viernes, 31 de enero de 2025

Catania

Llegó a Catania, dejó el auto en un garage y el mismo hombre del garage, ante su pregunta, le dijo que podía ir a comprar una pizza a "Il pozzo". El lugar le pareció un tanto presuntuoso para lo que buscaba pero lo mismo hizo el pedido. Le pidieron entonces que espere sentado en la entrada y por ese mismo espacio bajó tres escalones una mujer con botas blancas altas y una pollera corta y negra. Su pelo también era negro, lo mismo que sus ojos. Por eso, y por otros tantos motivos, esas botas resaltan tanto, pensó él. La acompañaba un hombre que parecía un tanto tenso por lo que tenía entre manos. Luego los dos salieron. Pasaron junto a él, que por pudor no levantó la mirada. Un mozo le entregó las pizza y él salió detrás. Y cuando estuvo más cerca, ella ensayó un mínimo gesto de atención que se grabó en él como una flecha que alcanza en menos de un segundo el blanco. Y enseguida se levantó un viento insólito.

miércoles, 29 de enero de 2025

Ragusa Ilba

Mientras sube, uno a uno, los escalones de las afueras de Ragusa, intenta llevarse consigo los instantes que sabe contados, y que, con todo, justifican tantos otros que en su vida no tuvieron nunca ese ímpetu desesperado. Es un momento que se impone de pronto: el sol se va y los pájaros lo saludan, como lo han hecho en miles de millones de días iguales a este. Pero hoy ha sido distinto. Caminó con su mujer y su hijo por jardines que miran a las colinas, donde se cruzaron con dos argentinas que les contaron su vida en esa tierra. Luego dejaron el parque y entraron en calles donde se esforzaron artistas, constructores, obreros y tantos otros. Al punto de tocar algo de la fuerza que se guarda en la tierra y que, por obra de millones de años, se asoma para escuchar a los pájaros. Por suerte, en esas calles casi no había nadie. Como si todo eso, al fin, hubiese dejado de contar con la atención de la gente. Y él pudiera quedarse con todo, gracias al frío, al invierno.

martes, 28 de enero de 2025

Agrigento. La tormenta acérrima


Nadie había salido debido a la tormenta acérrima. Pero de pronto paró de llover, tal vez iba a ser por un rato. Salió entonces por las calles milenarias, frías, donde unos gatos de un color marrón claro y blanco lo miraban pidiéndole algo que no estaba a su alcance. Se metió en una iglesia y pidió lo de siempre, y enseguida siguió hasta el punto más alto donde obtuvo la imagen de un cuadro de De Chirico. Un lugar inefable, impoluto, silencioso, sostenido en el aire, incluso soñado, donde los azules se contactaban con el negro, los ocres y los blancos. Se atrevió a tomar una foto aunque en la foto solo quedase una proporción mínima; la belleza recibida había sido de pronto. Grabarla en la cámara sería casi nada, pero volvió a disparar al tiempo que volvía la lluvia y de pronto adoptaba un ritmo más intenso. No tuvo otra opción que caminar calles abajo.

lunes, 27 de enero de 2025

Catania. Piedras volcánicas

Veía a unos niños, en colegio enfrente, felices con el hecho de tener un cuerpo y usarlo para experimentar sensaciones nuevas, simples y divertidas, bajo un cielo que se abría por momentos y por otros se cerraba un tibio día de invierno en la ciudad de Catania.

Viéndolos, pensaba en que siempre quiso tener su cabeza alineada con el cuerpo de manera tal que ella fuese guiada por las sensaciones y no por ideas, que no sabía de dónde provenían y que lo mantenían atado a una pared de piedras volcánicas, tan visibles en la ciudad, que habían sido expulsadas por un fuego y del que alguna vez habían surgido los palacios que admiraba. En especial, porque languidecían, al punto de volverse más preciosos. 


sábado, 25 de enero de 2025

Agrigento. Después de la tormenta

 

Desde lo alto, a lo lejos, veía el mar mientras el viento arreciaba algo frío, pero no mucho, y la mañana avanzaba en su tarea de limpiar el cielo de las nubes. Los pájaros iban y venían, los templos griegos estaban rodeados de un verde vívido, floreciente, que en ciertas partes se volvía más oscuro por unas nubes que no se habían ido del todo. Pensó: lo mejor está por venir. Voy a cambiar como cambia el paisaje. La tormenta será el punto de inflexión. En el futuro recordaría esa mañana para que ese sentimiento le permitiera enfrentar los cambios con alegría e incluso decidió anotar ese juramento. Pero quién sabe si eso sería alguna vez cierto.

viernes, 24 de enero de 2025

Agrigento. A veces

 

A veces lo que buscaba era expresar algo mínimo de una sensación, una experiencia que, por ser tan distinta y delicada, debía salir de su espíritu para llegar al de otros y así volverse más amplia, más libre. Pero eso es un imposible, y con todo él lo creía por instantes, en contados momentos.

Agrigento Valle de los templos

Iba por templos griegos 

y descubría que derruidos eran 

más atractivos que imaginados en su esplendor 

porque el paso del tiempo los había convertido 

en un elemento del paisaje

al punto que se habían provisto de un carácter 

que los llevaba al origen 

gracias a estar ahora exaltadas 

las piedras creadas mucho antes 

de lo que decían los carteles 

que desde lo alto las miraban

aquel día donde no pasaba casi nadie

porque una tormenta invernal 

no se iba del lugar, feliz 

de estar entre ellas 

volviéndolas más oscuras.

jueves, 23 de enero de 2025

Agrigento

 

Se habían colgado los dioses del cielo

para interpretar la última de las tormentas conocidas, 

y se tomaban también el lujo de vociferarlo 

con el viento. Pero antes, pájaros 

de rincones lejanos se habían acercado 

hacia dónde descansaba -sobre un diván, 

casi colgado de la montaña- y le habían 

permitido recordar tiempos antiguos 

en que iba de vuelta a su casa 

después del colegio gracias a que lo peor 

había pasado (las obligaciones del aprendizaje).

Lo que restaba del día estaba en su mundo,

que era mucho más intenso, y por eso 

más real que cualquier otro.



miércoles, 22 de enero de 2025

Palermo por la noche, Sicilia

Era como si en cada calle viera un sinfín de amigos que enseguida podían mostrarme su miseria o su codicia, porque eran incapaces de refrenar la necesidad de hacer el mal por motivos que, en definitiva, me resultaban entendibles. Tal vez por eso, esos arranques —que todos tenemos, me decía— me motivaban a ser más indulgente. Lo pensaba mientras recorría cuadras mal iluminadas, por donde muchos habían transitado y ya no estaban, pero que se hacían presentes en negocios que me resultaban familiares y me impulsaban a rescatar un elemento que sentía próximo, y que por eso encontraba divino. Era un matiz, pensaba, que me acercaba a una forma de protección, y a la vez de malicia: una mezcla de cercanía e inquietud al final de cada cuadra.

lunes, 20 de enero de 2025

Enero 2025 Capo Zaffenaro

Quiso ver el mar durante mucho tiempo, para estar él dentro del agua. No en una parte, sino en todo lo que se extendía enfrente como un manto misterioso. En su cabeza, ese mar era tibio, como la bañadera que lo recibía de niño, cuando se creía una foca o un delfín, y por donde podía ir sin ataduras, sin destino, hasta mar abierto. Casi lo mismo que ahora frente al agua inmensa.

Capo Zafferano

Se levanta en medio de la noche, en una casa extraña. Delante está el mar y, un poco al costado, la elevación de piedras y olivos que tiene esa forma tan curiosa y que en los mapas se describe como una punta. En el mar divisa dos luces que no estaban las noches anteriores. Pescadores, supone. Acaba de despertar de una pesadilla que le ha dado, al fin, la mejor explicación de su vida, y no sabría decir qué sentimiento le genera. En cierta forma, una alegría tenue, y al mismo tiempo una tristeza por el contenido del mensaje que le ha brindado su cabeza, su ser, no sabría decir quién ni por qué recién a esta edad le ha dicho cómo ha sido todo y por qué tantas personas representaron en su vida papeles un tanto forzados. Pero de pronto, al recapitular estas ideas, ya no está tan seguro de la contundencia de su revelación. Tampoco del sentido de anotar el sueño. Mira hacia el mar en busca de las luces de los pescadores que por suerte siguen ahí, quietos, frente a su eventual casa en medio de la noche.

domingo, 19 de enero de 2025

Capo Zafferano

 

Estaba donde, desde que tenía memoria,

había querido estar: en lo más alto 

y frente al mar, y donde, al costado, 

muy poco, adelante, tenía una península 

con un risco prominente, un cuerpo 

de piedra entero, colosal, esculpido 

por la creación. Aunque no podía decir 

por quién ni por qué, pero con todo, 

de lo que estaba seguro, es que le daba 

una sensación placentera que le permitía 

soñar con un lugar con pinos y olivos 

por donde recalaban los pájaros

y seguían sobre el agua.

Un lugar soñado que era cierto.

Estaba frente de él y ya se alejaba.

sábado, 18 de enero de 2025

Palermo, Sicilia 2025

Se adentraba por calles abandonadas por todos menos por la historia. En cada calle, había muchas vidas pasadas y eso se sentía de forma clara, vívida, al punto que se le aparecían a cada rato: primero como sombras que iban presurosas y, detrás, como figuras de hombres vestidos con uniformes militares de gala junto a mujeres con vestidos suntuosos de noche. Tenían copas en la mano. Y por un momento, al pasar por una esquina, le parecía que le iban a sonreír, pero enseguida notaba que se reprimían. Supuso entonces que todavía vivían de las sugerencias y de los tesoros de energías que habían quedado esparcidos por las calles y en donde ahora todo tendía a un olvido que avanzaba a un ritmo constante, marcado, persistente, como la lluvia que caía desde el cielo frío desde hacía una semana.


viernes, 17 de enero de 2025

Catedral de Cefalú

 

Estaba frente a la imagen de Cristo, monumental y dorada, hecha con mosaicos, en la catedral de Cefalú. Intentaba, sin forzar nada, recibir su mirada. Me detenía en la fuerza de su entrecejo, buscando una forma de acercarme a ese rostro que protege, que sostiene. Pero por más que lo intentaba, no sentía el mismo amor que frente a la Virgen. ¿Por qué? No lo sabía. Me lo preguntaba, sin hallar respuesta. Solo la imagen de Cristo permanecía. No era seria ni sonriente. Tampoco sufriente. Había en su expresión algo que rozaba la sorpresa, tal vez una mínima inquietud, y detrás, una potencia capaz de levantar imperios, de arrastrar pueblos, de encender fuegos y también de dar sosiego. Eso estaba más allá de mí. Realizado a un nivel que nadie puede controlar. Mucho menos él, que ya está en el cielo.

jueves, 16 de enero de 2025

Taormina, Sicilia

Me preguntaba cuál sería el camino de mi vida mientras pasaban los años. Pero nunca obtenía una certeza liberadora. Aunque persistía esperanzado con la idea de recibir una respuesta que me dejara esclarecido y sereno. Hasta que una vez, al volver a una casa ubicada entre las montañas y el mar, después de visitar un teatro milenario e imaginar sus representaciones trágicas, apenas volví sobre la misma cuestión, no quise ahondar más, y entonces la noche, serena, como tantas veces, volvió a convertir de a poco en negro el mar que disfrutaba desde lo alto.

miércoles, 15 de enero de 2025

Subida al Museo Capodimonte. Nápoles.

Subía con sus hijos por calles donde las personas vivían vidas, al parecer, infernales. No tenían ni el verde ni la calma que para él eran necesarias a la hora de encontrar un mínimo de paz que adornara su existencia tan atormentada, en la que un conjunto de signos bastaba para que florecieran en su cabeza tensiones y molestias que lo alejaban de ese tipo de quietud que situaba en lo alto del mundo. Sin embargo, en esas calles estrechas —por donde apenas pasaba un auto y no había veredas—, las personas, asomadas a las ventanas como animales exhibidos, sonreían y cantaban más y mejor que él, que solo podía sostener lo que siempre había dicho: que esa era una alegría vana, ajena a su espíritu delicado y por lo tanto atrapado en ciertos artificios que no soltaba porque eran lo mejor que tenía.

martes, 14 de enero de 2025

Villa Comunale di Taormina

Iba por jardines en donde abundaban las Santa Ritas, los pinos y los cactus, entre otras muchas especies que la isla generaba como el complemento necesario para honrar a un mar que tendía a permanecer manso y por donde, desde tiempos inmemoriales, habían llegado personas de todos los confines a generarse riqueza y placeres. Ahora ellos estaban grabados en las piedras de templos levantados con la intención de honrar al cielo y generar un paraíso en la tierra.
Pero las tragedias también habían llegado. Al parecer, solo para cubrir a tanta belleza con la sensualidad y la fuerza necesarias para llevarla a un punto todavía más cercano al azul del mar.

lunes, 13 de enero de 2025

Cinco pétalos con forma de estrella

Lo fascinaba la belleza, y por eso iba detrás de aquello que le parecía potente, porque en esa fuerza encontraba un sentido preciado que le llegaba en dosis diversas, como un placer sutil escondido en los matices de los cinco pétalos de las hortensias, con su forma de estrella.

Pétalos que, si uno los mira con detenimiento, revelan otra cosa: parecen antiguos infantes muertos en circunstancias trágicas, inexplicables, grabados como una ofrenda de los dioses para que otros eventos de otros mundos pudieran continuar a través de esos seres mágicos, cándidos, por siempre bellos.

domingo, 12 de enero de 2025

Etna

Buscaba en el arte un resquicio que lo rescatara de la angustia que lo tomaba desde siempre ante la adversidad y el dolor que pueden desplegarse de un momento a otro. Quería, así, escapar de la fugacidad para quedar en el alma de otros y ser alguien en lo más alto del volcán más imponente. Le pedía demasiado al arte. Y por eso el arte no lo auxiliaba. O en realidad sí, pero solo le enviaba pájaros que pasaban por su ventana, miraban el horizonte y partían, rápido, entusiastas, mostrándole la realidad más concreta y última de todas, esa que él no lograba entender más que por instantes. Y con todo, esos contactos eran lo mejor que tenía.

sábado, 11 de enero de 2025

Mucho más que las estrellas

 

Veía a las personas en todos lados,

en la calle, en la tele o en las redes 

y presentía la energía que interpretaban,

al punto que les parecía que eran actores 

que seguían el guión ideado por las estrellas, 

y por alguien superior incluso a las estrellas, 

si es que ese alguien existía, y si es que era posible 

alguna vez entender qué tipo de asuntos 

arbitraban las estrellas, y que parte ínfima,

pero importante, podían decidir los hombres. 

Y se lo decía por las calles, consciente por momentos 

que también le tocaba seguir determinada trama. 

Y la seguía como los demás de la forma que podía. 

Sintiéndose a veces escrupuloso y fuerte. 

Y otras veces seguro de que sus conocimientos 

eran vagos, variaban con un tiempo, 

y se habían revelado por lo general escasos. 

Y por sobre todo, que la necesidad de no sufrir 

lo guiaba mucho más que las estrellas.

viernes, 10 de enero de 2025

Después de ver "El bello Antonio"

Quisiera dejar de expresar algo para tomar lo máximo posible de los otros, y así quedar dentro de un mundo donde su propio estar no existiera más. Un espacio donde solo fuese su sentir el sentir de todos. Y donde todos lo completaran en cada momento. Más que nada, para quedar pronto dispuesto a cantar a través de los pájaros.


jueves, 9 de enero de 2025

Tropea

El mar estaba embravecido gracias a un viento inusual que se levantó de pronto. Gran espectáculo: olas que rompían a varios metros de la costa, algo raro en el Mediterráneo. Y después, lo inesperado: encontré un pedazo de madera que parecía una escultura primitiva. Tal vez africana. De hecho, cuanto más lo pensaba, más convencido estaba: sin duda lo era. Lo apoyé sobre un arbusto y, sorprendentemente, el conjunto funcionó. Ahí mismo decidí que quería empezar a armar conjuntos escultóricos.

No me interesa aprender a dibujar ni a modelar con maestría figurativa. No me atrae una educación plástica clásica. Durante años lo rechacé a medias, porque persistía la idea de que un artista debía saber copiar un cuerpo humano, un objeto. No digo que no, seguramente es lo mejor. Pero a mí no me divierte, y por ende, no me interesa. Además, la tecnología desplazó en parte esa exigencia.

Me pasa algo similar con muchas cosas: lo que me importa son las ideas. La materialización suele interesarme menos. Salvo en la escultura. Ahí todo cambia. Me fascina partir de una piedra y ver qué ocurre, qué quiere emerger de ahí. Ese diálogo con la materia tiene algo místico. La piedra me pide, de a poco, que la comprenda, que la convierta en lo que quiere ser.

Es una exageración, lo sé. También es una idea infatuada. Pero algo así me gusta creer. El problema, como siempre, es que las palabras traicionan ese fenómeno en cuanto se prolongan. La experiencia es más imprecisa. Y por eso mismo, más interesante.

Brutalismo Nápoles

Primero, atravesamos el centro, atiborrado de gente, donde las calles repiten —con soberbia fidelidad— sus consignas: motociclistas impacientes, propensos a tocar bocina para imponer su paso. En conjunto, logran un estado general próximo al desastre. La prepotencia es ley, y esa fuerza, sin embargo, imprime una impronta de libertad. Por ejemplo: se puede tirar la basura en cada esquina. Pero al mismo tiempo, agobia. La gente no parece reconocer puntos medios: o es brusca, o demasiado amable, casi familiar. El Museo Arqueológico alberga esculturas grandes y soberbias que resaltan la nostalgia: la belleza más entrañable siempre es decadente.

miércoles, 8 de enero de 2025

Ascenso al Museo Capodimonte

 

Vamos por un barrio que a medida que ascendemos se vuelve más pobre. Los edificios de pocos pisos en la planta baja tienen viviendas que dan la impresión de ser como grutas desde donde las personas miran hacia la calle. Las veredas en general fueron ganadas por los ocupantes, aunque esa ganancia no excede el medio metro. Muchos tienden ahí la ropa. Hay puertas nuevas y ventanas también recientes, pero la estructura de los edificios es antigua. La gente se asoma. Viejos y jóvenes, algunos cantan. También perros. Pasan tres jóvenes en moto por una calle con adoquines y doblan a una velocidad inusitada. Sus gestos son adustos, concentrados en algo muy serio parecen. Hay relieves religiosos y también pasamos por una capilla que tiene una barca dentro. Será de los pescadores, supongo. Trato de imaginarme cómo será la vida en este barrio y enseguida pienso que todas las vidas se parecen y todos los barrios del mundo no son más que una puesta en escena que difiere en el decorado. Las cuestiones esenciales son siempre las mismas: nacimiento, placer, enfermedad, muerte. Los litigios, los acercamientos mínimos, a veces fuertes, importantes, y tal vez después un cierto alejamiento. Y con suerte un reencuentro. Planetas que nacen y mueren. Lo mismo las estrellas. 

martes, 7 de enero de 2025

Visiones. Nápoles

 Los curas chistando en la basílica de Santa Clara para que la gente haga silencio. Luego, llaman a uno de ellos para que asista a un hombre de unos cuarenta años, en remera, que está sentado en un costado, en una de las capillas que tiene la iglesia, con una expresión opaca, de malestar sin nombre.

El cura que se sienta a dar la confesión sin demasiado entusiasmo en la gran iglesia de Jesús Nuevo, que está casi enfrente de la basílica de Santa Clara. Enseguida, viene un hombre con buen peso, canas, gesto respetuoso, algo apremiado, que se sienta frente a él en una silla —el cura está sentado en otra, enfrente tiene una mesa y en el medio hay una división de acrílico—. Empieza a hablar con profusión y el cura lo escucha atento, pero también parece marcado por un aire severo, de quien lleva demasiado tiempo en ese lugar.

El hombre que llega con un camión, lo detiene frente a la mesa donde estamos comiendo, en plena piazza de Jesús Nuevo —guarecidos por una estructura de acrílico que nos preserva del frío—. Se dedica a bajar las garrafas de cerveza y los botellones de agua con un aire de satisfacción apenas visible. No reniega de su trabajo, al parecer. Los mozos son jóvenes y asumen ese gesto propio de quienes creen, con razón o sin ella, que nada puede tocarlos.


lunes, 6 de enero de 2025

Parioli

Roma. Salimos rumbo a Parioli y cuarenta y cinco minutos después estamos en un barrio que tiene la tranquilidad que supuestamente debo adorar pero también una quietud, una falta de viento, que me termina por no convencer, y en todo Roma noto ese defecto. No hay viento. No suele haber viento, al parecer.

Avanzamos por calles y avenidas que dan a un parque inmenso y llegamos a un mirador desde donde se divisan canchas de rugby, tenis y pistas de atletismo y al final barrios de las afueras. Todo en calma hoy primero de enero. 

Una gaviota de gran tamaño revuelve la basura mientras un joven pasea un beagle sin atreverse a  molestarla. Lo mejor viene después: una pizzería en una calle tranquila. Croquetas y pizza en mesas en la vereda y sin comensales cerca. Solo una atractiva policía que se acerca a realizar un pedido y después una joven en un auto diminuto. Por fin, saludamos a la persona que atiende, que es simpática y habla bastante bien el español. Luego seguimos viaje Villa Borguese a través de una avenida que baja y tiene edificios señoriales. En el parque nos detenemos a ver los árboles y las fuentes. Antes pasamos lo mínimo por el Zoo. Después, Piazza del Popolo con mucha gente. Todo acá parece de otro tiempo, hasta las multitudes y los desfiles que vemos. 


domingo, 5 de enero de 2025

Empezar

 

Ha medida que se dio cuenta de que su vida estaba trazada por el pulso de su historia personal, familiar y social, decidió alejarse de ese boceto para tomar una mejor perspectiva de sus vivencias. Suponía que desde cierta distancia podría pasar a un país de "las maravillas", un poco como Alicia y no sabía que en realidad solo encontraría un terreno plano y vacío desde donde comenzar a dividir la paja del trigo. 




sábado, 4 de enero de 2025

Bahía de Nápoles

 

Las idas y vueltas de las olas en la rambla un día de invierno no demasiado frío. Ha llovido y ahora sopla el viento. Tengo enfrente la bahía de Nápoles, el Vesubio. Vamos juntos los cuatro. Unión feliz en esta vida, que es lo mejor que he conseguido. Debo recordar eso. Del mismo modo, que espero recordar estas primeras impresiones del mar por la noche y el volcán detrás tocado por la neblina, aunque sé que ese tipo de momentos tienden a perderse y a quedar, con suerte, representados más bien por un sentimiento que es impreciso y sin embargo fue pujante, fuerte y vigoroso.

viernes, 3 de enero de 2025

Brindis 2025


Cuando los ensayos que uno ha realizado, dejan de resultar interesantes, o siquiera dan la impresión de generar un sentido valedero, se pierde el rumbo de los días y, cuando se pierde el rumbo de los días, hay una sensación de vacío que toma al cuerpo. Entonces, el cuerpo siente la falta de ataduras. Eso se llama realidad. Un espacio que justifique el tiempo y que por lo tanto sostenga un discurso. Eso se ha ido. Hay que brindar por eso. 

jueves, 2 de enero de 2025

Roma 3

 

Otro día de sol. Primero que nada caminar sin rumbo. Así llegamos a la esquina de las cuatro fuentes. Un lugar con encanto. Perfecto. Simple. Después el Quirinale y pronto estamos frente a la San Ignacio de Loyola dispuestos a entrar. Los frescos del techo me parecen un tanto deslucidos en un sus colores. Tal vez les falte una restauración. Seguimos hasta cerca de Piazza Navona donde comemos unas focaccias con demasiadas personas. La piazza está repleta también. Hasta una feria para chicos tiene. Seguimos hasta el vaticano. Cruzamos el Tíber, luego Castel Sant´angelo y por fin San Pedro. Al entrar me olvido una moneda de cobre que llevo colgada desde hace un tiempo en las bandejas de control. Una donación a la iglesia. Adentro, mucha gente y mucha magnificencia. Pero digamos que la cantidad de personas, la atracción desmesurada de las masas, como siempre, complica las cosas. Creo que voy a recordar mucho la alegría de encontrar un baño limpio y de fácil acceso a la salida, por la izquierda, bajando una escalera. Al volver camino en el frío y paso por una plaza que tiene una pista de hielo. Después por el restaurante Alfredo -que está igual que hace treinta años- y por fin vía del Corzo repleta de gente, negocios y luces.  

miércoles, 1 de enero de 2025

Museo Capitolini

 

Entrada a un museo fantástico por varios motivos. Tiene esculturas, de muchas épocas, y mira al foro romano desde balcones que una noche fría, sin gente casi, se impregnan de la ausencia de tiempo. Se vive entonces la extraña detención, que pocas veces se capta, y es la calma del mundo, una serenidad en lo profundo, y que está, y tantas veces, no se capta. Es porque uno vive en una dimensión histórica donde presente, pasado y futuro cohabitan y se tensan entre sí en un conflicto destinado a garantizar cierto resultados que sosieguen varios deseos. Pero cuando las columnas romanas se levantan frente a uno en la noche fría, y tienen la iluminación justa delante del cielo, con la ciudad detrás de este primero contacto, entonces emerge la fascinación que pueden tener esas esculturas milenarias. Se entra así en la ausencia del tiempo, y todo está en su sitio y hay una calma donde Dios nos toca junto a montones de ángeles que nos ofrecen la paz de un paisaje renacentista. 

Buzios, Agosto, 2025 "Mar abierto"

Son las seis y veintidós de la mañana. Me desperté por segunda vez en la noche, como tantas veces, inmerso en sueños implacables, continuos,...