jueves, 8 de mayo de 2025

El tiempo perdido

AAhora, noche de niebla. Total. Abraza a los edificios y termina por hacerlos entrar en sus entrañas. Nada se mueve en el cielo. Abajo, tengo la mayor fortuna: el ruido de la fuente, que volvió a funcionar después de meses. Gracias.

Todo es fácil, de pronto, en la noche: avanza la niebla. Incluso los recuerdos se van con ella, se internan como los edificios, y ya no hay lugar para la historia.

¿Entro, por fin, en un nuevo mundo? Presumo que sí. Una forma de ver las cosas, distanciado del pasado y, por ende, de la nostalgia. Entro en otro tipo de carácter.
Pero no —me digo enseguida—, voy a añorar el pasado por siempre, a rajatabla, porque en ese amor está lo más preciado.
¿Y qué es lo más preciado? No lo sé bien. Pero está ahí, y debe seguir conmigo.

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