Estuve en el taller y volví a pintar arriba de varios cuadros, unos once. De pronto, algo se soltó en mi pintura. Había una conciencia rica, vasta incluso, como venida de antiguos maestros venecianos, que estaba en algún lugar y que de pronto vino a mí. Llego, con el final de cada jornada de trabajo, a ese espacio pequeño que tengo junto a un patio también de dimensiones poco generosas, donde escucho los pájaros y levanto la cabeza para ver solo un espacio reducido de cielo. No me importa. Lo que priorizo en ese lugar son los colores, y ellos se han desatado para expresar lo que tienen en sus pigmentos, relatar incluso algo mucho más allá de sus tonalidades, de su intensidad. No sé qué es todavía. Y eso es lo más excitante.
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viernes, 24 de octubre de 2025
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Lo excitante
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