Amanece en la ciudad eterna. Día de sol frío tirando a tibio. Pasamos por la estación de trenes donde dos chicos esperan a alguien. Cada uno tiene una rosa en la mano. Seguimos rumbo a Santa Maria Maggiore. Es de lo mejor el frente, el exterior entero, el techo interior y sobre todo los pisos de mármol gastados por el tiempo y por los miles y miles de seres humanos que los han pulido. Me fijo: son del siglo XIII. Salimos y caminamos lo suficiente para recalar en un restaurante cercano al coliseo atendido por una familia impetuosa y orgullosa de los productos que sirven. Son bueno, en efecto. Luego caminata por las afueras del coliseo. Me gusta verlo desde afuera, sin el problema del "turismo". Las piedras gastadas, a lo lejos y a lo alto, antes del cielo, casi absorbidas por el tiempo y recorridos por el arte que el tiempo trae; son de lo mejor. No entiendo el sentido de la recuperación que advierto en ciertas partes. Seguimos por calles y el foro. Un hombre con apariencia de vagabundo perdido de la india vocifera cerca nuestro en un tono amenazante. Una familia de japoneses se adelanta al trote. Nosotros mantenemos el temple. Subo solo a la iglesia que hay junto al monumento de Vittorio Emanuele. Buenas vista y buen coro dentro. Son casi todas bellas las iglesias de Roma porque llevan demasiado tiempo acogiendo fieles y en su momento, en especial, recibieron el esfuerzo de artistas que trabajaron según reglas precisas y de un objetivo que todos interpretaron como elevado: honrar a Dios. Todo eso le dio un sentido claro y funcional. Hoy por hoy cuesta encontrar lo mismo en el arte.
martes, 31 de diciembre de 2024
lunes, 30 de diciembre de 2024
Vuelo a Roma
Vuelo a Roma. Azafatas que hablan castellano con el marcado acento italiano de las que saben de la vida por haber superado los cincuenta años. Hombres también bien predispuestos. Viaje dentro de todo amable porque mientras tenga espacio para estirar las piernas estoy bien. Llegada a Roma y larga fila en migraciones con un contingente de indios Sij. Parecen humildes y al mismo tiempo severos, y tal vez soberbios. Taxista amable que escucha una canción en español. Llegada a un departamento de un edificio antiguo bien situado. Cuarto piso que mira a un parque centenario. Palmeras y cedros llenos de pájaros que festejan el fin de una soleada tarde de invierno. Soy feliz. Después, un restaurante llamado "Familia", lleno de turistas, atendidas por indios muy amables, con mesas casi pegadas y buena cocina. Por fin, un supermercado bien surtido donde compramos lo necesario para el desayuno. A descansar y sobre todo a intentar reducir la distancia horaria en el cuerpo resentido.
domingo, 29 de diciembre de 2024
Mirando a la mujer a la distancia
El público se reacomoda. Un lacayo sale al escenario y, con voz aflautada, dice: “La representación que ustedes acaban de ver se trató de un sueño”. Va hasta un rincón y ordena unos leños en una chimenea inmensa. Enciende un fósforo y se distancia del fuego. A medida que se aleja, gracias a las luces, notamos que, en un sillón, cerca de la chimenea, una mujer amamanta. La mujer tiene facciones demasiado suaves para ser rusa, tal vez sea escandinava. Arranca un piano y, en otra parte del escenario, iluminado, de pie, vemos a un militar que es panzón, tiene bigotes con puntas y un monóculo. Mirando a la mujer a la distancia, enciende un cigarro y parsimonioso contempla la escena. A los pocos instantes, una vez devuelto el niño a la cuna, la madre se arrodilla frente al hombre, le baja el cierre y comienza a hacerle una felatio. Y en eso un piano, de acuerdo con el ritmo de la mujer que lleve la mujer, suena cada vez más dulce mientras el hombre sigue fumando. Al final, al tiempo que sigue con un movimiento lento, la cabeza de la mujer termina iluminada. Aplausos.
miércoles, 25 de diciembre de 2024
Palacio de Tribunales.
Palacio de Tribunales. Voy hacia mis primeros recuerdos Yo tenía un puesto en la Fiscalía de la Corte Suprema que, como es un organismo independiente, tiene un edifico señorial, a unas cuantas cuadras, que adoraba porque me transmitía un poder fantástico solo por ser empleado en ese lugar. Suponía que mi caso era el de un empleado con una proyección excelente que estaría acompañado con los más distinguidos puestos. De modo que, cuando me enviaban a mandados nimios en la Corte optaba por usar el ascensor reservado a los funcionarios que cumplían funciones en el cuarto piso -tan alta era mi autoestima, o en verdad era tan baja que necesitaba actuar como si fuera alta-
lunes, 23 de diciembre de 2024
Cuarto piso
Mi despacho mira a un palacio llamado de "Justicia". Palacio de justicia. Extraño nombre. Palacio. Busco la definición: "Edificio grande y lujoso que se utiliza como residencia de reyes, nobles u otros personajes de alto rango social. También puede referirse a un edificio público monumental o de gran tamaño, como un palacio de justicia o un palacio de congresos". ¿Un lugar para que los reyes impartan justicia?Mal lugar desde siempre en mi cabeza. Me provoca una fascinación extraña propia de una espacio sombrío y pesado, lleno de expedientes, habitado por personas que ejercen las cuotas de poder propias de un sistema demasiado humano. Me convoca y espanta a la vez. Se ve un arbusto desde mi ventana que, por más extraño que parezca, creció en una moldura de la ventana del cuarto piso del palacio, justo donde está la Corte Suprema. Es mínimo lo que yo llamo un "arbusto". Apenas debe tener casi nada de tierra para crecer, pero es más que una planta: su tallo tiene cierta proporción que puedo llamar considerable y cierta altura que también me atrevo a llamar considerable -casi un metro-. Es delgado. Apenas tiene -cuento- seis o siete hojas. Un fenómeno extraño que se mueve casi nada gracias a una brisa. Lo miro y en cierta forma me mira. Quiero creer eso. Soy capaz de tanto en mi despacho de un cuarto piso de otro edificio histórico.
El encanto de las personas
Fascinación por los árboles siento mientras nado en una pileta inmensa de mi club, que prefiero disfrutar a última hora, a las decicinueve, cuando solo permanece la señora que trabaja de guardavidas, y voy y vengo por el agua; a veces nadando crawl, y otras con la cabeza afuera estilo pecho. Y cuando salgo, atento a unos loros que comen los frutos de las palmeras (llamado, si recuerdo bien, butiá), intento no tener el tipo de pensamientos que me agobian desde siempre. Pero los tengo. La novedad es que ahora tiendo a aceptarlos más y, en la medida que los acepto, pierden fuerza. No es fácil, pero ocurre. Tal vez sea lo mejor que ha pasado en el último tiempo. Debo recordar eso.
Más temprano, vi con interés un video de un hombre de avanzada edad que da los consejos para vivir mejor. Pero después me dije que mejor no pretender tanta perfección en el arte de vivir porque, ahora sé que nadie la tiene y que ahí radica el encanto de las personas que veré poco si sigo yendo y viniendo por la pileta a última hora.
domingo, 22 de diciembre de 2024
Chichen Itzá
Soñaste que subías
la pirámide más alta
de Chichen Itzá
una noche de luna llena
y en lo alto el paisaje
dejaba de tener un vestigio
de realidad para convertirse en un paraíso
pintado donde se intuía una presencia
que nunca se mostraba
viernes, 20 de diciembre de 2024
Una fila interminable
En tus sueños estaban los puteríos,
mujeres explotadas como gallinas,
ramas y cañas altas, y después,
hormigas negras, en fila,
entre las hojas, incansables,
vehementes, laboriosas, unas y otras.
Y vos querías saber a dónde iban,
pero la fila era interminable.
jueves, 19 de diciembre de 2024
Sabores
Noche. Se escuchan grillos. Y eso que estamos en pleno centro de la ciudad. La mujer que suelo ver a lo lejos, la del quinto piso a mi derecha, se ha ido a dormir. Apagó recién todas las luces. En realidad, todas menos las de su cuarto. Hay poca gente por las calles. Poco tráfico también. Se acerca fin de año. Estoy solo después de mucho tiempo. Todos en mi familia se han ido para algún lado. No sé qué hacer con mi tiempo libre esta noche. La verdad. No tengo ánimo para meditar, ni para ver una película. El tiempo que acabo de pasar en las redes me parece ahora un tanto pegajoso y me deja un sabor ingrato. Quisiera ser capaz de escuchar mucho tiempo a estos grillos. Creo que ahí está la solución a casi todas las cosas que me aquejan. Si no todas. Los vuelvo a escuchar. Lo trascendente sería continuar atento a sus cantos, que no cesan. No se apagan. Un avión pasa. Pero ellos, mis grillos, continúan con su canto. Son Dios en mi mundo. Llego a quererlos y los tengo cerca. Me doy perfectamente cuenta de la suerte que tengo.
miércoles, 18 de diciembre de 2024
Vigorosos
Te levantabas con una sensación de bienestar que no te asombraba en lo absoluto. Ibas por el Tiergarten, saludabas al hombre que vende comida en el restaurante que está casi de costado al Reichstag, y que te gusta definir como "cara amiga", y luego, en pleno claro del bosque, rodeado de lavandas, te ponías a esculpir una piedra gris oscuro que, cada vez que la vías desde cierta distancia, te mostraba los cuerpos entrelazados -de pie, vigorosos- que tenía, según pensabas, en su esencia.
martes, 17 de diciembre de 2024
En el sueño
Sueña con irse de esa obsesión que lo ata a cada paso desde que tiene memoria. La obsesión es su propia vida. Su propio deseo. Desea lo mejor para sí mismo. Quiere demasiado. Todo esa cuestión es el gran "peso". Es lo que pasa en definitiva. Lo sabe bien. Y por eso sueña. Va por una pradera. Los pastos están altos. Garzas pasan en lo alto. Al final, se ven unos cañaverales, un río y decenas de patos. Los graznidos se escuchan a lo lejos. Y lo llevan. Lo hacen volar a él también. Lo sitúan en otras vida. Por fin es capaz de entrar en las historias de otros. Solo tiene que seguir esos graznidos para salir de su vida y sus deseos tan demandantes. Entiende al fin. Su riqueza será enorme. Se lo dice con emoción. Por fin, en el sueño.
domingo, 15 de diciembre de 2024
Cerca de su casa
Una pileta donde nada cada verano a última hora
cuando queda solo una mujer, que es guardavidas,
y pocas veces lo mira desde su silla. Una persona,
intuye, sabia, bondadosa y relajada. Esa imagen
tiene de ella y es feliz mientras va y viene
por el agua. A veces, con la cabeza afuera,
atento a los árboles que suenan sus hojas
gracias al viento. Y otra veces, atento
a los pájaros que pasan en lo alto cuando el sol se oculta
detrás de unos pinos que conoce bien.
Ocho en punto sale de la pileta,
se despide de la guardavidas cada sábado
y domingo, toma su bici y pedalea
hasta su casa con la sensación de haber
vivido instantes de felicidad en el agua.
Y eso le da una impronta que se diferencia
de las sensaciones de incomodidad que le genera
su trabajo, la ciudad, las personas que circulan
a su alrededor, y muchas veces gritan, y esos perros
que ladran, supone, por la mala influencia de sus dueños.
Piensa mucho en esa gente que lo molesta y también
piensa demasiado en las molestias en general,
que siente en su cuerpo y llegan a ser moscas
pegajosas en su cabeza. Su cabeza, se dice,
que bien estaría si pudiera por un rato
dejar de recibir a los caballeros que pasan
con lanzas y espadas a toda marcha.
Preocupaciones, miedos, angustias, destinadas
a la supervivencia, supone, que no puede parar
porque detener ese trajín significaría abandonarse
en el medio del mar a los tiburones.
Y los tiburones sí existen, se dice, sonriente,
mientras pedalea cerca de su casa.
sábado, 14 de diciembre de 2024
Su cuerpo
Noche de sueños intensos. Un sentimiento confuso y abrumador que lo ubica en el medio de una orilla y frente a un ola negra que viene directo a donde él se encuentra absorto. Noche de calor y humedad. De un aire faltante. Lo que más lo intriga es lo que está detrás de esa ola. ¿Qué podría ser? ¿Un sentimiento que nace de una confusión muy estructural en torno a su madre? En todo caso, discursos que no alcanzan nunca a revelar una imagen tan fuerte, clara y amenazante como esa ola que desde lo alto se dirige a su cuerpo.
viernes, 13 de diciembre de 2024
Joven y grande
Fui a realizar los ejercicios que me ayudan con mi cuerpo. La chica que me ayuda parece muy amorosa, tal vez sea lo más sabio y perfecto en un ser humano que haya conocido hasta ahora. Y al mismo tiempo es un ser humano más. Quiero decir: lo que veo en ella tan espléndido estaba en todos los que he visto hasta hoy. Y sin embargo algo en mi corazón -no sé por qué- quiere diferenciarla del resto. Ponerla más arriba. Supongo que el origen de la competencia es la necesidad de sobrevivir. La misma que tiene mi tortuga cuando anda por el balcón de un lado a otro desde hace veinte años que vino acá. Fue un regalo que le hicieron a mi hija de chica. Ahora mi hija es grande -aunque no tanto- y me acaba de ofrecer un café.
jueves, 12 de diciembre de 2024
Que la aceptación
Amanece y vienen los cantos.
Acá están. Debería ser suficientes.
Y lo son, me repito. Y quiero creer
que sí. Que lo serán algún día.
Pero para eso uno debe llegar
a donde la aceptación es sincera.
Y eso no es fácil.
Implica confianza. Síntesis.
Subirse al devenir y ver a donde te lleva.
Pero eso es lo que hacemos
de una forma u otra, me digo.
Y con todo no es suficiente.
Y con todo, quiero creer,
es parte de puntos, de conexiones
que hacen que uno termine en
cierta parte, y otros en lugares
tan distantes..., me digo.
Y solo vuelvo a pedir:
Que la aceptación sea sincera.
martes, 10 de diciembre de 2024
Entre las hojas
En tus sueños estaban los puteríos,
mujeres explotadas como gallinas,
ramas y cañas altas, y después,
hormigas negras, en fila,
entre las hojas, incansables,
vehementes, laboriosas, unas y otras.
Y vos querías saber a dónde iban,
pero la fila era interminable.
lunes, 9 de diciembre de 2024
La piedra
Muchas de tus ocupaciones
se limitaban a encontrar
una piedra en el zapato,
y después la cuestión pasaba
por sentir la piedra a cada paso.
Meditabas tanto sobre la piedra
que te absorbía el trabajo de pulirla.
domingo, 8 de diciembre de 2024
En tu imaginación
Mirabas una escultura
que tenía un cartel.
2006, en letras doradas, decía.
Y luego tu nombre.
Después, ya más cerca,
descubrías algunos defectos
en el pulido de la piedra
y lo lamentabas.
Y peor: con tantas
personas alrededor
no podrías mejorarla.
Quedaría inconclusa
por siempre.
Pero de pronto,
al mirarla de nuevo,
la amargura ya no estaba.
Solo permanecía la presencia
de la piedra, firme, noble.
En tu imaginación, eterna.
sábado, 7 de diciembre de 2024
Una noche soñaste
Hasta que una noche soñaste
con dos búhos mirándote
desde lo alto
de un cedro azul.
Al árbol lo veías
desde tu ventana
en una ciudad lejana.
Por entonces, suponías
que deberías crear algo reluciente
y así podrías vivir rodeado de salvias.
viernes, 6 de diciembre de 2024
Mirabas una escultura
Mirabas una escultura
que tenía un cartel.
2006, en letras doradas, decía.
Y luego tu nombre.
Después, ya más cerca,
descubrías algunos defectos
en el pulido de la piedra
y lo lamentabas.
Y peor: con tantas
personas alrededor
no podrías mejorarla,
pensabas. Quedaría
inconclusa por siempre.
Pero de pronto,
al mirarla de nuevo,
la amargura ya no estaba.
Solo permanecía su presencia
firme, noble. Incluso,
en tu imaginación, eterna.
jueves, 5 de diciembre de 2024
La serpiente
Esos días buscabas
una paz imposible:
si no era en un lado
era en el otro que un perro
o alguien alteraba tus nervios.
Vivías en un lugar tenebroso
que no podrías describir del todo.
Hasta que un águila voló
desde una montaña nevada
para llevarse de tu pecho
lo que te agitaba.
Y por fin viste, bañada en sangre,
la serpiente que vivía de tu carne.
Y sentiste pena por su partida.
miércoles, 4 de diciembre de 2024
Escenas para la educación sexual en Rusia
Primer Acto:
Vemos un lago congelado. Más atrás, hay un bosque. Los troncos de los abedules son igual de blancos que la nieve. El cielo también es ceniciento. En el centro del lago, ahora a que el espacio está más iluminado, se distingue una bañadera. La luz va hacia el vapor. Se intensifican la luz un poco más. Así notamos que un adolescente está masturbándose acostado y con sus pies fuera del agua. A su derecha, varios perros husky siberianos descansan. Todo lo demás está quieto. De pronto, se escucha un silbido, los perros se incorporan y comienzan a arrastrar la bañadera como si fuera un trineo. A la par, arranca un concierto de piano. A medida que avanzan, el joven se masturba cada vez más frenético y la bañadera se aleja cada vez más rápido. Hasta que, a la distancia, los perros y la bañadera se pierden.
martes, 3 de diciembre de 2024
Hace tiempo
Durante noches de muchos años
soñabas con estar cerca de los pájaros.
Un deseo simple que no alcanzabas.
Pero con todo, a veces, en forma
tenue y esporádica, vislumbrabas
algo, un pájaro ratonero
con un gorjeo amoroso
aunque imaginario.
Y sin embargo, hace tiempo
estuviste como un semidios
al amanecer junto a él
con los pies en el agua.
domingo, 1 de diciembre de 2024
Vaya uno a saber
Fuiste hasta la esquina con tu perra. Había dejado de llover. La música de ese vecino odioso no sonaba más. El viento arreciaba. Iba. Con todas sus fuerzas. Movía las nubes. Y las nubes pasaban. Se veían las sombras pasando toda velocidad en el campo. Ese espacio en donde unos teros se paraban también a recibir el viento tan fuerte. Al parecer, un tanto extrañados. Te preguntaste entonces si en la vida, al fin y al cabo, había algo más. Si de pronto todo se apagaría y lo conocido, lo vivido, serían todas las sensaciones que hasta ese tarde habías vivido. Montones de recuerdos imprecisos e ingobernables que aparecían según el antojo de tu cerebro. O vaya saber de qué o quién. Lo mismo que el viento.
Sábado
Día cálido de sol y un viento tenue. Me levanté y después de mirar como tantas veces por el balcón los edificios que me acompañan desde ha...
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