sábado, 10 de mayo de 2025

Escultura en el bosque

 

Ayer me levanté después de una buena cantidad de horas de sueño. El tiempo estaba todavía caluroso para esta época; algunas nubes armaban lo que sería después la tormenta anunciada sobre el bosque, que estaba alegre como suele estar durante la mayor parte del día, a excepción de cuando ladran los perros de las inmediaciones.

Una vez que desayunamos, mi pareja se puso a pintar y yo tomé los objetos de barro que tengo en proceso y me puse a pulirlos con ese tipo de placer que solo encuentro al momento de buscar la esencia de un objeto. Aunque bien pensado, no es su esencia, sino la mía. Con su ayuda, emerge. O mejor pensado, una esencia emerge entre ambos. Es su forma, su cuerpo, quien se presta a mis impulsos, cede, se transforma para beneplácito de ambos.

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