lunes, 16 de septiembre de 2024

Voy con mi perra

 


Voy con mi perra hasta el final del campito. 

Cae el sol a mi derecha y a mi izquierda la luna 

sube al punto que, iluminada y casi llena,

muestra sus formas más preciadas y más oscuras

que se extienden por su redondez hasta armar 

dibujos chinos . Abajo, en unos álamos

carolinos particularmente grandes, varios tordos

despiden el día con sus cantos. Y más abajo,

unas cañas se mueven por el viento.

Debo repetirme hasta el cansancio 

que soy un privilegiado por captar esto 

que cuento.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Los galpones de gallinas

 

Volví a los galpones de gallinas después de tanto tiempo. El camino que sale del pueblo estaba embarrado, pero continué sorprendido por la visión de la basura al costado del camino y crucé la ruta para comprar agua en una parrilla que tiene éxito entre motociclistas y gente que escapa de la ciudad. Poco después, seguí hasta los galpones por el campo, pero al toparme con el cadáver de un zorro (o tal vez el de un gato, estaba tan aplastado que me fue imposible saberlo), me quedé apesadumbrado. Una vez, mi padre me comentó que morir será un recuerdo imposible. Sin embargo, persistía en mi cabeza la visión de ese cuerpo aplastado y podrido. De manera que, para distraerme, miré las piedritas en el camino y seguí hasta unos espinillos donde, una vez sentado junto a ellos, tomando el agua, vi llegar los pájaros negros que tienen un gorjeo dulce y andan en grupos de treinta a cincuenta. 

 

Casi enseguida, escuché un motor lejano: una avioneta pasaba entre las nubes. Entonces, me acosté en el pasto y, cerrando los ojos, me puse a escuchar cómo se perdía el sonido y gracias al viento solo quedaba el murmullo del pasto. Recién entonces tu cara estuvo de nuevo conmigo. 

sábado, 14 de septiembre de 2024

Las ardillas de la zona

 

Lisandro, mi amigo del vivero, 

me explicó que las ardillas 

que ya son una plaga, los trajo 

a la zona un descendiente de escoceses 

que vive subiendo el río Luján.


Parece ser que el hombre 

trajo cinco de mascotas y, al tiempo,

cansado, las liberó y después 

ellas se expandieron 

por las zona y cada vez crecen más.


Es como un mini dios, se me ocurre decir. 

Y mi amigo contesta: En todo caso, 

un dios inconsciente del daño 

que produce y va a producir 

una vez que se haya ido 

de este mundo.


Una conclusión que me deja 

atento a los brotes en las plantas y árboles.

Se acerca la primavera. 

Cierro los ojos. Quiero abstraerme 

del descendiente de un escocés y sus ardillas

y para eso siento unos pájaros, y al viento que mueve 

un olmo erguido a metros mío.

viernes, 13 de septiembre de 2024

Tu ganancia

 

¿Qué tanto se puede ganar?, 

te preguntó aquella vez 

el dueño de un taller de autos 

cuando le contaste tu experiencia 

con el alquiler de un campo. 


Esa vez habías tenido una buena cosecha, 

no vendiste el grano a la espera 

de una solución de parte de la política 

 y una vez que eso, 

después de varios meses finalmente ocurrió,

aguardaste todavía un poco más 

para que el precio técnico

se equipare con el del mercado.


Pero en el medio estalló una crisis 

financiera de alcance internacional 

y terminaste perdiendo tu ganancia. 


Bien, eso debiera ser el hecho 

fundaste de tu filosofía . 

Cierta consciencia de que los deseos 

deben moderarse para que la felicidad

se vierta sobre el cuerpo.


jueves, 12 de septiembre de 2024

Sus dientes

 

Anoche esa angustia imprecisa que me asalta 

de la nada en medio de la noche apareció, 

mostró sus dientes, pero esta vez siguió su camino. 

De ahora en más, pensé más temprano,

voy a intentar con unas gotas que me recetó 

un médico amigo, o quién sabe con qué, 

pero siempre con la esperanza de que mi cuerpo 

sea  un espacio regulable por elementos externos, 

como el motor de un auto, se me ocurre pensar, 

y que esa angustia y tantas otras cosas, sean solo 

una invención que anida en ese engranaje

(mi cuerpo) sujeto a los vaivenes de lo que recibe 

y da, ajeno por completo a cuestiones más profundas.


miércoles, 11 de septiembre de 2024

En el sueño era un pájaro

 

En el sueño, era un pájaro que cantaba en el borde de una ventana que reflejaba un cielo más bien azul, no tan celeste, varios gatos rondaban la galería y, adentro, en su cuarto, dormía mi madre. A continuación, en ese mismo sueño, jugábamos a las cartas sentados en un banco, a la altura de la iglesia, junto al canal, en la plaza donde al final estaban las murallas con sus grises, el verdín, las enredaderas incipientes, los gorjeos y la lluvia tocándolas. 

 

Contra las paredes de la muralla, se veían las rosas chinas donde cantaban unos zorzales. Es su forma de mostrar su alegría, decías en el sueño. O quieren anunciar algo, agregabas. Y así, recordando el sueño, volvió a mi memoria una cuevita que estaba en el gran olmo de esa plaza donde tendría lugar, decías, el nacimiento de una esfera dorada. 

 

 

 

 

martes, 10 de septiembre de 2024

Ayer

 

Está bueno recordar esto: ayer me levanté tarde y no hice mucho. No trabajé ayer casi nada. Solo me dediqué a estar con mi mujer, tallar una escultura en piedra, que empecé hace muchos años, fui con mi perra hasta el final de la calle, justo donde sueño que comienza el campo, y más que nada me ocupé  de cosas o detalles de la casa. Y también pude escribir un poco acerca de una seria de trabajos en fieltro que hicimos con mi mujer. Simplemente, me puse a crear una cierta mitología en torno a sus orígenes y el poder de la creación afloró íntegro. 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Los pájaros y yo.

 

Día de sol ayer. Día en que unos vecinos decidieron poner música. Día por lo tanto a la espera del regreso de la paz que se instala en el canto de los pájaros... Con todo, no quiero dejar de recordar esto, fui en bici hasta el pie de una fila de lambertianas, árboles altos que tiene el don de sonar de forma encantadora cuando arrecia el viento... Y después lo mejor: sobre el atardecer, todo estaba en calma. Me puse a trabajar en mis esculturas en barro. Y sí, puedo decir que por esos instantes, que llegaron incluso a ser momentos, estuve bien, feliz, contento. Estuve con toda esa plenitud que los pájaros me muestran cada día en la medida que los miro un poco cerca mío.

domingo, 8 de septiembre de 2024

Caminar

 

Caminar hasta que el deseo deje de pesar, leo en mi cuaderno. Y parecer un mendigo. No pediría nada porque mi intención sería dar, no exigir, y con esa pasión, con los años, me convertiría en un santo, solo para tiempo después ser pintado en un fresco de una iglesia de Roma y terminar junto a montones de ángeles, colinas y ríos, atrapado en un cuadro magnífico desde donde enseguida desearía salir.

sábado, 7 de septiembre de 2024

Pintura

 

Día sin mayor encanto ayer. 

La idea de ir a la zona del centro

para trabajar cada vez me resulta

más ajena a mi esencia, interés, 

alma o lo que quiera decir uno 

que es el sentimiento destacado 

en mi estar en el mundo, y con todo,

pude pintar al taller sobre el fin

de la tarde, sin mayor precisión,

porque lo real es que no puedo 

encontrar un orden a la hora 

de vincularme con el lienzo

y por eso no dejo de ensayar 

acercamientos a tientas en busca

de una expresión que no se encuentra

a sí misma porque sin lugar a dudas 

hay algo que no termina de encontrar 

su modo, forma o realidad en mí.


viernes, 6 de septiembre de 2024

Un castillo medieval

 

Una nube sobre el río, pequeña y redondeada, con lentitud, comenzó a navegar sobre el agua, la oscureció y a mí me dio la impresión de que el río era el lomo de un buey gigante pastando. Pensé en comentártelo cuando llegases. Pero miraba a lo lejos y no había novedades. Y no podía dejar de escuchar una música estruendosa que llegaba desde una casa lejana. Y con el correr de los minutos, cada vez más ansioso, esperando que alguien la apague, no dejaba de repetirme que debías llegar de un momento a otro. Solo cuando llegases, me decía, voy a sosegar al león que veo ir de un lado a otro por la jaula de un castillo medieval. 

 

 

jueves, 5 de septiembre de 2024

El lugar soñado

 


Me conviene ir más seguido a ese lugar 

que forma una punta y se adentra en el río

y, en su costado derecho, tiene un lugar 

salvaje donde se ven carpinchos, garzas

y otro tipo de animales, y parece una 

isla lejana sin serlo para nada porque 

es parte de la ciudad Univesitaria 

y lo cierto es que estoy en un club náutico

y, por ser un horario laborable, en soledad, 

viendo a los animales de la orilla 

sumados a los peces que se ven 

a metros en el agua, y a los pájaros 

que tengo felices a mis espaldas. 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

La inmensidad del color

 

Ayer con mi hijo fui a jugar al tenis junto al río

y después, los dos sentados frente al agua,

admirando la inmensidad del color, 

comentamos lo hermoso que estaba el día

y lo impresionante que era la cantidad de peces

que se veían a metros nuestros bajo el agua.

Es un cardumen grande, alcancé a decir 

antes de que un cormorán emergiese del agua

y se comiese, mirándonos de frente, 

a pocos metros nuestro, un pez, 

sacado de las profundidades, 

en ese paisaje de concordia y de paz

que teníamos enfrente .


martes, 3 de septiembre de 2024

En el puesto

 

En el puesto, ubicado más allá de una ruta por la que entonces casi no pasaban autos, habíamos echado unas mantas adentro. Inexpresiva, dijiste: —Ahora nosotros también vamos a dormir… Lo más increíble, es que ese recuerdo ahora viaja como una forma de aliento. Son como ráfagas de imágenes que intentan recrear hechos. Y lo mismo me pasa con el panal que prendimos fuego por sugerencia de tu abuela. Primero lo rociamos con alcohol y, a buena distancia, como le tiramos un paño encendido, el panal empezó a arder. Pronto, cuando las abejas volaron hacia nosotros, corrimos hacia la pileta con el alcohol y los fósforos en la mano y, al fin, riéndonos, nos tiramos al agua.

domingo, 1 de septiembre de 2024

El anuncio

 

En el sueño, era un pájaro que cantaba en el borde de una ventana que reflejaba un cielo más bien azul, no tan celeste, varios gatos rondaban la galería y, adentro, en su cuarto, dormía mi madre. 

 

A continuación, en ese mismo sueño, jugábamos a las cartas sentados en un banco, a la altura de la iglesia, junto al canal, ea la plaza donde al final estaban las murallas con sus grises, el verdín, las enredaderas incipientes, los gorjeos y la lluvia tocándolas. Contra las paredes de la muralla, se veían las rosas chinas donde cantaban unos zorzales. Es su forma de mostrar su alegría, decías en el sueño. O quieren anunciar algo, agregabas. 

 

Voy con mi perra

  Voy con mi perra hasta el final del campito.  Cae el sol a mi derecha y a mi izquierda la luna  sube al punto que, iluminada y casi llena,...