domingo, 29 de septiembre de 2024

Edelweiss, Frankfurt

 

Después de cruzar el río, ir al museo -en verdad muy bueno- y seguir por muchas calles residenciales y, al parecer, deseables por lo tranquilas, tomamos por un bulevar, doblamos a la izquierda y en una avenida, en una esquina también, damos con un restaurante: Edelweiss. 

Cenamos afuera cuando todavía queda alguna luz del día, atendidos por un mozo, de unos cuarenta años, un tanto espléndido, que nos atiende con simpatía y esmero, pero, en su caso, me resulta un tanto impostada su buena onda. No deja de tener un alma conquistadora y por ende psicopática que me infunde  cierto recelo.

Gouslash, bueno. De estilo manzanas verdes y repollo colorado. La carne no tan tierna como quisiera. Vino blanco bueno.

Lo importante más que nada del día tal vez sea la visión del cuadro del perro acostado en la nieve de Franz Marc. Diseño moderno, límpido, pacífico y lindante con la idea de una obra de arte perfecta. Pero es una idea nomás...


sábado, 28 de septiembre de 2024

Agradezco 2

 

Los cuervos, alterando los graznidos, descienden hacia las tumbas junto a la iglesia. Una de las señoras que salen de un edificio, cuya entrada está en los jardines del cementerio, los imita; sus compañeras no dicen nada. 

Los mismos jardines tienen unos bancos  que miran hacia unas tumbas que ostentan cruces grandes y redondeadas con bordes dorados. Cae la tarde y el gris recibe las primeras luces. 

Con lentitud, los cuervos tienden a elegir el silencio...

viernes, 27 de septiembre de 2024

Pez detenido en el agua

 

Y leo después en el cuaderno: Ya en tu casa, en el comedor, tu madre, regando unas orquídeas con un rociador, al vernos, nos mojó sonriente con el agua. 

 

Y ahora, con el cuaderno en la mano, me acuerdo de eso y de la tarde de aquel verano en que un dorado me rozó las piernas, justo cuando estaba a punto de zambullirme. Se alejó un poco, por segundos, se detuvo en línea recta, a no más de un metro, como si quisiera decirme algo, y se fue. 

 

Es raro, pero desde ese día el cuerpo del pez detenido en el agua vuelve a mis pensamientos, y lo mismo tu madre con el rociador en la mano. 

 

jueves, 26 de septiembre de 2024

Agradezco 1

 

Agradezco:

Medianoche. Dos cisnes, que cruzan el río Spree, en Berlín, se entienden a la perfección. Tal vez gracias al silencio, y por eso avanzan con modos tan gráciles. Felices. La oscuridad del río, el viento tenue que crispa tan poco el agua, el blanco refulgente en sus cuerpos, la curva de sus cuellos y la mínima velocidad con la que avanzan. Eso los deleita...



miércoles, 25 de septiembre de 2024

Un iceberg

 

En tu sueño, un iceberg 

iba sobre el calmo turquesa del mar.

 

Entusiasmado, fuiste hasta 

su camarote para que te acompañe 

a verlo, pero cuando regresaron 

el blanco indeleble no estaba más.

 

 

 

 

martes, 24 de septiembre de 2024

Frankfurt

 

Frankfurt. Asiento con buen espacio por tratarse de categoría más cara. Vale la pena en mi opinión. Llegada al aeropuerto y visión de la gente. Personas de todo el mundo. Tren hasta el departamento y comida en un lugar atendido por dos alemanas amables. Caminata por ambos lados del río. Llegó el otoño. Momento destacado: barrio apacible y café italiano junto a parroquianos. Todo parece fluir en una aparente tranquilidad. Una joven, de una apariencia tipo alemán clásica: cara redonda, ojos claros y rubia, con un hijo de apenas seis meses protagoniza un evento que me recordó la maternidad de la Virgen María. La madre la da la mamadera a su hijo en sus brazos con devoción. 

Bastantes turistas no obstante el comienzo del otoño. Un grupo de japoneses ingresaron a la catedral en plena ceremonia y comenzaron a sacar fotos con total desaprensión por el rito. La catedral tiene retablos que se destacan, pero es más bien su interior es un gran espacio poco ornamentado. Estamos en Europa del norte, me digo (aunque el culto es católico). A la salida, charlamos con un mozo argentino y su hija. Nos recomienda ir a Heidelberg. Iremos, decimos. El hombre nos explica que trabaja para unos italianos del norte, avaros, dice, aunque queridos por él... Es entusiasta, alegre, tiene todo lo fantástico que uno espera en un ser humano a simple vista y lo bueno es que no voy a saber más sobre él y me puedo quedar con esa impresión...

lunes, 23 de septiembre de 2024

Aquel verano

 

Los perros dormían echados junto a la puerta de la casa de Anselmo y yo me puse a pensar en aquel verano, cuando al amanecer, a la salida de los bares, soñábamos con cosas que nunca llegarían. Ser artistas, conocer el mundo… Días con colores y cantos provenientes de las olas en algún lado. Del océano incluso, gestándose. Márgenes donde empiezan los instantes fugaces.  

 

sábado, 21 de septiembre de 2024

Tocar los instantes

 

El viento parece frío afuera. Desde la bañadera, dejo por un momento mi cuaderno y veo caer la lluvia, y otra vez en mi cabeza, como entonces, pasan unos peces, van, nadan alrededor de unas rocas que tienen franjas de salitre. Antes confiaba en que encontraría un lugar en el jardín donde nada molesta, ni causa temor, ni alcanza a conmover lo que se ubica en un valle de felicidad. Pero ahora sé que ese valle no existe y que, solo con suerte, de tanto en tanto, puedo tocar los instantes.

 

 

viernes, 20 de septiembre de 2024

Los últimos instantes

 

Algo similar a aquel verano cuando, con el sol ido, en el camino de vuelta, vimos debajo del gran olmo unos sapitos quietos bajo la luna que, al parecer, buscaban un haz de luz que los reflejase. 

 

Y quiero creer incluso que, dentro de poco, vamos a tener la misma suerte que tuvimos ese atardecer del que hablaba recién. Hablo de cuando los pájaros pasaban por el jardín, elegían una rama, trinaban, aprovechaban los últimos instantes. La tormenta se acercaba. 

 

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Una vez más

 


Una vez más, me levanto 

con los ladridos del perro de un vecino 

que se exalta a horas tempranas.


Intento seguir en mis sueños, pero son pesados. 

Como de costumbre, mi cabeza aloja

imágenes y hechos que trasuntan poca calma. 


Y con todo, el sol asoma y mi mujer se apresta a salir...

La perra incluso está contenta. 

Mi hija se fue más temprano a enfrentar un examen 

y mi hijo, hasta donde sé, descansa. 


Debo valorar eso por sobre las noticias 

que hablan de un asteroide que pasará no lejos de la tierra

y que más tarde o más temprano, alguna vez, 

cuando uno por fin impacte, significará 

el fin de la vida en la tierra. Y si eso no ocurre, 

aclara el multimillonario que cita la noticia,

será el sol el que terminará expandiéndose tanto 

que se secarán los mares.


Por eso mejor recordar al perro del vecino. 

Vivirá unos años más, supongo,

y dentro de unos años 

-no viven tanto los perros- no estará más

despertándome. 


Voy a imaginar entonces 

qué podría ser de él más adelante 

cuando sus ladridos no resuenen más cerca mío. 

 

martes, 17 de septiembre de 2024

Ese misterio

 


Debajo, noté que el canal seguía agitado por el viento y no sé por qué pensé que mis días siguen los de mis padres y los de mis padres buscan a mis abuelos. Me pregunté, como otras veces, cuál es el vínculo verdadero en la línea de los que nacen. Y me pregunté, como otras veces, cuál es el vínculo verdadero en la línea de los que nacen. Pero me di cuenta enseguida que es mejor dejar ciertas cuestiones en un estado de incertidumbre y disfrutar de ese misterio.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Voy con mi perra

 


Voy con mi perra hasta el final del campito. 

Cae el sol a mi derecha y a mi izquierda la luna 

sube al punto que, iluminada y casi llena,

muestra sus formas más preciadas y más oscuras

que se extienden por su redondez hasta armar 

dibujos chinos . Abajo, en unos álamos

carolinos particularmente grandes, varios tordos

despiden el día con sus cantos. Y más abajo,

unas cañas se mueven por el viento.

Debo repetirme hasta el cansancio 

que soy un privilegiado por captar esto 

que cuento.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Los galpones de gallinas

 

Volví a los galpones de gallinas después de tanto tiempo. El camino que sale del pueblo estaba embarrado, pero continué sorprendido por la visión de la basura al costado del camino y crucé la ruta para comprar agua en una parrilla que tiene éxito entre motociclistas y gente que escapa de la ciudad. Poco después, seguí hasta los galpones por el campo, pero al toparme con el cadáver de un zorro (o tal vez el de un gato, estaba tan aplastado que me fue imposible saberlo), me quedé apesadumbrado. Una vez, mi padre me comentó que morir será un recuerdo imposible. Sin embargo, persistía en mi cabeza la visión de ese cuerpo aplastado y podrido. De manera que, para distraerme, miré las piedritas en el camino y seguí hasta unos espinillos donde, una vez sentado junto a ellos, tomando el agua, vi llegar los pájaros negros que tienen un gorjeo dulce y andan en grupos de treinta a cincuenta. 

 

Casi enseguida, escuché un motor lejano: una avioneta pasaba entre las nubes. Entonces, me acosté en el pasto y, cerrando los ojos, me puse a escuchar cómo se perdía el sonido y gracias al viento solo quedaba el murmullo del pasto. Recién entonces tu cara estuvo de nuevo conmigo. 

sábado, 14 de septiembre de 2024

Las ardillas de la zona

 

Lisandro, mi amigo del vivero, 

me explicó que las ardillas 

que ya son una plaga, los trajo 

a la zona un descendiente de escoceses 

que vive subiendo el río Luján.


Parece ser que el hombre 

trajo cinco de mascotas y, al tiempo,

cansado, las liberó y después 

ellas se expandieron 

por las zona y cada vez crecen más.


Es como un mini dios, se me ocurre decir. 

Y mi amigo contesta: En todo caso, 

un dios inconsciente del daño 

que produce y va a producir 

una vez que se haya ido 

de este mundo.


Una conclusión que me deja 

atento a los brotes en las plantas y árboles.

Se acerca la primavera. 

Cierro los ojos. Quiero abstraerme 

del descendiente de un escocés y sus ardillas

y para eso siento unos pájaros, y al viento que mueve 

un olmo erguido a metros mío.

viernes, 13 de septiembre de 2024

Tu ganancia

 

¿Qué tanto se puede ganar?, 

te preguntó aquella vez 

el dueño de un taller de autos 

cuando le contaste tu experiencia 

con el alquiler de un campo. 


Esa vez habías tenido una buena cosecha, 

no vendiste el grano a la espera 

de una solución de parte de la política 

 y una vez que eso, 

después de varios meses finalmente ocurrió,

aguardaste todavía un poco más 

para que el precio técnico

se equipare con el del mercado.


Pero en el medio estalló una crisis 

financiera de alcance internacional 

y terminaste perdiendo tu ganancia. 


Bien, eso debiera ser el hecho 

fundaste de tu filosofía . 

Cierta consciencia de que los deseos 

deben moderarse para que la felicidad

se vierta sobre el cuerpo.


jueves, 12 de septiembre de 2024

Sus dientes

 

Anoche esa angustia imprecisa que me asalta 

de la nada en medio de la noche apareció, 

mostró sus dientes, pero esta vez siguió su camino. 

De ahora en más, pensé más temprano,

voy a intentar con unas gotas que me recetó 

un médico amigo, o quién sabe con qué, 

pero siempre con la esperanza de que mi cuerpo 

sea  un espacio regulable por elementos externos, 

como el motor de un auto, se me ocurre pensar, 

y que esa angustia y tantas otras cosas, sean solo 

una invención que anida en ese engranaje

(mi cuerpo) sujeto a los vaivenes de lo que recibe 

y da, ajeno por completo a cuestiones más profundas.


miércoles, 11 de septiembre de 2024

En el sueño era un pájaro

 

En el sueño, era un pájaro que cantaba en el borde de una ventana que reflejaba un cielo más bien azul, no tan celeste, varios gatos rondaban la galería y, adentro, en su cuarto, dormía mi madre. A continuación, en ese mismo sueño, jugábamos a las cartas sentados en un banco, a la altura de la iglesia, junto al canal, en la plaza donde al final estaban las murallas con sus grises, el verdín, las enredaderas incipientes, los gorjeos y la lluvia tocándolas. 

 

Contra las paredes de la muralla, se veían las rosas chinas donde cantaban unos zorzales. Es su forma de mostrar su alegría, decías en el sueño. O quieren anunciar algo, agregabas. Y así, recordando el sueño, volvió a mi memoria una cuevita que estaba en el gran olmo de esa plaza donde tendría lugar, decías, el nacimiento de una esfera dorada. 

 

 

 

 

martes, 10 de septiembre de 2024

Ayer

 

Está bueno recordar esto: ayer me levanté tarde y no hice mucho. No trabajé ayer casi nada. Solo me dediqué a estar con mi mujer, tallar una escultura en piedra, que empecé hace muchos años, fui con mi perra hasta el final de la calle, justo donde sueño que comienza el campo, y más que nada me ocupé  de cosas o detalles de la casa. Y también pude escribir un poco acerca de una seria de trabajos en fieltro que hicimos con mi mujer. Simplemente, me puse a crear una cierta mitología en torno a sus orígenes y el poder de la creación afloró íntegro. 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Los pájaros y yo.

 

Día de sol ayer. Día en que unos vecinos decidieron poner música. Día por lo tanto a la espera del regreso de la paz que se instala en el canto de los pájaros... Con todo, no quiero dejar de recordar esto, fui en bici hasta el pie de una fila de lambertianas, árboles altos que tiene el don de sonar de forma encantadora cuando arrecia el viento... Y después lo mejor: sobre el atardecer, todo estaba en calma. Me puse a trabajar en mis esculturas en barro. Y sí, puedo decir que por esos instantes, que llegaron incluso a ser momentos, estuve bien, feliz, contento. Estuve con toda esa plenitud que los pájaros me muestran cada día en la medida que los miro un poco cerca mío.

domingo, 8 de septiembre de 2024

Caminar

 

Caminar hasta que el deseo deje de pesar, leo en mi cuaderno. Y parecer un mendigo. No pediría nada porque mi intención sería dar, no exigir, y con esa pasión, con los años, me convertiría en un santo, solo para tiempo después ser pintado en un fresco de una iglesia de Roma y terminar junto a montones de ángeles, colinas y ríos, atrapado en un cuadro magnífico desde donde enseguida desearía salir.

sábado, 7 de septiembre de 2024

Pintura

 

Día sin mayor encanto ayer. 

La idea de ir a la zona del centro

para trabajar cada vez me resulta

más ajena a mi esencia, interés, 

alma o lo que quiera decir uno 

que es el sentimiento destacado 

en mi estar en el mundo, y con todo,

pude pintar al taller sobre el fin

de la tarde, sin mayor precisión,

porque lo real es que no puedo 

encontrar un orden a la hora 

de vincularme con el lienzo

y por eso no dejo de ensayar 

acercamientos a tientas en busca

de una expresión que no se encuentra

a sí misma porque sin lugar a dudas 

hay algo que no termina de encontrar 

su modo, forma o realidad en mí.


viernes, 6 de septiembre de 2024

Un castillo medieval

 

Una nube sobre el río, pequeña y redondeada, con lentitud, comenzó a navegar sobre el agua, la oscureció y a mí me dio la impresión de que el río era el lomo de un buey gigante pastando. Pensé en comentártelo cuando llegases. Pero miraba a lo lejos y no había novedades. Y no podía dejar de escuchar una música estruendosa que llegaba desde una casa lejana. Y con el correr de los minutos, cada vez más ansioso, esperando que alguien la apague, no dejaba de repetirme que debías llegar de un momento a otro. Solo cuando llegases, me decía, voy a sosegar al león que veo ir de un lado a otro por la jaula de un castillo medieval. 

 

 

jueves, 5 de septiembre de 2024

El lugar soñado

 


Me conviene ir más seguido a ese lugar 

que forma una punta y se adentra en el río

y, en su costado derecho, tiene un lugar 

salvaje donde se ven carpinchos, garzas

y otro tipo de animales, y parece una 

isla lejana sin serlo para nada porque 

es parte de la ciudad Univesitaria 

y lo cierto es que estoy en un club náutico

y, por ser un horario laborable, en soledad, 

viendo a los animales de la orilla 

sumados a los peces que se ven 

a metros en el agua, y a los pájaros 

que tengo felices a mis espaldas. 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

La inmensidad del color

 

Ayer con mi hijo fui a jugar al tenis junto al río

y después, los dos sentados frente al agua,

admirando la inmensidad del color, 

comentamos lo hermoso que estaba el día

y lo impresionante que era la cantidad de peces

que se veían a metros nuestros bajo el agua.

Es un cardumen grande, alcancé a decir 

antes de que un cormorán emergiese del agua

y se comiese, mirándonos de frente, 

a pocos metros nuestro, un pez, 

sacado de las profundidades, 

en ese paisaje de concordia y de paz

que teníamos enfrente .


martes, 3 de septiembre de 2024

En el puesto

 

En el puesto, ubicado más allá de una ruta por la que entonces casi no pasaban autos, habíamos echado unas mantas adentro. Inexpresiva, dijiste: —Ahora nosotros también vamos a dormir… Lo más increíble, es que ese recuerdo ahora viaja como una forma de aliento. Son como ráfagas de imágenes que intentan recrear hechos. Y lo mismo me pasa con el panal que prendimos fuego por sugerencia de tu abuela. Primero lo rociamos con alcohol y, a buena distancia, como le tiramos un paño encendido, el panal empezó a arder. Pronto, cuando las abejas volaron hacia nosotros, corrimos hacia la pileta con el alcohol y los fósforos en la mano y, al fin, riéndonos, nos tiramos al agua.

domingo, 1 de septiembre de 2024

El anuncio

 

En el sueño, era un pájaro que cantaba en el borde de una ventana que reflejaba un cielo más bien azul, no tan celeste, varios gatos rondaban la galería y, adentro, en su cuarto, dormía mi madre. 

 

A continuación, en ese mismo sueño, jugábamos a las cartas sentados en un banco, a la altura de la iglesia, junto al canal, ea la plaza donde al final estaban las murallas con sus grises, el verdín, las enredaderas incipientes, los gorjeos y la lluvia tocándolas. Contra las paredes de la muralla, se veían las rosas chinas donde cantaban unos zorzales. Es su forma de mostrar su alegría, decías en el sueño. O quieren anunciar algo, agregabas. 

 

Aleluya

  Estuve por varios barrios ayer. En realidad, debo explicarme mejor: primero fui a nadar a mi club cerca del río y disfruté bajo un sol tod...