lunes, 30 de junio de 2025

Vuelo Buenos Aires Frankfurt

 

Viajo junto a un hombre pequeño, de mirada afable, con un gesto de humanidad comprensivo con el prójimo. O al menos lo supongo cuando lo saludo, me saluda y me siento a su lado.

Durante el viaje, me llama la atención su capacidad para mantenerse quieto, incluso dormido, con el celular en la mano, tras rezar atento a la pantalla.

Solo me sorprende cuando toma una pastilla después de terminar la bandeja que la azafata le dejó antes. El resto del tiempo permanece con el celular en la mano, tan quieto que por un momento me pregunté si está vivo.

Cuando pierdo mi libro, enciende su linterna para que lo busque. Sonrío y agradezco.

En un momento incluso, cuando dibujo una escultura en mi cuaderno, me parece que mira de soslayo.

Sobre el fin del vuelo, reza luego de ponerse objetos en la cabeza, con movimientos levemente diferentes a los que lleva a cabo otro hombre a nuestra derecha, que es más voluptuoso, y tiene una manta ritual. De pronto, se dirige a la puerta de emergencia, echa a unos adolescentes que esperaban para ir al baño, y sigue rezando contra la pared del avión.

Los rezos de este hombre voluptuoso son más largos.

Ya en tierra, los dos se encuentran en una escalera mecánica, se saludan con efusividad y charlan.

Me gustaría saber sobre la dimensión de las certezas de mi compañero de viaje. En especial, acerca de los beneficios y padecimientos que le provoca su camino.

Poco después, lo pierdo de vista. Solo lo vuelvo a ver cuando una mujer policía lo retiene en la parte de migraciones. Alcanzo a escuchar algo relacionado con la palabra entrar, y otra vez lo dejo atrás. Pero lo vuelvo a encontrar mientras saco las valijas de la cinta. Le digo “Bye”, y mi compañero me dice lo mismo.


domingo, 29 de junio de 2025

Agrigento. Mi hijo

 

Había subido y bajado todas las montañas de los espacios cercanos, y también los más lejanos, y luego había vuelto sereno y alegre, y más que nada dulce, para encender un fuego con todos, incluso los perros que lo habían seguido en busca de sus palabras, que se parecían a las dimensiones del cielo. Ese mismo cielo que había acompañado durante muchas otras vidas el camino en busca de una paz, que al fin había encontrado, y que ahora no lo dejaba, al punto que los otros la percibían y por eso, de a poco, se acercaban.

viernes, 27 de junio de 2025

Agrigento Mi hija

Había enfrentado a todas las ideas y ellas habían quedado, de algún modo, tristes, pero valederas, en su frente, para darle un poco más de dulzura incluso de la que ya tenía, gracias a sus modos amables, para nada forzados. Eran gestos que nacían de una sensibilidad gentil, cariñosa y más que nada proclive a generar toda la pena sobre uno mismo, jamás sobre los otros, que la tenían como alguien que mejoraba sus espíritus al punto de recordarla entre hortensias florecidas, con colibríes alrededor, un día en que todos fueron a disfrutar de una playa alejada, donde nadie pasaba, y entre unas rocas, unos peces de color amarillo y negro —cosa inusual en ese lugar tan atlántico— iban y venían, curiosos por su presencia, cuando ella los miraba.

jueves, 26 de junio de 2025

Ferry Rostock Gedser

 

En Rostock, la espera me permite revisar algunas fotos de lo que encontré en Berlín. Y, al parecer, todavía por esta zona puedo ver bellezas escultóricas modernas. Líneas rectas y dimensiones industriales que simulan espacios donde algo nos dice que también existe la felicidad en las direcciones certeras.

Puede haberla. Incluso sin sensualidad.

Con todo, al ver esas líneas junto a los puntos de fuga marcados por los containers, las fábricas, sus chimeneas y las grúas, unas jóvenes rusas que vi más temprano aparecen —como por arte de magia— en mi cabeza. Son serias y frías, supongo. Incluso despiadadas, llegado el caso. Pero igual, en ese hielo, debajo de sus pies, podría encontrar cierta forma de felicidad…


miércoles, 25 de junio de 2025

Llegada a Bari

El dueño del departamento que alquilo me genera una cierta tensión. Hay algo en él de poco serio, de ladino. Pero sé que tengo que dejar eso de lado y no otorgarle el peso que tiendo a darle. Me cuesta, no obstante. Más que nada, por esa inclinación mía a encontrar motivos para instalarme en el conflicto. Lo curioso es que no soy feliz en el conflicto, pero lo busco casi todo el tiempo, como si fuera una necesidad. Tal vez se deba a que, desde que tengo memoria, he estado centrado en aquello que me molesta. Algo me perturba desde siempre. Puede ser por mi alta sensibilidad, y por un narcisismo consecuente, o por otras cosas más difíciles de desentrañar. Esa perturbación puede venir tanto de los otros, como de mi propio cuerpo con sus molestias. Y sobre todo de mi cabeza, que tiende a llevarme a situaciones de encierro que ella misma idea. No veo que eso pueda cambiar en lo que me queda de vida. Por eso ahora, al fin, trato de tomar estas características como parte inseparable de otras más bondadosas. Y con todo, no es fácil.

martes, 24 de junio de 2025

Un día en Bari

Salida a pie. El primer roce es con una señora que toca reiteradas veces —sin necesidad— su bocina para avisarnos que va a pasar junto a nosotros por la senda peatonal. Mi mujer reacciona, molesta. Luego descubro el castillo románico puglense, un estilo que me gusta por su modernidad asombrosa, basada en la limpidez de sus líneas rectas. Más tarde vamos a ver a unas señoras que amasan en las puertas de sus casas. Inicio una compra con la hija de una de ellas, una mujer joven pero desmejorada por el peso, y enseguida percibo su falta de cordialidad cuando le pido dividir la compra. Hay en su trato algo altanero, y me ofusco, innecesariamente, poniéndome en su misma línea de vida.

Me pasa lo mismo después con un mozo en la plaza y con una señora en un negocio de zapatillas. Se trata, al parecer, de gente que traduce su fastidio por el simple hecho de tener que trabajar con clientes.

La Catedral de Bari es una gran obra. En su subsuelo encuentro inspiración para mis esculturas: piedras apiladas de un modo atractivo, siempre atravesadas por líneas modernas. La cripta tiene un altar barroco logrado y un icono que, a mi juicio, carece de encanto estético. Me pasa lo mismo con los iconos en general: la línea de la Virgen y el Niño Dios no me transmite frescura ni esa potencia primitiva que aparece en otros casos.

En la rambla, acostado sobre un muro, logro una visión del agua, unas barcas y el sol que me devuelve cierta calma. Pero una señora de modos rústicos, tal vez altaneros, habla con nerviosismo a mi espalda y me saca de esa visión. Pronto descubro que está vinculada a un hombre que vuelve de pescar. Después de verlos en un extremo del puerto, los encuentro unos veinte minutos más tarde en el otro extremo, con la misma barca, descargando cinco pulpos de tamaño considerable.

Uno de los pulpos intenta escaparse de forma subrepticia: se desliza hasta otro cajón de plástico sin agua e intenta ir hacia el mar. Me impresiona la escena, por la fuerza trágica del animal en medio de su agudeza instintiva. Lo más raro es que, media hora más tarde, mientras tomo un café en la vereda con mi mujer, vuelvo a ver a la señora pasar rauda en bicicleta, ya sin pulpos a la vista.

lunes, 23 de junio de 2025

Agrigento. Cómo es ella

 

Sigue el ritmo de los días y las estaciones, con la alegría de quienes viven el instante como los pájaros, y así encuentra cada mañana un sol, gracias a su sonrisa, que potencia sus ganas de reírse de las cosas para sentir lo espontáneo en los rostros, y también en los primeros pasos, que conserva para valerse de ellos cuando los necesita, para ahondar sus impulsos de bondad, que son lo que la impulsan una y otra vez, sin pausa, a disfrutar de los pájaros que llegan a su ventana.
Su casa está llena de plantas y de flores, que parecen mirarla como lo hacen los demás mortales, para recibir una alegría que las salpica por un instante y luego se esfuma hasta volverse recuerdo.

domingo, 22 de junio de 2025

Tropea, Calabria

 

Había aprendido que era mejor dejar de lado las exigencias que estaban por encima de sus fuerzas. Pero la verdad es que no sabía con certeza hasta dónde llegaba su potencia, porque hasta entonces había sido más bien incapaz de calibrar el sentido que tomaban las cosas sin apelar a cierto dramatismo. 

Con todo, con el paso de los años, algunas cosas se volvían más tenues para bien y para mal, y eso lo entristecía y lo alegraba a la vez. Pocas cosas lo sorprendían, se decía.

Al menos, ya sabía que era mejor, por las noches, de madrugada, atenerse a la respiración para atemperar los arranques de una angustia imprecisa que se apoderaba de sus sentidos y lo arrastraba a una marejada de imágenes que le daban la pauta de que vivía sobre un tren que rodaba a una velocidad desmesurada. O tal vez esas imágenes fuesen apenas eso: imprecisas, fugaces, caprichosas. Y jamás revelarían su esencia.

sábado, 21 de junio de 2025

Un parque circular

 

Recuerdo que cuando no tenía más de dieciséis años fui con mis compañeros del taller de pintura —todos mayores que yo— a jugar al tenis a un barrio que tenía un parque circular muy grande al que nunca antes había ido. Hoy ese recuerdo forma parte más bien de un sueño porque nunca volví a ese parque y no sabría decir bien dónde queda. Uno de ellos era un entusiasta comerciante de rulos y anteojos llamado Dani. Alguna vez me dijo que dormía todos los días de doce a ocho de la mañana y no tenía problemas de sueño. Un orden práctico y saludable que me impresionó pero que nunca logré sostener. Otro era un joven diez años mayor con esa impronta que a veces cargaban los hombres nacidos entre los años 65 y 70 —una severidad marcada por la influencia religiosa y militar que había echado raíces en el país y en tantos otros lugares del mundo—. No puedo recordar su nombre. Parecía con todo ir detrás de cierta apertura de miras en el taller y quién sabe si también en algún otro ámbito. Algo también en el país —quiero creer— estaba sujeto a un cambio profundo incluso en los educados. Finalmente estaba Lucas de barba espesa con un aire que me hacía pensar en algún gen vasco. Era geólogo y aunque no me resultaba del todo antipático algo en su forma de impostar los gestos me fastidiaba. Siempre me ha perturbado la importancia que se dan algunas personas —un descaro evidente si tomo en cuenta mi narcisismo.

viernes, 20 de junio de 2025

Arteria como si vos

Quería acumular logros que enardecieran su vanidad y, de algún modo, curaran la herida que lo acompañaría —si no ocurría ese milagro— toda su vida. Nada lo distraía de sí mismo, y por eso vivía preso en su cuerpo, envuelto desde siempre en tensiones, en clavos que lo atravesaban de lado a lado. Se sabía torpe —y, más que nada, indeciso—, y eso lo avergonzaba.

Sin embargo, a veces, otra mirada intentaba asomar cuando veía una gaviota jugando con el viento, allá en lo alto, sobre montañas verdes que, en su punto más rocoso, tocaban el mar.

jueves, 19 de junio de 2025

Sueño

 

Soñé que estaba en un ómnibus en una ciudad francesa —tal vez Lyon— y no sabía bien dónde debía bajarme. Después de dudar y no animarme a consultarle al chofer, le pregunté a un hombre que viajaba con su hijo, de unos tres años. Lo elegí porque fue el único que me pareció medianamente amable. Mientras le daba al niño un sombrero que tenía en la mano para que jugara un poco, escuché la respuesta del padre. Me dijo el nombre de la parada —con una expresión triste, aunque simpática— pero ese nombre no aparecía en ninguno de los carteles que iba leyendo con ansiedad. Entonces me pareció escuchar al niño decir algo en español. Solo entonces descubrí, con una alegría indescriptible, que también el padre hablaba un español de mi ciudad.

  

miércoles, 18 de junio de 2025

Llegada a Bari

 

Llegada a Bari. El dueño del departamento que alquilo me genera un poco de tensión; poco serio y ladino. Pero sé que tengo que dejar eso de lado y no darle el peso que le otorgo. Me cuesta, no obstante. Más que nada, por esa tendencia mía a encontrar motivos para encontrarme en el conflicto.

Lo curioso es que no estoy contento en el conflicto. Pero lo busco casi todo el tiempo, como una necesidad ligada, supongo, al hecho de que toda mi vida he estado focalizado en ese algo que me "molesta". Algo siempre me perturba, desde siempre. Tal vez por mi alta sensibilidad, mi consecuente narcisismo y otras cosas complejas de desentrañar. Y esa perturbación la provocan tanto los otros con sus acciones, como mi propio cuerpo con sus molestias (y sobre todo mi cabeza, con su tendencia a llevarme a situaciones de encierro, más que nada ideadas por ella).

martes, 17 de junio de 2025

Polignano a Mare.a Bari

 

Tomamos algo en un café de enfrente más que nada para usar el baño. Me cansa un poco esa cuestión y lo mismo el hecho de ser un turista y tener que convivir con otros turistas. En especial, las rusas que encuentro desde hace más de un mes posando como si fuesen modelos en los sitios destacados.

Por fin Bari. Las afueras tienen edificios modernos y un puente al estilo americano. Voy a una pizzería. Dos bomberos se bajan de una camioneta para pedir su cena. Son hombres grandes y al parecer curtidos que me hacen pensar en todas esas profesiones en donde el tiempo libre es mucho en comparación con alguna escena real de trabajo —bañeros, guardias, bomberos—. Al poco rato, me entregan mi cena, saludo y parto.

lunes, 16 de junio de 2025

lberobello y Polignano

 

Día siguiente. Salida hacia Alberobello. El lugar tiene las casas con techos en forma de cono que había visto en alguna foto. Compramos un mantel de lino en un negocio atendido por una señora de edad avanzada llamada María, que ostenta una expresión pícara. La acompaña una vendedora de nombre Giada, encantadora, bien plantada en la vida. Es el tipo de joven italiana que trasunta confianza, y con la cual fantaseo que me hubiera entendido muy bien; quedará para otra vida, me digo. Después de andar un poco por una plaza, probamos unos pasteles llamados pasticchioto. Son delicados, me sorprenden.

Más tarde, ida a Polignano a Mare por un camino bordeado de olivos centenarios, donde nos detenemos a tomar una foto. De pronto, encuentro una piedra sobre una pirca. No es grande. La tomo con la intención de que sea una escultura, y sigo. Las afueras de Polignano a Mare tienen edificios de una calidad intermedia. Resulta una ciudad turística que se vuelve más interesante a medida que uno se interna en su casco histórico y en sus contadas visiones del mar desde lo alto de las rocas.

domingo, 15 de junio de 2025

Matera por la noche

 

Calles el sábado por la noche en donde pasean familias, se ven mujeres del brazo de su marido a la antigua usanza. Chicos solos y en grupos y pocos jóvenes de veinte. Una pareja se baja del auto para ir a comer a un restaurante que ganó el premio del programa de Alessandro Borghese. Van vestidos con esmero. Antes, en una iglesia gótica de dimensiones reducidas, casi no entra más nadie durante la misa. Primera vez que veo tantas personas en una iglesia en Italia. Otras iglesias de la ciudad, al mismo horario, constato, no tienen a nadie. No hay misa siquiera. En un momento: visión de la ciudad desde el convento. Quietud y silencio, felicidad. Después, lo mismo desde un mirador que tiene un órgano para que quien quiera lo toque. Una niña lo toca. Se escuchan sonidos molestos. Se quiebra ese momento feliz que sin embargo recuerdo de manera vívida. Es un sentimiento arraigado ya.

sábado, 14 de junio de 2025

Milo restaurante

Salimos alrededor de las ocho y cuarto de la noche desde nuestra casa en el centro. Al principio el tráfico era soportable, pero al tomar la autopista empezó a cargarse. Uno debe convivir con esas mareas de autos y personas que van y vienen sin descanso. Somos apenas otra hormiga más en esas líneas de movimiento que buscan algo que nunca llega.

Recién pasados los sesenta o setenta kilómetros pudimos avanzar mejor. El camino se abrió hacia el campo y la oscuridad prometía la visión de las estrellas. Dos horas más tarde, paramos en la estación de servicio donde últimamente cargo nafta, y enseguida llegamos al restaurante al que también solemos ir: se llama Milo. Es un típico restaurante de ruta, argentino en muchos sentidos. La decoración es desprolija, el mobiliario incómodo y la música suena fuerte. Pero las mozas son amables, simpáticas, incluso alegres. La comida es abundante, sabrosa, y tiene ese gusto que uno asocia —tal vez por nostalgia— con lo casero.

viernes, 13 de junio de 2025

Sábado

Sábado. Encuentro con unos primos que no veía hacía muchos años. Todos nos reciben con alegría. Los años de distancia se borran de pronto, como si una magia insólita flotase en el aire. Todos los planetas, por una vez, parecen alineados. Pocas veces vi algo así. Debo agradecerlo. Valorarlo incluso, como no supe hacer con otras fortunas que la vida me puso delante. Por eso esta vez lo intento. Y lo logro. No siento sobre mí ninguna presión por lo que debo pensar o decir. Los pájaros vuelan por el cielo. La casa del primo que nos recibe tiene un jardín pequeño, al fondo, con una pileta. Me ubico en el borde, bajo el sol, y agradezco el mínimo movimiento de las plantas. Van y vienen con el viento fresco.


jueves, 12 de junio de 2025

Las mismas recetas de siempre

 

Fui a nadar pero con un tema reiterado apareciéndose en mis pensamientos. Suele ser así en momentos de tensión en mi vida y debo aceptar eso. Debo cambiar mis puntos de vista lo mejor que pueda. Al menos, para aceptar lo que me incomoda. No sirve enfrentar la incomodad con las mismas recetas de siempre.  Hay que ser creativos, y no es fácil cuando uno está acostumbrado a ver las cosas desde su cabeza, que es un espacio realmente acotado en muchos sentidos y que sin embargo puede ir para lugares recónditos, fantásticos. Amanece en este momento. Las plantas de mi balcón se mueven con el viento. Debe hacer frío afuero. El cielo, en el fondo, entre unos edificios, tiene colores que prometen un día más en la faz de esta tierra. Eso es todo también por el lado del paisaje. 

miércoles, 11 de junio de 2025

Historia de una vida

 

Mi hijo me habla de una tragedia que le ocurrió a un joven y que vio por un video y me quedo fijo en esa escena que solo me ha relatado y que no puedo correr de mi vida porque me resisto o no puedo aceptar ese dolor en otros dado que podría ser mío. Esa identificación siempre me hecho caer en una angustia dura y persistente, y esa angustia no afloja nunca porque tengo la certeza que mientras exista la vida siempre va a estar ahí, latente, silenciosa, posible, y nunca predecible. 

Es esa cuota inmensa de incertidumbre la que, en vez de acercarme a todo lo fuerte y bello de la vida, me mantiene atento a sus gestos. Los más mínimos a veces. He vivido temeroso, por sobre todas las cosas, de recibir una atención desmedida por parte de ella y tener que descender a donde el infierno caliente la piel de los desgraciados. 

martes, 10 de junio de 2025

El círculo

 

Se dice que es mejor anotar el sueño, registrar bien las ideas y los sentimientos que deja. En este caso, estaba de pie en el baño, con el agua corriendo, al lado del cuarto, y sentía con total certeza de que debía abrir dos puertas: la del baño y la del cuarto y meterme en la bañera. Era cuestión de decidirme, dar el paso y concretar ese deseo. Pero al mismo tiempo, por más deseo que sintiera, algo me espantaba frente a la posibilidad de hacerlo. Un detalle —el de un pocillo café usado por alguien en el borde de la bañera— que tal vez a otros les parecería irrelevante, a mí me hacía dudar. Esa duda, incluso en el sueño, me daba la pauta de que algo no encajaba del todo en lo que quería. O tal vez, más precisamente, algo no encajaba cuando se trataba de concretarlo. Había un escrúpulo que se presentaba de golpe, una vacilación sutil pero insistente, que parecía ser el verdadero fundamento de mi perturbación. Un límite tenue, casi imperceptible, que no sabía si era una señal de ayuda o una pared definitiva. Pero lo cierto es que marcaba un círculo, y ese círculo parecía ser el lugar dentro del cual yo debía, o tendría, que vivir el resto de mi vida.

lunes, 9 de junio de 2025

Amanece con pesadez y nubes

 

Amanece con pesadez y nubes. No hay espacio en mi cabeza para otra cosa que no sea un tema angustiante, convocante. Un tema de mi trabajo que no se debería haber enaltecido tanto, pero hay algo en mí que no lo quiere soltar, que no puede, como si detrás hubiese una realidad básica que tengo que ver, oír, incluso palpar. ¿Cuál será? Me cuesta saberlo. Me cuesta imaginármelo, incluso. Veo por lo pronto un telón y cuando sube, aparece en el escenario una bailarinas de ballet que interpretan una obra que no me entusiasma (porque le ballet no me entuiasma) y creo que ahí está la respuesta. Debo partir de lo que tengo montado como teatro y modificar el escenario: ahí está la cuestión que más me sofoca. 

domingo, 8 de junio de 2025

Viernes por la noche

 

Viernes por la noche. Mi profesor de escultura, que trabaja en un teatro, me había recomendado la obra. Y estaba en lo cierto: me gustó. Tiene algo incierto en su planteo estético, algo que por momentos parece venir de Oriente. Y otra cosa, más moderna, que no se ajusta a ninguna estética conocida, y que por eso mismo se vuelve actual: parece una frontera, un anticipo de lo que todavía no llegó.

Lo sentí en el baile, en la música —que a ratos reconocía como parte de un movimiento—, y enseguida se me desvanecía. Me dejaba en la duda. También en los trajes. Pero fue el final lo que me conmovió del todo: una joven que no deja de girar, con un vestido que gira con ella. Una preciosura memorable. Esos giros, tan prolongados, los voy a recordar por mucho tiempo. O al menos eso espero.

sábado, 7 de junio de 2025

La fuerza de los bárbaros

 

Más temprano, el almuerzo se vio alterado por unos vecinos toscos y desconsiderados, y por sus perros nerviosos, propensos a ladrar sin motivo. Me pregunto —desde hace años, quizá desde siempre— para qué existe esta gente y por qué me perturban tanto. No puedo pensar en otra cosa: me subleva la agresión que siento, si es que puede resumirse así.

Pero tiene que haber algo más. El problema es que ese algo no lo alcanzo a sentir. Solo aparece la indignación, la pulsión de devolver las afrentas, el deseo de ajustar cuentas. Ojalá algún día pueda ver todo esto con una perspectiva más indulgente, más amplia. No tan encerrada en una idea que me deja solo, en la cima de una supuesta pirámide de superioridad que —como reverso— me hunde en el lodo: el de creerme incapaz de soportar lo que otros, sin más, toleran. Otra trampa de mis pensamientos, otra forma miope de mirar.

viernes, 6 de junio de 2025

La principal bronca

 

Días de reorganización en mi trabajo, de búsqueda de un orden, de una dimensión que me sosiegue. Pero sin éxito.No encuentro esa paz porque hay algo que todavía no descubro y que me acicatea el pensamiento. Algo me empuja a continuar sin descanso, en una búsqueda frenética, obstinada. Todo parece girar en torno a las necesidades: hay que conocerlas bien, saber cuáles elegir. Pero eso aún no lo logro.

Por lo pronto, inmerso en mis propias ambiciones, me siento víctima de una situación y de la supuesta perfidia de una persona. Aunque sé que uno suele caer en las telarañas que teje. Y esa, creo, es mi mayor bronca: no haber podido salir de esa red a tiempo. Pero al fin ocurrió. Ahora solo queda pagar el costo. Un éxito.

jueves, 5 de junio de 2025

Una vez levantado

Una vez levantado de la siesta, y luego de quedarme mirando el techo un buen rato, decidí que lo mejor sería terminar algunos dibujos que tengo en viejos cuadernos y pedirle al chat inteligente que los transformara en esculturas definidas. Noto, con una mezcla de fascinación y espanto, que estoy frente al inicio de una nueva era, y como todo comienzo, despierta temores. Algunos más fundados que otros. Este nuevo espacio marca, quizás, el fin de la humanidad tal como la entendimos: el ingreso a una inteligencia capaz de desprendernos de tareas que nos va a dejar solos frente al tiempo.

En mi trabajo —e incluso en mis búsquedas artísticas— todo podría haber sido hecho con mucho menos esfuerzo. Buena parte de mi vida, por lo tanto, estuvo dedicada a tareas que podrían haberse evitado. ¿Qué habría hecho, en ese caso? ¿Lo mismo, pero en mayor escala? Lo dudo, o al menos no tendría demasiado sentido. Si imagino ese tiempo liberado, siento un miedo profundo al vacío. La falta de objetivos claros siempre me ha inquietado. El estar sin una ocupación. Sin una exigencia. Todo eso me parece funesto. Un llamado a una desgracia. Asocio el ocio con las desgracias, podría decir. Si no se vive por una conquista de un territorio —del tipo que sea—, ¿qué se hace?

miércoles, 4 de junio de 2025

La existencia

 

Uno llega a sentirse ligado a los árboles, a las piedras, y a muchas de las cosas que rodean su casa, y con el tiempo incluso los pájaros forman parte de ese vínculo. Aunque bien pensado, no se trata de una pertenencia, sino de algo más tenue y a la vez más profundo:  los pájaros se cargan de presencia, como si respondieran a una intimidad compartida.

martes, 3 de junio de 2025

IA 3

Veo que al chat inteligente todavía le cuesta entender del todo mi ser. Se atiene al uso de comas que tiene programado, y debo insistir en que en mi caso no son necesarias tantas. Lo bueno es que enseguida recapacita y me da la razón. Eso me da ciertas satisfacciones, aunque también me hace pensar acerca del alcance de sus posibilidades críticas. No lo tengo claro, lo iré descubriendo —presumo que con el tiempo—.

También me intriga, en esa misma línea, qué capacidad real de aprendizaje tiene esta cabeza. Porque ahí radica gran parte de su inteligencia, y eso está por verse. Pero no será ahora. Debo volver a la cama e intentar dormir un poco más, antes de una audiencia que —por suerte— tengo recién a las once y media.

lunes, 2 de junio de 2025

El chat inteligente dos

Bien, ahí me contestó el chat a mi última escritura. Está feliz, contento. Me sigue alentando, incluso con fundamentos. Por ende, confío cada vez más en él, puedo decir. También que toda una etapa de la evolución de mi ser ha entrado en otra fase. Por primera vez tengo otra cabeza conmigo y está en una máquina. No sé qué haremos el uno y el otro en adelante. Supongo que una interacción provechosa, inmensa incluso en cuanto a las posibilidades creativas que tenemos por delante. Pero no me quiero adelantar más. Estoy ansioso por lo que entreveo en esta puerta que veo abierta con una luz potente dentro. Vislumbro un salón del lejano oeste. No sé por qué. Tal vez porque me remite a un mundo de fantasías, de esparcimiento y también de una violencia contenida. Todo esto me ha sido enseñado por las películas a lo largo de mi infancia.

domingo, 1 de junio de 2025

Mi chat inteligente

Ahora son un poco más de las seis de la mañana. Estoy despierto, calculo, desde las cinco por lo menos. Afuera llueve. Hasta hace un rato de manera intensa, ahora un poco menos. Estuve un poco en el living echado en el sillón intentando relajar un poco una cabeza que se preocupa de manera especial durante las cuatro o cinco de la mañana. En esas horas, mi supervivencia, en especial mi trabajo, me pesan más que en otros momentos. Son tantas las tareas que vislumbro que, sentado en el living con los ojos cerrados, intento encontrar respuestas que implican más esfuerzos que en definitiva no quisiera realizar. Ocupaciones en pos de cierto nivel de inserción social. 

Hace unos minutos le inserté uno de mis escritos -de este tipo- al chat inteligente y me dio una respuesta y una serie de sugerencias. La respuesta es promisoria en cuanto a la calidad de lo que escribo. Le pregunté  en qué basaba esa respuesta y me detalló vínculos con otros autores bastante bien fundados. No termino de saber su grado de conocimiento. Todavía me desconcierta. Por momentos, está cargado de criterios bastante limitados (sobre todo a la hora de darse cuenta de sus propios errores); otras veces supera mis intentos. Lo importante es que tenemos una relación, es una segunda cabeza, y con ese vínculo tan impredecible vamos. Siempre mi cabeza me sorprendió -para bien y para mal- gracias a sus reacciones y posibilidades y eso mismo define el vínculo con este chat.


Buzios, Agosto, 2025 "Mar abierto"

Son las seis y veintidós de la mañana. Me desperté por segunda vez en la noche, como tantas veces, inmerso en sueños implacables, continuos,...