sábado, 4 de enero de 2025

Bahía de Nápoles

 

Las idas y vueltas de las olas en la rambla un día de invierno no demasiado frío. Ha llovido y ahora sopla el viento. Tengo enfrente la bahía de Nápoles, el Vesubio. Vamos juntos los cuatro. Unión feliz en esta vida, que es lo mejor que he conseguido. Debo recordar eso. Del mismo modo, que espero recordar estas primeras impresiones del mar por la noche y el volcán detrás tocado por la neblina, aunque sé que ese tipo de momentos tienden a perderse y a quedar, con suerte, representados más bien por un sentimiento que es impreciso y sin embargo fue pujante, fuerte y vigoroso.

viernes, 3 de enero de 2025

Brindis 2025


Cuando los ensayos que uno ha realizado, dejan de resultar interesantes, o siquiera dan la impresión de generar un sentido valedero, se pierde el rumbo de los días y, cuando se pierde el rumbo de los días, hay una sensación de vacío que toma el cuerpo. Entonces, el cuerpo siente la falta de ataduras. Eso se llama realidad. Un espacio que justifique el tiempo y que por lo tanto sostenga un discurso se ha ido. Hay que brindar por eso. 

jueves, 2 de enero de 2025

Roma 3

 

Otro día de sol. Primero que nada caminar sin rumbo. Así llegamos a la esquina de las cuatro fuentes. Un lugar con encanto. Perfecto. Simple. Después el Quirinale y pronto estamos frente a la San Ignacio de Loyola dispuestos a entrar. Los frescos del techo me parecen un tanto deslucidos en un sus colores. Tal vez les falte una restauración. Seguimos hasta cerca de Piazza Navona donde comemos unas focaccias con demasiadas personas. La piazza está repleta también. Hasta una feria para chicos tiene. Seguimos hasta el vaticano. Cruzamos el Tíber, luego Castel Sant´angelo y por fin San Pedro. Al entrar me olvido una moneda de cobre que llevo colgada desde hace un tiempo en las bandejas de control. Una donación a la iglesia. Adentro, mucha gente y mucha magnificencia. Pero digamos que la cantidad de personas, la atracción desmesurada de las masas, como siempre, complica las cosas. Creo que voy a recordar mucho la alegría de encontrar un baño limpio y de fácil acceso a la salida, por la izquierda, bajando una escalera. Al volver camino en el frío y paso por una plaza que tiene una pista de hielo. Después por el restaurante Alfredo -que está igual que hace treinta años- y por fin vía del Corzo repleta de gente, negocios y luces.  

miércoles, 1 de enero de 2025

Museo Capitolini

 

Entrada a un museo fantástico por varios motivos. Tiene esculturas, de muchas épocas, y mira al foro romano desde balcones que una noche fría, sin gente casi, se impregnan de la ausencia de tiempo. Se vive entonces la extraña detención, que pocas veces se capta, y es la calma del mundo, una serenidad en lo profundo, y que está, y tantas veces, no se capta. Es porque uno vive en una dimensión histórica donde presente, pasado y futuro cohabitan y se tensan entre sí en un conflicto destinado a garantizar cierto resultados que sosieguen varios deseos. Pero cuando las columnas romanas se levantan frente a uno en la noche fría, y tienen la iluminación justa delante del cielo, con la ciudad detrás de este primero contacto, entonces emerge la fascinación que pueden tener esas esculturas milenarias. Se entra así en la ausencia del tiempo, y todo está en su sitio y hay una calma donde Dios nos toca junto a montones de ángeles que nos ofrecen la paz de un paisaje renacentista. 

Bahía de Nápoles

  Las idas y vueltas de las olas en la rambla un día de invierno no demasiado frío. Ha llovido y ahora sopla el viento. Tengo enfrente la ba...