lunes, 31 de marzo de 2025

Aleluya

 

Estuve por varios barrios ayer. En realidad, debo explicarme mejor: primero fui a nadar a mi club cerca del río y disfruté bajo un sol todavía fuerte no obstante estamos en el comienzo del otoño. Pero el tiempo continúa caluroso, incluso pesado. El río, por su parte, estaba bajo y en ese barro una cigüeña se mantenía estática, parada, contemplando el horizonte. Era en sí una escultura, estilizada, perfecta, armoniosa y absolutamente moderna en su estética. Casi nada se movía. La brisa era mínima, pero tuve que seguir viaje pronto para verme con una clienta en un barrio alejado. Para eso tuve que internarme en la autopista y en su tránsito. Ojalá algún día sea capaz de abstraerme de las mareas de autos y en especial de la gente. Pero soy consciente que sería también abstraerme de mi capacidad para disfrutar del río y en especial de esa cigüeña maravillosa. 

Luego de terminar mi gestión con la clienta, compré fruta y verdura en una esquina donde la mujer que atendió tenía un modo cariñoso y a la vez un tanto atrevido para hablar. Después, me fui a reunir con un amigo en otro punto de la cuidad. Creo que al fin y al cabo me gustan los barrios por sobre el centro de la ciudad. La esquina arbolada, con casas antiguas, bares plácidos. Todo me gustó, pasé un buen tiempo. Aleluya.

domingo, 30 de marzo de 2025

Sábado

 

Día cálido de sol y un viento tenue. Me levanté y después de mirar como tantas veces por el balcón los edificios que me acompañan desde hace poco más de veinte años, desayuné con mi compañera y más tarde me fui al taller a pintar. Los resultados no fueron del todo buenos, pero al menos pude abstraerme un poco del trabajo habitual y pasar a un trabajo que todavía no tiene un rumbo preciso, mucho menos una  maestría mínimamente consolidada, pero que al menos me lleva a ciertos lugares felices -a veces- y me promete un espacio de libertad, e incluso de mayores goces. Cuando salí de ese taller, que por desgracia es oscuro, la fuerza del sol y el calor me impactaron de lleno. Las calles iluminadas me mostraron gente feliz de estar al sol, pero fue solo un instante, como me ocurre tantas veces en que tengo una chispa que ilumina mi tiempo. Después, almorcé con mi compañera e hijo y después dormí un poco la siesta. El incordio fue que me puse el despertador para poder viajar hasta afuera de la ciudad y llegar así al pileta de mi club antes del cierre, cosa que por suerte logré y por eso pude nadar con total deleite solo en esa pileta inmensa y fabuloso rodeado de árboles, pájaros y atento al sol perdiéndose en el horizonte. Después, en unas escalera que están frente a la pileta observé como se terminaba de ir la luz. Otro día llegaba su fin. Como tantas veces, no pude dejar de sentirme triste por el paso el tiempo. 

sábado, 29 de marzo de 2025

Los buitres

 

Era cierto, el pensador tenía razón. Los enemigos, muchas veces, terminan siendo los mejores maestros. No porque sean virtuosos, ni mucho menos, sino porque están ahí, de algún modo, puestos en nuestro camino para revelarnos lo que nos cuesta asumir. Lo que no queremos ver. Claro que la codicia es la primera puerta que se nos cierra frente a ellos, y entonces todo se nubla. Pero prefiero decirlo sin vueltas: los enemigos existen, y son de lo peor. Sin embargo, en su podredumbre, edifican. Edifican como nadie. Nos dan lo que jamás imaginaron que iban a darnos. Son como buitres en lo alto: cada tanto bajan y nos muestran dónde está el animal muerto.


viernes, 28 de marzo de 2025

Ritmo universal

 

Vuelta a la rutina después de unos días cerca del mar. Por eso extraño todo lo referente a los sonidos del bosque y en especial al mar. El último día en la playa fue de una calidad lumínica fantástica muy propia del fin del verano. El mar estaba bravo y había un aire fresco, vigoroso. También los días fueron un tanto movidos en el terreno emocional; supongo que por mi cumpleaños y pronto el de mi compañera. El mundo gira y yo lucho con las consecuencias. Aunque está claro que más bien las debería aprovechar. ¿Cuándo entonces voy a ser capaz de disfrutar del constante cambio? Tal vez sea de las mejores cosas que se pueden aprender: abrazar el movimiento, e ir con él, calmo, atento a sus ritmos, a sus altas y bajas, y a sus vuelos y por supuesto a sus arrastradas. Sin duda, hay un ritmo en el universo. Apareció el espacio-tiempo y desde entonces esa misma potencia creadora emana un ritmo, energías que como tales despliegan cambios, y en ellos vamos nosotros; hasta que quedamos al margen. ¿Sucederá alguna vez lo mismo con el espacio-tiempo? Lo bueno en el plano del pensamiento es que todo puede pasar...


 

jueves, 27 de marzo de 2025

Día fresco de sol

Día fresco de sol y de trabajo arduo en la oficina. No demasiadas horas, pero sí las suficientes para mi voluntad y deseo. No obstante, pude pintar sobre el fin de la tarde en una galería donde extraño el sol, pero que al menos me acerca a otra gente que está en los locales contiguos. Son buena compañía y logran imprimirle al espacio un ánimo grupal. Una manada que necesito. En mi oficina, siempre miro el edificio de los tribunales que tengo enfrente. Recio, estoico. Lo veo vivir su existencia de poca vida, de infelicidad diría, pero con todo de una de las molduras de sus ventanas centenarias se ve una rama con pocas hojas que pertenece a un arbusto que imagino ha llevado un pájaro a través de una semilla. Lo veo día tras día y a veces también, en la ventana de más abajo, diviso a las personas que trabajan en ese edificio e imagino sus pequeñas rutinas, en cierta forma conocidas. ¿Qué sabrán ellos de ese arbusto? Supongo que nada y tal vez yo sepa muy poco. Apenas lo veo y al menos cuando lo hago pienso en su existencia. 

miércoles, 26 de marzo de 2025

Un cielo estrellado

 

Una noche azul con una luna blanca,

el campo y un montón de autos 

y camiones en la ruta a la espera 

de que, ante una emergencia, 

los hombres encargados de liberarla 

terminen su trabajo. Bajo del auto, tengo 

la ventanilla baja. Prendo la radio y enseguida 

escucho unas bocinas: festejan un gol 

de la selección nacional. 

Más allá, me pregunto qué tipo de tragedia 

ha sufrido uno o varios que provocó

el detenimiento de la autopista.

Más autos se suman a la espera.

Miro: a mi espalda la fila parece interminable.

Me corro hacia el pasto, arriba están las estrellas.

La noche es fresca, perfecta. El campo lo es también.

El problema está más adelante. 

Apenas a media cuadra, calculo. Entonces,

me pregunto si no es mejor pegar la vuelta

aprovechando un retorno que observo

a mi izquierda. Pero de pronto el tráfico avanza,

sigo unos metros y veo un auto calcinado 

y unos bomberos trabajando y nada más.  

Ningún rastro de un ser humano afectado. 

Quién sabe que pudo pasar entre el partido 

que tiene a tantos pendientes, ese auto, 

los que estaban en él, y arriba, en las estrellas. 

Son tantas que cubren el cielo y lo vuelven

infinito, lejano, misterioso,  y bello. 

Es muy bello, me repito,

y la visión del auto quemado me acompaña.

martes, 25 de marzo de 2025

La ventana

Día de viento y sol cerca del mar. Una vez más camino hacia la playa. A priori, no recuerdo bien qué hice el día de ayer. Tengo que hacer cierto esfuerzo para llegar a los detalles más importantes. Incluso noto a veces que cuando quiero rememorar lo importante apenas vuelven atisbos, e incluso atisbos son los que tengo cuando consigo contactarme con esa dimensión en donde reina la paz y se percibe otra especie de tiempo. Un ritmo que te habla de cierto espacio infinito que sin embargo no sería eterno.



lunes, 24 de marzo de 2025

Amanece

El sol empieza a llegar a mi casa. 

Amanece. Otro día más en la ciudad.

Por todos lados, sonidos, los ruidos de siempre. 

Las calles tienden a encontrar un ritmo 

que con el fin de cada sonido

me habla de lugares esperándome 

desde distancias lejanas. 

Debo ir cuanto antes:


domingo, 23 de marzo de 2025

Imagínense

Imagínense: llegar a donde 

convergen el deseo, la voluntad 

y el talento. El lugar donde 

se vuelve a ver una laguna

que se conoció en la infancia,

donde había cañaverales, un agua 

azul casi negra y los peces 

saltaban al atardecer

-era un día de invierno-, 

y entonces, ante la visión esa laguna, 

uno se abandona a lo que es y no pide más 

porque lo más real que podrá alguna vez tener 

es lo que tiene y al fin, claro 

en los sentimientos, solo busca 

lo que se está al alcance de la mano.

sábado, 22 de marzo de 2025

Detrás de una nueva idea

 

Quiero acceder a una nueva idea que sospecho se viene gestando desde hace mucho. Tal vez desde que tengo memoria. Una ola que viaja a través de muchos kilómetros en un agua helada y quiere por fin romper en un lugar rocoso que sospecha es el fin del mundo. ¿Pero dónde queda ese lugar? Lo imagino: tiene pingüinos que caminan de un lado a otro con esa gracia tan particular, luego se tiran al agua y nadan rápido, espléndidos, hasta un agua turquesa donde encuentran que, sobre un iceberg, hay una sirena que los recibe encantada. Incluso pronto les canta en un tono dulce. Y pronto se acercan pájaros incluso del trópico a ese iceberg y el pedazo de hielo con toda esa fauna sigue camino por el océano hasta que llega a una playa de arenas gruesas donde todos bajan y se ponen a disfrutar de distintas juegos que organizan en pocos instantes. Pero una tormenta se acerca desde el horizonte de la nada a toda marcha y barre con todo, y no queda más que un silencio. Y enseguida arranca el ruido furioso del viento.  



Sol y calor

En el último día del verano, hay sol 

y mucho calor. El mar, calmo, azul, 

está esperándome. Entro y me recibe 

para que nade un poco por su superficie 

y me lleve hacia una profundidad mayor. 

O al menos eso intenta, pero me resisto 

y vuelvo a la costa. Al fin, toco la arena, 

camino y miro: sigue hermoso 

en su silencio este día de sol y calor 

sobre el fin del verano. 

viernes, 21 de marzo de 2025

En un lugar del campo

 

Paramos en un lugar del campo, 

del inmenso campo y, al bajar del auto, 

ahí estaban ellas, las estrellas, 

miles de millones, arriba, en el cielo, 

increíbles, fulgurantes,

lejanas y sin embargo ciertas; 

Me las podía imaginar 

como plenas de energía. 

También ellas algún día les tocaría 

morir y mientras tanto, supongo, 

también tendrían que entender 

el sentido de sus brillos,

la forma en que se iluminan 

unas con otras y cosas así 

que, de algún modo, nos tocan 

también a nosotros, acá, abajo.

 

jueves, 20 de marzo de 2025

Cielo

Un avance hacia un punto 

que todavía no vislumbro 

pero que intuyo aloja

una dimensión cercana 

a las estrellas que permanecen 

atentas a los que corren 

hacia los límites de lo 

momentáneo que por momentos

llamaos lo cierto, lo real. 

miércoles, 19 de marzo de 2025

Los venteveos

Natación a última hora. Ya empieza a oscurecer apenas pasadas las siete y media de la tarde. El otoño se acerca. Fue un día de lluvia y después con sol y sobre el final unos venteados cantaban con una dulzura infantil, fresca, perpetua también. Lo miso una hoja. Se movía apenas en la punta de un álamo que tenía enfrente e integra toda una hilera que a cierta distancia acompaña la pileta inmensa donde nadé solo, feliz, aunque por momentos perseguido por preocupaciones de mi trabajo que no se justifican según una perspectiva existencial profunda, pero que en un tren práctico ejercen su fuerza, tal vez justamente para tapar lo que en verdad me angustia: el paso del tiempo, los años que se suceden hacia un fin, el cuerpo que cambia y todas las cuestiones propias de los más elevado que es justamente hacia donde imagino que van los cantos de los venteveos. 

lunes, 17 de marzo de 2025

La dimensión de la quietud

 

La dimensión de la quietud, 

el punto donde el mundo 

apenas se mueve en un espacio 

que se mueve incluso menos 

y en donde la tranquilidad 

reina amigada con las partículas 

que la componen. 

Nada importa demasiado 

para esa dimensión 

porque la comprensión 

de lo inabarcable 

reina a sus anchas 

en todos los confines 

y desde todos los tiempos

amigos. 

Cumpleaños

Cincuenta y dos años en esta tierra. Uno debiera sentirse más sabio y por lo tanto con algunas cuestiones más resueltas supongo. Pero uno también podría estar muchos escalones más abajo. Así que mejor festejar las ascensiones: es sabido que el paso del tiempo no es garantía de nada y que, de hecho, nada en esta tierra lo es. 

La visión del campo, cerca de la casa de mi madre, en contraste con su barrio, con sus casas prolijas y recluidas en un perímetro delimitado, excita mi cabeza y le da un impulso para pensar en la felicidad que entraña esa porción de tierra con distintos verdes que se extienden hasta formar un mar en donde los árboles, de cuando en cuando, interpretan islas vírgenes en donde los loros y otros pájaros rondan encima felices, llenos de vida. Esas es la otra vida, me digo, la existencia soñada a la que uno aspira desde el barrio de siempre y que a veces se lograr entrever unos instantes. 

domingo, 16 de marzo de 2025

Ser pisciano 2

 

Caer en los dolores de los otros, menos diría en las alegrías, retomar sus caminos y continuarlos como si fuesen propios sin darse cuenta de las diferencia y más tarde ahondar en el canto de los pájaros, recibirlos y continuar con su potencia incluso después de que ellos hayan seguido viaje. Mucho después. Subir montañas, llegar hasta la nieve y tocar esa blancura solo para enseguida sentir el aire, frío, reparador y de pronto tener un recuerdo oscuro, impreciso y pertubador que habla de un alce enfrentado una jauría de lobos. El alce es viejo y conmovedor. También sabio. Los lobos lo rodean voraces. Sin duda, no les importan los méritos del viejo alce porque lo ven como una presa fácil. Pero no lo es. 

sábado, 15 de marzo de 2025

Cincuenta y dos años

Cincuenta y dos años cumplo hoy. Nada ha cambiado en mi vida en tantos aspectos. Suelo tener los mismos sueños, los mismos miedos. O al menos parecidos, e incluso las mismas alegrías, gracias a los mismos seres y objetos: pájaros, árboles, mar y cielo. El paso del tiempo, con todo, lo vivo distinto y también vivo diferente un montón de aspectos que hacen a la esencia del mundo, quiero creer, y que empiezo a vislumbrar mejor. No hay garantías de nada. Eso por ejemplo lo sé. Todo depende de uno. Y uno solo dispone de fuerzas acotadas para acceder a esa dimensión que está más allá y que se podría nombrar como Dios, pero que en realidad no es Dios tal como lo entiende la religión. Es una fuerza superior, más que nada misteriosa, que nos conecta con un sentido profundo que solo nos pertenece en un modo etéreo y que sin embargo es lo más importante a lo que podemos aspirar. Es cierta comunión con la fuerza que está en uno y en todo lo demás, y que entraña, más que nada, la posibilidad de darle un sentido a la inconmensurable sucesión de hechos que ocurren a lo largo del tiempo. 

viernes, 14 de marzo de 2025

El peregrino

 

Madrugada. La hora que todo tiende al silencio. El tiempo de la conexión con el cielo. La fuerza allá, arriba. Hay un grillo en algún lado. Una fortuna sideral. 

Desperté con una sensación de extrañeza, como si la vida que vivo no me perteneciera ya. O mejor dicho: como si cada día me perteneciera menos. Y con todo, hay lazos que siguen sujetándome a pulsiones que no puedo evitar y me limitan. La necesidad de tener una dimensión útil en ciertos puntos convencionales en la esfera del arte creo que es el mayor de ellos. Ni bien los solucione, supongo, un mundo nuevo está listo para entrar en escena. Pero por lo pronto debería asumir ciertos costos, y por supuesto eso me cuesta. Veo un peregrino. La figura de un ermitaño que golpea la puerta de una taberna por la noche. Hay lluvia y frío y pide un plato de comida. Y el plato se lo dan y él lo come junto a un cuervo que lo observa sobre un estandarte de madera. No sé qué puede significar, la verdad, eso.

jueves, 13 de marzo de 2025

Pintamos

Voy a ver a mi amigo después de unos años.

Cuando me abre el portón de su casa,

lo encuentro más viejo. Yo también en el último

tiempo me veo más viejo. Estuvimos distanciados

por un tema que hoy me parece más insignificante

que nunca. Tal vez porque sé cosas que hace unos 

años no sabía. Por ejemplo: que todos los dogmas 

son rígidos, duros, están de pie y por eso pueden 

caer. Lo más increíble, pienso, es que esto 

que digo en relación a los dogmas se aplica 

a todo tipo de creencias. Todo mi gran 

edificio de creencias, podría caer, sí,

de un día a otro porque todo 

en lo que creo no es más que una estructura 

que hoy está de pie y mañana podría 

desplomarse para levantar una cabaña 

en la cual trabajaría maderas e incluso piedras 

y otro tipo de materiales que convertiría

en esculturas. Lo importante, en todo caso, 

es que con mi amigo pintamos hasta que el sol 

se escondió entre los árboles y los mosquitos 

formaron nubes en torno a nosotros. Después, 

nos fuimos a cenar al pueblo y rememoramos 

vivencias en lugares remotos a los que podríamos 

volver alguna vez. Solo habría que pensar 

en tenerlos al alcance de la mano, me digo, 

aunque sé que nada de lo que piense me lo asegura,

Se trata de pensamientos, acabo diciéndome

inseguro acerca de la eficacia que tienen.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Día fresco con nubes

 

Día fresco que tiende a estar cubierto de nubes y algo de viento. Durante la noche permanecí un buen rato inmerso en las marañas de sensaciones y secuencias que me permiten suponer que mi ser capta demasiados estímulos y después no es capaz de decantarlos, muchos menos de entenderlos. Parece que existe una dimensión a la que apenas accede; un mundo interior que está en diálogo intermitente con el exterior y que, en lo esencial, tiende vivir su propia historia. O más bien, intenta crearla en función de que los elementos del mundo exterior no le dan garantías de nada. Nadie parece estar pendiente de los destinos del prójimo. Solo queda confiar en Dios, pero ese es un salto demasiado irracional. O más bien, incierto, y además teñido de una simplicidad tan grande que parece vacía. Por supuesto se podría desplegar, pero desde cierta confianza, que debe ser verdadera y, por lo tanto, si no es sentida no vale.

martes, 11 de marzo de 2025

Ser pisciano 3

 

Olas alta y feroces que se alzan hasta límites increíbles y después, cuando explotan, arrastran a los que están de pie en el agua. Así son las reacciones a veces, tan desmesuradas. Algo no advierte que, después de todo, solo son gente que está en la playa un día de verano y si bien hace algún tiempo hubo una tormenta, ya las cosas sobre la tierra deberían volver a su cauce. 

lunes, 10 de marzo de 2025

Ser pisciano

 

Recuerdos constantes y a la vez significativos, pero intermitentes, lábiles por momentos y por otros de una fugacidad arrebatadora, ágil, pero indeleble, fuerte y capaz de venir desde raíces profundas, inmersas en una tierra negra que después llega hasta las piedras y tiene conductos desde donde emergen otras imágenes: momentos vividos y a veces soñados y otros que semejan pertenecer a otras personas u otras vidas. Así ha sido y es mi vida. 

domingo, 9 de marzo de 2025

Lluvia con pausas

Lluvia con pausas, tranquila 

y lánguida  que me acerca al puerto, 

en mi infancia, a la espera de tomar 

un ferry que me llevaría al otro lado

de la costa, y después de viajar 

un tanto más, a la casa de mi abuela  

donde cada piedra, cada árbol, 

cada espacio, podía revelarme 

lo cierto y permanente.  

¿Cuándo perdí esa conexión

y cómo hago para volver 

a estar frente a un paisaje

de árboles que luego 

de caminar un buen rato

me dejen ver el mar?

viernes, 7 de marzo de 2025

Está por llegar la tormenta

 

Está por llegar la tormenta. Se ven rayos a lo lejos y el calor cede gracias a un aire más frío. Un hombre, en el edificio de enfrente, fuma en un banco de su magnífico balcón. Lo miro desde el mío, del mismo modo que lo he mirado por años. Su padre ya debe haber superado los noventa; él debe rondar los sesenta. No tiene pelo en la cabeza, usa anteojos, y parece un intelectual modesto y tranquilo que vive con su padre, a la sombra de alguna posición privilegiada que soporta con cierto hastío. Cada día fuma uno o dos cigarrillos en ese edificio histórico de principios del siglo pasado, que yo miro desde mi balcón desde hace más de veinte años. Imagino que debe pensar cosas parecidas a las que yo pienso sobre el paso del tiempo, la incertidumbre, las fuerzas del arte y los dilemas cotidianos que nos mantienen, tantas veces, lejos de los temas más acuciantes. Me gustaría hablar con él algún día; pero supongo que tiene el tipo de aire enigmático y profundo que genera una indeseada distancia, tanto para él como para los otros.
Pero con todo, un día tal vez lo haga y seguramente entonces descubra cosas nunca imaginadas. La fuerza de lo real, se llama.

El calor no cede no ciudad

El calor no cede en la ciudad cuando amanece

pero al menos una leve brisa correr, va, llega 

al hombre que pasea a los perros y me sonríe,

cuando le confío a mi perra,  y sigue camino

con la bondad de su manada sin prisa, 

pero con gracia, a la espera de que el sol suba.

jueves, 6 de marzo de 2025

Catania Matera. La mirada de los gatos

 

Salió de Catania con la intención de retener todo lo que veía para después, en los miles de días iguales que tendría por adelante -tomando en cuenta los miles que había tenido parecidos los últimos treinta años-, entender mejor que en los rasgos nuevos y en los vaivenes de los caminos, se pueden entrever otras vidas. Incluso otras dimensiones que a priori no quieren mostrarse o que, cuando se muestran,  no son vistas por quien se encuentra en sus días normales. Solo se pueden ver, por ejemplo, desde la escalera de piedra esculpida por habitantes de unas cavernas en una ciudad llamada Matera, a muchos kilómetros de su punto de partida. 

A esa ciudad, Matera, la conoció en la oscuridad y le tenía reservado un regalo: laderas que formaban grutas y casas en la montaña donde unos pocos gatos se le aparecían de vez en cuando y lo miraban mudos. Por lo demás,  solo estaba el aroma de una carne al horno en alguna parte. Se puso entonces a recibir la placidez del paisaje y sintió el silencio en su interior acorde con la mirada atenta de los gatos. Y quiso entonces integrar ese instante a su cuerpo para sosegarlo después, mucho después, por siempre

martes, 4 de marzo de 2025

El encanto del mundo

 

Seis y media. Ni bien dejó de llover, 

fui a la gran pileta a nadar en soledad 

sobre las líneas negras del fondo 

mientras los pájaros despedían el día 

y las nubes permanecían quietas. 


En cierto momento incluso nadé

con la cabeza fuera atento al ruido

que hace el agua y es la delicia 

más grande junto con el canto 

de los pájaros y el ruido del viento 

en las ramas de los pinos lambertiana.

lunes, 3 de marzo de 2025

Ofrecen lo que tienen

Pájaros que vuelan de un lado 

al otro, ¿hay algo más propio  

del lugar donde está la alegría? 

Ojlalá nuestros contactos fuesen 

tan placenteros porque, de ser así,

uno iría por la calle  y a cada rato 

los pájaros saltarían de rama en rama, 

recalarían en las fuentes, se bañarían, 

y pronto se escucharía el trino, vivaz, 

límpido, truenos, y el mar, crispado, 

apenas, un poco,  recibiría una lluvia 

de verano que seguiría viaje 

hacia el sur o el norte -no importaría-,

 así como no importarían 

cosas que todavía importan 

por más que uno sepa que debería  

hacer como los pájaros cuando van 

de rama en rama, y de pronto, felices, 

trinan,  ofrecen lo que tienen y siguen viaje.

domingo, 2 de marzo de 2025

El mayor poder es la menor libertad

 

Después de tantos años descubro en mi cabeza que los espacios de mayor poder son los de menor libertad gracias a una película sobre un ministro de propaganda. A cada paso, su vida pasó a ser para la historia y por lo tanto dejó de pertenecerle. En otra dimensión, pasa con Cristo hijo de Dios, luego crucificado y así. Veo un mar después de esa imagen y peces saltando por la superficie. Una vez aprendí que se llaman lizas los peces que saltan por la costa del atlántico -aunque debe haber otras especies-. Arriba del mar veo el sol y no hay nubes donde unos pocos pájaros pasan. Se distingue en el horizonte un petrolero con el casco  negro y una franja roja más arriba. Avanza y a su alrededor solo la estela de humo queda que pronto se disipa para que solo permanezcan las gaviotas alrededor. Ese sería su gran poderío.



sábado, 1 de marzo de 2025

Mañana de humedad

 

Mañana de humedad, lluvia y después la escucha de las chicharras cantando en favor del verano, de todo lo que fue mi infancia. Me recuerdo, mientras estoy acostado, en ese tiempo: yo me maravillaba con las fuerzas de mi cerebro al punto que no distinguía bien la realidad de las fantasías y en cierto modo era más sabio que ahora. Es cierto que no hay ninguna realidad y que, en última instancia, cualquier fenómeno que vivamos se encuentra ligado a nuestras percepciones y pensamientos, a una vivencia exclusiva. Por eso creía con todas mis fuerzas que podía ser el animal que quisiera. También pensaba que, desde esa nueva vida, era capaz de sentir de maneras diferentes. Lo hacía y así lograba transportarme hasta límites nunca antes vistos. 

Fueron experiencias potentes porque creía, sin ser consciente, y por lo tanto con toda mi alma, que los límites entre mi ser y los otros se podían borrar. Y los borraba y de pronto era una gaviota, más tarde una pantera y en hasta un árbol. Y en cierto punto el bosque entero, o el mar, y esa sensación de pertenencia me maravillaba. Era mística porque ninguna teoría la rozaba. 

Racimos de uvas

 

Amanece. Desde hace ya unos cuantos días que sigo con este tema en la cabeza que me ronda como una calesita .Un giro que me acompaña en un intento de decirme algo que todavía no interpreto. Los racimos de las uvas también caen a mi alrededor. En el sueño se ven moradas, y después verdes, y yo las intento agarrar, pero no puedo. Y eso es lo que pasa. De manera que sigo en el intento hasta que me doy cuenta de que estoy en un bote que se dirige hacia un salto, una catarata con una la caída de muchos metros. De manera que busco la orilla, remo con mis manos con urgencia hasta que por fin me tiro al agua, y el bote sigue por el agua, y cae, y yo termino agarrado de una rama sobre la orilla fijo en el agua que sigue con fuerza..

Sueño

  Soñé que estaba en un ómnibus en una ciudad francesa —tal vez Lyon— y no sabía bien dónde debía bajarme. Después de dudar y no animarme a ...