas. Lo importante, en todo caso,
es que con mi amigo pintamos hasta que el sol
se escondió entre los árboles y los mosquitos
formaron nubes en torno a nosotros. Después,
nos fuimos a cenar al pueblo y rememoramos
vivencias en lugares remotos a los que podríamos
volver alguna vez. Solo habría que pensar
en tenerlos al alcance de la mano, me digo,
aunque sé que nada de lo que piense me lo asegura,
Se trata de pensamientos, acabo diciéndome
inseguro acerca de la eficacia que tienen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario