Las idas y vueltas de las olas en la rambla un día de invierno no demasiado frío. Ha llovido y ahora sopla el viento. Tengo enfrente la bahía de Nápoles, el Vesubio. Vamos juntos los cuatro. Unión feliz en esta vida, que es lo mejor que he conseguido. Debo recordar eso. Del mismo modo, que espero recordar estas primeras impresiones del mar por la noche y el volcán detrás tocado por la neblina, aunque sé que ese tipo de momentos tienden a perderse y a quedar, con suerte, representados más bien por un sentimiento que es impreciso y sin embargo fue pujante, fuerte y vigoroso.