sábado, 12 de abril de 2025

Día nublado, polenta y cuadros

Día nublado y después con sol. Desayuno con mi hijo. Hablamos mientras la puerta del balcón estaba abierta. Por momentos, podía entrever lo espléndida que puede ser la calma, pero fue solo un instante. Pequeños ejercicios de gimnasia más tarde y antes la noche atiborrada de sueños como siempre. Mi cabeza precisa asistir a incontables imágenes.. ¿Porque pienso demasiado durante el día? ¿Cómo puedo saberlo? Tal vez la IA podría decírmelo, si es que sabe tanto. Pero no lo creo. Sobre el mediodía, comienzo de una reunión en la oficina en torno a los recursos humanos. Las peripecias de liderar un grupo de gente. Algo que ya me resulta una ilusión. Un engaño inmenso. Nadie puede liderar a nadie. Nadie logra demasiado tiempo liderar su propia existencia. Habría que derribar las estatuas de todos los Césares. 

Después, almuerzo en lo de mi amigo. Polenta con salsa de tomate, cebolla, ajo cerdo, romero y especies. Decliné un canelé: quiero limitar los dulces. He tenido bastantes a lo largo del último tiempo. Cuatro y diez fuimos a ver una película con mi amigo en el cine contiguo a su muy pequeño restaurante. Película sobre la violencia de género con un clima aciago y por sobre todo enajenado y opresivo. Bien creado el clima en definitiva, pero muy poco interesante el guión. Me pareció previsible y lento tal vez. Más tarde, taller de pintura tras comprar un bastidor a la tienda de mis amigos. Volví a decirles que el futuro del lugar es crear obras de arte conceptual lindando con lo pornográfico. Sería la mejor forma de levantar ese espacio decaído. En el taller, me atreví a pintar un cuadro de más de un metro de largo y de ancho. Ensayé con mis esculturas en el lienzo. Tal vez será el inicio de una nueva corriente pictórica. O al menos eso espero. Cuando salí noté que había llovido. Un aguacero en un día húmedo y todavía cálido y me dispuse a conversar con mi amigo de toda la vida que vive en USA acerca de sus últimos cuadros y los míos sentado en una plaza frente a un palacio del siglo XIX que no me canso de admirar. A mi derecha, a lo lejos, por momentos también miraba el primer rascacielos de estas tierras. Creo que soy más feliz de lo que pensaba.  

viernes, 11 de abril de 2025

A medida que pasan los años

 

Hoy hubo un día de cierta tranquilidad en la ciudad. Un paro general. No obstante, fui a la oficina alrededor del mediodía. Pero antes me levanté temprano, después de otra noche plagada de sueños, densos, aciagos. Como debo limpiar mi cuarto de estos espíritus, ojalá supiese cómo. Durante la mañana, además de un poco de trabajo, pude pasar por el taller a pintar. Un punto inusual en mi vida: pasar por las mañanas por el taller lo debo celebrar.. Después de la reunión del mediodía, fui a almorzar a lo de mi amigo y conversé con su pareja acerca de las diferentes idiosincracias de los ciudadanos de São Paulo, Río de Janeiro, Bahía y el sur de Brasil. Todo muy general y subjetivo pero entretenido. El momento tuvo destellos de playas, descriptas por la mujer de mi amigo, que me lograron trasladar a ciertos placeres tropicales, deseados ahora solo en parte, porque antes una playa soñada me parecía un lugar espléndido y hoy me interesan más los paisajes de otra índole, y sobre todo los espacio donde por un motivo u otro encuentro un arte antiguo que me convoca cada vez más a medida que pasan los años. 

jueves, 10 de abril de 2025

Lunes de lluvia

Lunes de lluvia. Amaneció nublado y después, pasado el mediodía, comenzaron a caer las gotas. Una a una sobre el techo de chapa de la casa. Me acosté debajo de ese techo a escuchar los sonidos e intenté no pensar, solo escuchar, cosa que por momentos no pude porque, al fin y al cabo, para decir la verdad, me encanta pensar y todas esas cuestiones del silencio de las ideas por supuesto las valoro, pero más me atrae seguir ese impulso fuertísimo que pasa por volar con las ideas de un lugar a otro hasta el espacio cada vez más lejano donde se ven icebergs flotando en un mar negro y donde las estrellas permanecen mudas, estáticas, a la espera de un nuevo día.

miércoles, 9 de abril de 2025

Frente al río 4

 

El caso es que finalmente, después de nadar por un rato y disfrutar de una ducha caliente, me puse a tomar un café en una confitería que está en un primer piso de una antigua casa de madera que oficia de lugar o casa principal de ese espacio que aloja veleros que la gente usa para ir a navegar por ese río tan ancho que desemboca en el mar y tiene un extraño color marrón que con los años terminé por valorar, y se llama "de la Plata". El sol se escondía a mi izquierda casi tocando unos edificios demasiado altos que ven en el horizonte, y por supuesto a mi derecha estaba el río que como siempre, iba, avanzaba gracias al enorme caudal que viene desde mundos selváticos y remotos en donde los pájaros se multiplican en un clima caluroso de felicidad. 

martes, 8 de abril de 2025

Frente al río 3

 

Con este conocido, ahora que recuerdo, también hablamos de la posibilidad de ir a vivir a una ciudad frente al mar, de retirarse ahí, me dijo, y de vivir con total tranquilidad, sin preocupaciones parecía decir, sin prisas. Después, me hablo de un lugar donde pescaron un tiburón, sobre la costa, al cual se llega después de traspasar un médano inmenso, dijo, y donde hay canales de mucha profundidad cerca de la costa. Y me gustó más que nada imaginarme un lugar así, no tanto ir me atrevo a decir, sino mantener ese espacio en mi imaginación, libre, soberano. 

lunes, 7 de abril de 2025

Frente al río 2

 

Luego de hablar con este conocido acerca de las bondades que tiene ese lugar frente al río, y sobre todo de lo que importante que es estar frente al mar, y de cómo lo preferimos más que la montaña, y de cómo en general a quienes les gusta la montaña no les interesa tanto el mar, me fui a cambiar para entrar a la pileta, que estaba fría,  -corría un viento sur-. No obstante, pude disfrutar de alguna manera en soledad, completamente consciente de que es importante entender la dinámica del agua cuando uno nada y siente que su cuerpo avanza como una canoa por el medio de un brazo del río que supone es el amazonas, y por donde van, un poco más abajo, peces naranjas y otros de un color más dorado, y en donde se ven víboras, en las ramas de orillas que sin embargo no son venenosas y mucho menos agresivas.

Después, salí del agua me quedé como otras veces en un costado, con la campera puesta en un intento por recobrar un poco el calor, atento al río, a su costa. Entonces, un zorzal se paró cerca de donde estaba en un alambre grueso que tiene la cerca de la pileta justo enfrente mío, y me miró, o más bien quiero creer eso. 

domingo, 6 de abril de 2025

Frente al río

 

Por la tarde voy al club sobre el río a nadar en una pileta que está casi en la orilla, frente al agua, y que por lo tanto me fascina, y quiero aprovechar porque son los últimos días de la temporada, pero lo cierto es que el viento frío del sur bajó la temperatura al punto que me pregunto si vale la pena meterme en el agua. Me acerco a la pileta y veo que no hay nadie más allá de los bañeros, que son un hombre y una mujer joven que pasa las horas escapándole al tedio, por lo que he visto. Me intriga qué pensarán de la tarea que tienen a su cargo cada día, y qué harán ahora que el verano se acaba, y sobre todo si los modos despreocupados que les he visto a lo largo de los días es muy propia de sus vidas o más bien es una impresión mía. Como sea, primero opté por almorzar y luego por ir un poco a mirar el río a una punta que se mete en el río y que forma un mirador hacia el río que es una de las cosas que más valoro de mi ciudad donde me encontré con un conocido que suele ir por allá también a disfrutar del agua y sobre todo a pescar -no obstante existe un cartel que dice "No pescar"-, aunque es cierto, como bien me aclaró hace años, que el hace una captura y liberación de los peces, los cuales son llamativamente grandes, porque son dorados que, justamente, supongo, como nadie los pesca, por la zona crecen y, en definitiva, solo son perturbados, al parecer, por este hombre al cual conozco desde su infancia.  

sábado, 5 de abril de 2025

Crear una escultura.

Ida a para escultura en viaje en auto con demasiado tráfico. En ese sentido, fue como siempre. El tráfico me impulsa hacia una agotamiento, me abruma y me deja una sensación desagradable que me afecta en mayor medida que a otras personas -aunque esa suposición es algo arbitraria como la mayoría de las suposiciones que uno hace). 

Pero al menos cuando llego a la terraza del taller de escultura de mi profesor algo cambia. Esta vez estábamos los dos solos, no había otros alumnos, y el viento arreciaba en un momento con tanta fuerza -mucho más de la que he visto antes en ese lugar por años-, que entramos a una ambiente pequeño que tiene la terraza en donde hay una mesa en el centro y alrededor herramientas en las paredes y montones de esculturas -en su mayoría inacabadas- y nos dispusimos a trabajar en objetos de arcilla hasta que el tiempo convirtió a ese trabajo en algo plácido, amoroso hacia los objetos que mejorábamos en un tiempo que se nutría de algo que venía de nosotros sin que supiéramos para qué ni por qué. Montones de elucubraciones supongo que podríamos ensayar en ese sentido, pero ninguna sería la respuesta exacta.

viernes, 4 de abril de 2025

Bastante calor

 

Ayer fue un día de sol y de bastante calor en el inicio del otoño y, como fue un día feriado, tuve la posibilidad de ir a pintar a lo de mi amigo que vive en España, y que por estas tierras habita una casa con un jardín generoso y plácido a buena distancia de la ciudad. El día de pintura no fue muy provechoso desde el punto de vista técnico -empasté mucho los colores-. pero al menos me permitió entender mejor a mi amigo en cuanto a sus preferencia y sus días en lugares lejanos. Creta por caso. También pude echarme en su jardín a ver el cielo. Cuestión importante que me llevó a ver hacia los árboles, en pensar en la condición de la estar vivo, de sentir el avance del sol hacia el horizonte, y sobre todo en intentar dimensionar el vuelo de los pájaros hacia un eucalipto muy antiguo que los recibía con sus ramas apenas moviéndose en lo alto.

miércoles, 2 de abril de 2025

A la hora de vivir

 

Estuve en la casa de las afueras de la ciudad. Durante la noche, las gotas sobre el techo de chapa siempre me producen la felicidad que celebro y que pocas veces dimensiono en mi cabeza como debiera. Quiero decir: ojalá pensase en vivir más de acuerdo con esos placeres, que son de lo más simples, y que sin embargo no ubico donde debiera, dado que vivo atento a mis temores, a posibles problemas, e incluso a problemas que magnifico de forma sorprendente. Y con todo, tengo momentos en que las gotas sobre el techo forman un sonido potente y melodioso, y ese hecho:: miles y miles de gotas caídas desde el cielo, me parece increíble, fantástico, fuerte, indescriptible, al menos en su dimensión profunda, y yo las escucho, feliz. 

martes, 1 de abril de 2025

La justicia

 

Por qué hay pensamientos tristes, reiterados, llenos de un dolor intolerable que me asaltan frente a la desgracia ajena? Una desgracia que es incluso peor, supongo, en mi cabeza que en aquellos que las sufren, y que pese a todo siguen su camino, fuertes, estoicos. Sin embargo, yo opto por darles todo el dolor que se merecen sobre la faz de esta tierra en donde las injusticias prosperan sin ton ni son. Y lo digo como si yo supiese acerca de lo que es justo realmente. Como si, en mi ser, pudiera haber una medida verdadera en el universo inabarcable. 

lunes, 31 de marzo de 2025

Aleluya

 

Estuve por varios barrios ayer. En realidad, debo explicarme mejor: primero fui a nadar a mi club cerca del río y disfruté bajo un sol todavía fuerte no obstante estamos en el comienzo del otoño. Pero el tiempo continúa caluroso, incluso pesado. El río, por su parte, estaba bajo y en ese barro una cigüeña se mantenía estática, parada, contemplando el horizonte. Era en sí una escultura, estilizada, perfecta, armoniosa y absolutamente moderna en su estética. Casi nada se movía. La brisa era mínima, pero tuve que seguir viaje pronto para verme con una clienta en un barrio alejado. Para eso tuve que internarme en la autopista y en su tránsito. Ojalá algún día sea capaz de abstraerme de las mareas de autos y en especial de la gente. Pero soy consciente que sería también abstraerme de mi capacidad para disfrutar del río y en especial de esa cigüeña maravillosa. 

Luego de terminar mi gestión con la clienta, compré fruta y verdura en una esquina donde la mujer que atendió tenía un modo cariñoso y a la vez un tanto atrevido para hablar. Después, me fui a reunir con un amigo en otro punto de la cuidad. Creo que al fin y al cabo me gustan los barrios por sobre el centro de la ciudad. La esquina arbolada, con casas antiguas, bares plácidos. Todo me gustó, pasé un buen tiempo. Aleluya.

domingo, 30 de marzo de 2025

Sábado

 

Día cálido de sol y un viento tenue. Me levanté y después de mirar como tantas veces por el balcón los edificios que me acompañan desde hace poco más de veinte años, desayuné con mi compañera y más tarde me fui al taller a pintar. Los resultados no fueron del todo buenos, pero al menos pude abstraerme un poco del trabajo habitual y pasar a un trabajo que todavía no tiene un rumbo preciso, mucho menos una  maestría mínimamente consolidada, pero que al menos me lleva a ciertos lugares felices -a veces- y me promete un espacio de libertad, e incluso de mayores goces. Cuando salí de ese taller, que por desgracia es oscuro, la fuerza del sol y el calor me impactaron de lleno. Las calles iluminadas me mostraron gente feliz de estar al sol, pero fue solo un instante, como me ocurre tantas veces en que tengo una chispa que ilumina mi tiempo. Después, almorcé con mi compañera e hijo y después dormí un poco la siesta. El incordio fue que me puse el despertador para poder viajar hasta afuera de la ciudad y llegar así al pileta de mi club antes del cierre, cosa que por suerte logré y por eso pude nadar con total deleite solo en esa pileta inmensa y fabuloso rodeado de árboles, pájaros y atento al sol perdiéndose en el horizonte. Después, en unas escalera que están frente a la pileta observé como se terminaba de ir la luz. Otro día llegaba su fin. Como tantas veces, no pude dejar de sentirme triste por el paso el tiempo. 

sábado, 29 de marzo de 2025

Los buitres

 

Era cierto: ¡el pensador tenía razón!

Los enemigos pueden ser los mejores 

maestros porque, para empezar, no son 

tales, dado que son, más bien, seres 

puestos para hacernos ver lo que nos cuesta

 asumir. ¡La codicia es la principal puerta 

que se cierra frente a ellos. Bah,  mejor 

digo lo que pienso... Sí, ¡los enemigos existen! 

¡Y son de lo peor!  ¡Pero en su podredumbre 

cómo edifican! Llegan a darnos lo que nunca sueñan. 

Son buitres en lo alto y cada tanto bajan 

a mostrarnos dónde está el animal muerto.

viernes, 28 de marzo de 2025

Ritmo universal

 

Vuelta a la rutina después de unos días cerca del mar. Por eso extraño todo lo referente a los sonidos del bosque y en especial al mar. El último día en la playa fue de una calidad lumínica fantástica muy propia del fin del verano. El mar estaba bravo y había un aire fresco, vigoroso. También los días fueron un tanto movidos en el terreno emocional; supongo que por mi cumpleaños y pronto el de mi compañera. El mundo gira y yo lucho con las consecuencias. Aunque está claro que más bien las debería aprovechar. ¿Cuándo entonces voy a ser capaz de disfrutar del constante cambio? Tal vez sea de las mejores cosas que se pueden aprender: abrazar el movimiento, e ir con él, calmo, atento a sus ritmos, a sus altas y bajas, y a sus vuelos y por supuesto a sus arrastradas. Sin duda, hay un ritmo en el universo. Apareció el espacio-tiempo y desde entonces esa misma potencia creadora emana un ritmo, energías que como tales despliegan cambios, y en ellos vamos nosotros; hasta que quedamos al margen. ¿Sucederá alguna vez lo mismo con el espacio-tiempo? Lo bueno en el plano del pensamiento es que todo puede pasar...


 

jueves, 27 de marzo de 2025

Día fresco de sol

Día fresco de sol y de trabajo arduo en la oficina. No demasiadas horas, pero sí las suficientes para mi voluntad y deseo. No obstante, pude pintar sobre el fin de la tarde en una galería donde extraño el sol, pero que al menos me acerca a otra gente que está en los locales contiguos. Son buena compañía y logran imprimirle al espacio un ánimo grupal. Una manada que necesito. En mi oficina, siempre miro el edificio de los tribunales que tengo enfrente. Recio, estoico. Lo veo vivir su existencia de poca vida, de infelicidad diría, pero con todo de una de las molduras de sus ventanas centenarias se ve una rama con pocas hojas que pertenece a un arbusto que imagino ha llevado un pájaro a través de una semilla. Lo veo día tras día y a veces también, en la ventana de más abajo, diviso a las personas que trabajan en ese edificio e imagino sus pequeñas rutinas, en cierta forma conocidas. ¿Qué sabrán ellos de ese arbusto? Supongo que nada y tal vez yo sepa muy poco. Apenas lo veo y al menos cuando lo hago pienso en su existencia. 

miércoles, 26 de marzo de 2025

Un cielo estrellado

 

Una noche azul con una luna blanca,

el campo y un montón de autos 

y camiones en la ruta a la espera 

de que, ante una emergencia, 

los hombres encargados de liberarla 

terminen su trabajo. Bajo del auto, tengo 

la ventanilla baja. Prendo la radio y enseguida 

escucho unas bocinas: festejan un gol 

de la selección nacional. 

Más allá, me pregunto qué tipo de tragedia 

ha sufrido uno o varios que provocó

el detenimiento de la autopista.

Más autos se suman a la espera.

Miro: a mi espalda la fila parece interminable.

Me corro hacia el pasto, arriba están las estrellas.

La noche es fresca, perfecta. El campo lo es también.

El problema está más adelante. 

Apenas a media cuadra, calculo. Entonces,

me pregunto si no es mejor pegar la vuelta

aprovechando un retorno que observo

a mi izquierda. Pero de pronto el tráfico avanza,

sigo unos metros y veo un auto calcinado 

y unos bomberos trabajando y nada más.  

Ningún rastro de un ser humano afectado. 

Quién sabe que pudo pasar entre el partido 

que tiene a tantos pendientes, ese auto, 

los que estaban en él, y arriba, en las estrellas. 

Son tantas que cubren el cielo y lo vuelven

infinito, lejano, misterioso,  y bello. 

Es muy bello, me repito,

y la visión del auto quemado me acompaña.

martes, 25 de marzo de 2025

La ventana

Día de viento y sol cerca del mar. Una vez más camino hacia la playa. A priori, no recuerdo bien qué hice el día de ayer. Tengo que hacer cierto esfuerzo para llegar a los detalles más importantes. Incluso noto a veces que cuando quiero rememorar lo importante apenas vuelven atisbos, e incluso atisbos son los que tengo cuando consigo contactarme con esa dimensión en donde reina la paz y se percibe otra especie de tiempo. Un ritmo que te habla de cierto espacio infinito que sin embargo no sería eterno.



lunes, 24 de marzo de 2025

Amanece

El sol empieza a llegar a mi casa. 

Amanece. Otro día más en la ciudad.

Por todos lados, sonidos, los ruidos de siempre. 

Las calles tienden a encontrar un ritmo 

que con el fin de cada sonido

me habla de lugares esperándome 

desde distancias lejanas. 

Debo ir cuanto antes:


domingo, 23 de marzo de 2025

Imagínense

Imagínense: llegar a donde 

convergen el deseo, la voluntad 

y el talento. El lugar donde 

se vuelve a ver una laguna

que se conoció en la infancia,

donde había cañaverales, un agua 

azul casi negra y los peces 

saltaban al atardecer

-era un día de invierno-, 

y entonces, ante la visión esa laguna, 

uno se abandona a lo que es y no pide más 

porque lo más real que podrá alguna vez tener 

es lo que tiene y al fin, claro 

en los sentimientos, solo busca 

lo que se está al alcance de la mano.

sábado, 22 de marzo de 2025

Detrás de una nueva idea

 

Quiero acceder a una nueva idea que sospecho se viene gestando desde hace mucho. Tal vez desde que tengo memoria. Una ola que viaja a través de muchos kilómetros en un agua helada y quiere por fin romper en un lugar rocoso que sospecha es el fin del mundo. ¿Pero dónde queda ese lugar? Lo imagino: tiene pingüinos que caminan de un lado a otro con esa gracia tan particular, luego se tiran al agua y nadan rápido, espléndidos, hasta un agua turquesa donde encuentran que, sobre un iceberg, hay una sirena que los recibe encantada. Incluso pronto les canta en un tono dulce. Y pronto se acercan pájaros incluso del trópico a ese iceberg y el pedazo de hielo con toda esa fauna sigue camino por el océano hasta que llega a una playa de arenas gruesas donde todos bajan y se ponen a disfrutar de distintas juegos que organizan en pocos instantes. Pero una tormenta se acerca desde el horizonte de la nada a toda marcha y barre con todo, y no queda más que un silencio. Y enseguida arranca el ruido furioso del viento.  



Sol y calor

En el último día del verano, hay sol 

y mucho calor. El mar, calmo, azul, 

está esperándome. Entro y me recibe 

para que nade un poco por su superficie 

y me lleve hacia una profundidad mayor. 

O al menos eso intenta, pero me resisto 

y vuelvo a la costa. Al fin, toco la arena, 

camino y miro: sigue hermoso 

en su silencio este día de sol y calor 

sobre el fin del verano. 

viernes, 21 de marzo de 2025

En un lugar del campo

 

Paramos en un lugar del campo, 

del inmenso campo y, al bajar del auto, 

ahí estaban ellas, las estrellas, 

miles de millones, arriba, en el cielo, 

increíbles, fulgurantes,

lejanas y sin embargo ciertas; 

Me las podía imaginar 

como plenas de energía. 

También ellas algún día les tocaría 

morir y mientras tanto, supongo, 

también tendrían que entender 

el sentido de sus brillos,

la forma en que se iluminan 

unas con otras y cosas así 

que, de algún modo, nos tocan 

también a nosotros, acá, abajo.

 

jueves, 20 de marzo de 2025

Cielo

Un avance hacia un punto 

que todavía no vislumbro 

pero que intuyo aloja

una dimensión cercana 

a las estrellas que permanecen 

atentas a los que corren 

hacia los límites de lo 

momentáneo que por momentos

llamaos lo cierto, lo real. 

miércoles, 19 de marzo de 2025

Los venteveos

Natación a última hora. Ya empieza a oscurecer apenas pasadas las siete y media de la tarde. El otoño se acerca. Fue un día de lluvia y después con sol y sobre el final unos venteados cantaban con una dulzura infantil, fresca, perpetua también. Lo miso una hoja. Se movía apenas en la punta de un álamo que tenía enfrente e integra toda una hilera que a cierta distancia acompaña la pileta inmensa donde nadé solo, feliz, aunque por momentos perseguido por preocupaciones de mi trabajo que no se justifican según una perspectiva existencial profunda, pero que en un tren práctico ejercen su fuerza, tal vez justamente para tapar lo que en verdad me angustia: el paso del tiempo, los años que se suceden hacia un fin, el cuerpo que cambia y todas las cuestiones propias de los más elevado que es justamente hacia donde imagino que van los cantos de los venteveos. 

lunes, 17 de marzo de 2025

La dimensión de la quietud

 

La dimensión de la quietud, 

el punto donde el mundo 

apenas se mueve en un espacio 

que se mueve incluso menos 

y en donde la tranquilidad 

reina amigada con las partículas 

que la componen. 

Nada importa demasiado 

para esa dimensión 

porque la comprensión 

de lo inabarcable 

reina a sus anchas 

en todos los confines 

y desde todos los tiempos

amigos. 

Cumpleaños

Cincuenta y dos años en esta tierra. Uno debiera sentirse más sabio y por lo tanto con algunas cuestiones más resueltas supongo. Pero uno también podría estar muchos escalones más abajo. Así que mejor festejar las ascensiones: es sabido que el paso del tiempo no es garantía de nada y que, de hecho, nada en esta tierra lo es. 

La visión del campo, cerca de la casa de mi madre, en contraste con su barrio, con sus casas prolijas y recluidas en un perímetro delimitado, excita mi cabeza y le da un impulso para pensar en la felicidad que entraña esa porción de tierra con distintos verdes que se extienden hasta formar un mar en donde los árboles, de cuando en cuando, interpretan islas vírgenes en donde los loros y otros pájaros rondan encima felices, llenos de vida. Esas es la otra vida, me digo, la existencia soñada a la que uno aspira desde el barrio de siempre y que a veces se lograr entrever unos instantes. 

domingo, 16 de marzo de 2025

Ser pisciano 2

 

Caer en los dolores de los otros, menos diría en las alegrías, retomar sus caminos y continuarlos como si fuesen propios sin darse cuenta de las diferencia y más tarde ahondar en el canto de los pájaros, recibirlos y continuar con su potencia incluso después de que ellos hayan seguido viaje. Mucho después. Subir montañas, llegar hasta la nieve y tocar esa blancura solo para enseguida sentir el aire, frío, reparador y de pronto tener un recuerdo oscuro, impreciso y pertubador que habla de un alce enfrentado una jauría de lobos. El alce es viejo y conmovedor. También sabio. Los lobos lo rodean voraces. Sin duda, no les importan los méritos del viejo alce porque lo ven como una presa fácil. Pero no lo es. 

sábado, 15 de marzo de 2025

Cincuenta y dos años

Cincuenta y dos años cumplo hoy. Nada ha cambiado en mi vida en tantos aspectos. Suelo tener los mismos sueños, los mismos miedos. O al menos parecidos, e incluso las mismas alegrías, gracias a los mismos seres y objetos: pájaros, árboles, mar y cielo. El paso del tiempo, con todo, lo vivo distinto y también vivo diferente un montón de aspectos que hacen a la esencia del mundo, quiero creer, y que empiezo a vislumbrar mejor. No hay garantías de nada. Eso por ejemplo lo sé. Todo depende de uno. Y uno solo dispone de fuerzas acotadas para acceder a esa dimensión que está más allá y que se podría nombrar como Dios, pero que en realidad no es Dios tal como lo entiende la religión. Es una fuerza superior, más que nada misteriosa, que nos conecta con un sentido profundo que solo nos pertenece a nosotros en un modo etéreo y que sin embargo es lo más importante a lo que podemos aspirar. Diría que es cierta comunión con esa fuerza que está en uno y en todo lo demás, y que entraña, más que nada, la posibilidad de darle un sentido distinto a la inconmensurable sucesión de hechos que ocurren por todos lados. 

viernes, 14 de marzo de 2025

El peregrino

 

Madrugada. La hora que todo tiende al silencio. El tiempo de la conexión con el cielo. La fuerza allá, arriba. Hay un grillo en algún lado. Una fortuna sideral. 

Desperté con una sensación de extrañeza, como si la vida que vivo no me perteneciera ya. O mejor dicho: como si cada día me perteneciera menos. Y con todo, hay lazos que siguen sujetándome a pulsiones que no puedo evitar y me limitan. La necesidad de tener una dimensión útil en ciertos puntos convencionales en la esfera del arte creo que es el mayor de ellos. Ni bien los solucione, supongo, un mundo nuevo está listo para entrar en escena. Pero por lo pronto debería asumir ciertos costos, y por supuesto eso me cuesta. Veo un peregrino. La figura de un ermitaño que golpea la puerta de una taberna por la noche. Hay lluvia y frío y pide un plato de comida. Y el plato se lo dan y él lo come junto a un cuervo que lo observa sobre un estandarte de madera. No sé qué puede significar, la verdad, eso.

jueves, 13 de marzo de 2025

Pintamos

Voy a ver a mi amigo después de unos años.

Cuando me abre el portón de su casa,

lo encuentro más viejo. Yo también en el último

tiempo me veo más viejo. Estuvimos distanciados

por un tema que hoy me parece más insignificante

que nunca. Tal vez porque sé cosas que hace unos 

años no sabía. Por ejemplo: que todos los dogmas 

son rígidos, duros, están de pie y por eso pueden 

caer. Lo más increíble, pienso, es que esto 

que digo en relación a los dogmas se aplica 

a todo tipo de creencias. Todo mi gran 

edificio de creencias, podría caer, sí,

de un día a otro porque todo 

en lo que creo no es más que una estructura 

que hoy está de pie y mañana podría 

desplomarse para levantar una cabaña 

en la cual trabajaría maderas e incluso piedras 

y otro tipo de materiales que convertiría

en esculturas. Lo importante, en todo caso, 

es que con mi amigo pintamos hasta que el sol 

se escondió entre los árboles y los mosquitos 

formaron nubes en torno a nosotros. Después, 

nos fuimos a cenar al pueblo y rememoramos 

vivencias en lugares remotos a los que podríamos 

volver alguna vez. Solo habría que pensar 

en tenerlos al alcance de la mano, me digo, 

aunque sé que nada de lo que piense me lo asegura,

Se trata de pensamientos, acabo diciéndome

inseguro acerca de la eficacia que tienen.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Día fresco con nubes

 

Día fresco que tiende a estar cubierto de nubes y algo de viento. Durante la noche permanecí un buen rato inmerso en las marañas de sensaciones y secuencias que me permiten suponer que mi ser capta demasiados estímulos y después no es capaz de decantarlos, muchos menos de entenderlos. Parece que existe una dimensión a la que apenas accede; un mundo interior que está en diálogo intermitente con el exterior y que, en lo esencial, tiende vivir su propia historia. O más bien, intenta crearla en función de que los elementos del mundo exterior no le dan garantías de nada. Nadie parece estar pendiente de los destinos del prójimo. Solo queda confiar en Dios, pero ese es un salto demasiado irracional. O más bien, incierto, y además teñido de una simplicidad tan grande que parece vacía. Por supuesto se podría desplegar, pero desde cierta confianza, que debe ser verdadera y, por lo tanto, si no es sentida no vale.

martes, 11 de marzo de 2025

Ser pisciano 3

 

Olas alta y feroces que se alzan hasta límites increíbles y después, cuando explotan, arrastran a los que están de pie en el agua. Así son las reacciones a veces, tan desmesuradas. Algo no advierte que, después de todo, solo son gente que está en la playa un día de verano y si bien hace algún tiempo hubo una tormenta, ya las cosas sobre la tierra deberían volver a su cauce. 

lunes, 10 de marzo de 2025

Ser pisciano

 

Recuerdos constantes y a la vez significativos, pero intermitentes, lábiles por momentos y por otros de una fugacidad arrebatadora, ágil, pero indeleble, fuerte y capaz de venir desde raíces profundas, inmersas en una tierra negra que después llega hasta las piedras y tiene conductos desde donde emergen otras imágenes: momentos vividos y a veces soñados y otros que semejan pertenecer a otras personas u otras vidas. Así ha sido y es mi vida. 

domingo, 9 de marzo de 2025

Lluvia con pausas

Lluvia con pausas, tranquila 

y lánguida  que me acerca al puerto, 

en mi infancia, a la espera de tomar 

un ferry que me llevaría al otro lado

de la costa, y después de viajar 

un tanto más, a la casa de mi abuela  

donde cada piedra, cada árbol, 

cada espacio, podía revelarme 

lo cierto y permanente.  

¿Cuándo perdí esa conexión

y cómo hago para volver 

a estar frente a un paisaje

de árboles que luego 

de caminar un buen rato

me dejen ver el mar?

viernes, 7 de marzo de 2025

Está por llegar la tormenta

 

Está por llegar la tormenta. Se ven rayos 

a lo lejos y el calor cede gracias a un aire más frío.

Un hombre en el edificio de enfrente 

fuma en un banco de su magnífico balcón. 

Lo miro desde el mío de la misma forma 

que lo he mirado por años.  Su padre 

ya debe haber superado los noventa años. 

Él los sesenta. No tiene pelo en la cabeza, 

usa anteojos y parece un intelectual modesto 

y tranquilo que vive con su padre 

a la sombra de alguna posición 

privilegiada que soporta con cierto hastío 

mientras cada día fuma uno o dos cigarrillos 

en ese edifico histórico de principios de siglo pasado 

que miro desde mi balcón desde hace más de veinte años.

El hombre debe pensar, imagino, cosas parecidas 

a lo que pienso acerca del paso del tiempo, 

de la incertidumbre, de las fuerzas del arte 

y de los dilemas cotidianos 

que nos mantienen lejos de temas más acuciantes.


El calor no cede no ciudad

El calor no cede en la ciudad cuando amanece

pero al menos una leve brisa correr, va, llega 

al hombre que pasea a los perros y me sonríe,

cuando le confío a mi perra,  y sigue camino

con la bondad de su manada sin prisa, 

pero con gracia, a la espera de que el sol suba.

jueves, 6 de marzo de 2025

Catania Matera. La mirada de los gatos

 

Salió de Catania con la intención de retener todo lo que veía para después, en los miles de días iguales que tendría por adelante -tomando en cuenta los miles que había tenido parecidos los últimos treinta años-, entender mejor que en los rasgos nuevos y en los vaivenes de los caminos, se pueden entrever otras vidas. Incluso otras dimensiones que a priori no quieren mostrarse o que, cuando se muestran,  no son vistas por quien se encuentra en sus días normales. Solo se pueden ver, por ejemplo, desde la escalera de piedra esculpida por habitantes de unas cavernas en una ciudad llamada Matera, a muchos kilómetros de su punto de partida. 

A esa ciudad, Matera, la conoció en la oscuridad y le tenía reservado un regalo: laderas que formaban grutas y casas en la montaña donde unos pocos gatos se le aparecían de vez en cuando y lo miraban mudos. Por lo demás,  solo estaba el aroma de una carne al horno en alguna parte. Se puso entonces a recibir la placidez del paisaje y sintió el silencio en su interior acorde con la mirada atenta de los gatos. Y quiso entonces integrar ese instante a su cuerpo para sosegarlo después, mucho después, por siempre

martes, 4 de marzo de 2025

El encanto del mundo

 

Seis y media. Ni bien dejó de llover, 

fui a la gran pileta a nadar en soledad 

sobre las líneas negras del fondo 

mientras los pájaros despedían el día 

y las nubes permanecían quietas. 


En cierto momento incluso nadé

con la cabeza fuera atento al ruido

que hace el agua y es la delicia 

más grande junto con el canto 

de los pájaros y el ruido del viento 

en las ramas de los pinos lambertiana.

lunes, 3 de marzo de 2025

Ofrecen lo que tienen

Pájaros que vuelan de un lado 

al otro, ¿hay algo más propio  

del lugar donde está la alegría? 

Ojlalá nuestros contactos fuesen 

tan placenteros porque, de ser así,

uno iría por la calle  y a cada rato 

los pájaros saltarían de rama en rama, 

recalarían en las fuentes, se bañarían, 

y pronto se escucharía el trino, vivaz, 

límpido, truenos, y el mar, crispado, 

apenas, un poco,  recibiría una lluvia 

de verano que seguiría viaje 

hacia el sur o el norte -no importaría-,

 así como no importarían 

cosas que todavía importan 

por más que uno sepa que debería  

hacer como los pájaros cuando van 

de rama en rama, y de pronto, felices, 

trinan,  ofrecen lo que tienen y siguen viaje.

domingo, 2 de marzo de 2025

El mayor poder es la menor libertad

 

Después de tantos años descubro en mi cabeza que los espacios de mayor poder son los de menor libertad gracias a una película sobre un ministro de propaganda. A cada paso, su vida pasó a ser para la historia y por lo tanto dejó de pertenecerle. En otra dimensión, pasa con Cristo hijo de Dios, luego crucificado y así. Veo un mar después de esa imagen y peces saltando por la superficie. Una vez aprendí que se llaman lizas los peces que saltan por la costa del atlántico -aunque debe haber otras especies-. Arriba del mar veo el sol y no hay nubes donde unos pocos pájaros pasan. Se distingue en el horizonte un petrolero con el casco  negro y una franja roja más arriba. Avanza y a su alrededor solo la estela de humo queda que pronto se disipa para que solo permanezcan las gaviotas alrededor. Ese sería su gran poderío.



sábado, 1 de marzo de 2025

Mañana de humedad

 

Mañana de humedad, lluvia y después la escucha de las chicharras cantando en favor del verano, de todo lo que fue mi infancia. Me recuerdo, mientras estoy acostado, en ese tiempo: yo me maravillaba con las fuerzas de mi cerebro al punto que no distinguía bien la realidad de las fantasías y en cierto modo era más sabio que ahora porque es cierto que no hay ninguna realidad y que, si vamos a una última instancia, cualquier fenómeno que vivamos se encuentra más que nada ligado a nuestras percepciones, pensamientos y a una vivencia exclusiva. Por eso creía con todas mis fuerzas que podía ser el animal que quisiera y también pensaba que, desde esa nueva vida, era capaz de sentir de muchas maneras diferentes. Y lo hacía, y así lograba transportarme hasta límites nunca antes vistos. Sin ninguna duda, fueron de las experiencias más potentes que me tocó vivir porque creía, sin ser consciente, y por lo tanto con toda mi alma, que los límites entre mi ser y los otros se podían borrar, y los borraba, y de pronto era una gaviota, más tarde una pantera y en hasta un árbol, y en cierto punto el bosque entero, o el mar, y esa sensación de pertenencia me maravillaba. Era mística porque ninguna teoría la rozaba. 

Racimos de uvas

 

Amanece. Desde hace ya unos cuantos días que sigo con este tema en la cabeza que me ronda como una calesita .Un giro que me acompaña en un intento de decirme algo que todavía no interpreto. Los racimos de las uvas también caen a mi alrededor. En el sueño se ven moradas, y después verdes, y yo las intento agarrar, pero no puedo. Y eso es lo que pasa. De manera que sigo en el intento hasta que me doy cuenta de que estoy en un bote que se dirige hacia un salto, una catarata con una la caída de muchos metros. De manera que busco la orilla, remo con mis manos con urgencia hasta que por fin me tiro al agua, y el bote sigue por el agua, y cae, y yo termino agarrado de una rama sobre la orilla fijo en el agua que sigue con fuerza..

viernes, 28 de febrero de 2025

El fin de todos los fines

 

Lluvia. Humedad y sol. Y después lluvia y algo de calma, de falta de viento, de pájaros que todavía pasan, que vuelven a sus refugios antes de que termine el día. El instante donde algunos buscan su detención. Un instante de felicidad, lo llama mi padre, con quien discutí hoy sin que pueda contarles bien el motivo. Diría que son cosas de trabajo los motivos, pero tratándose de mi padre y de mis reflexiones tal vez sea más mis propias ganas de imponer mis puntos de vista, de no aceptar los límites y los desencuentros que los otros me proponen. Hace poco un joven me hizo ver que las personas que tenemos alrededor también nos proponen desencuentros. Pienso a partir de entonces que está bueno aceptarlos, e incluso sacarles el máximo provecho. Valorar así las distancias, las cosas que se terminan y festejar eso para algún día estar un poco mejor preparados para el fin de todos los fines.

miércoles, 26 de febrero de 2025

La pileta con palmeras butiá

 

Ayer, después de una lluvia que ocupó 

la mayor parte del día, cuando por fin 

el cielo mostró algo del sol en el horizonte, 

fui en bici a nadar. La pileta tenía el cartel 

de cerrada, así que casi pego la vuelta, 

pero decidí acercarme más y descubrí 

que la guarda vidas estaba en un salón 

viendo una película en su celular. 

Me abrió y decidió cuidarme a la distancia, 

de pie, sobre una sombrilla madera y techo 

de paja en la entrada. Por desgracia, su celular 

continuaba a cierto volumen. Pero lo demás 

era soñado. La pileta sin nadie, los pájaros 

a los costados, sobre unos álamos carolinos 

inmensos y el agua, tibia, límpida, con líneas 

negras debajo sobre las que me puse a nadar 

en soledad en esa gran pileta donde fui y vine 

hasta que, cansado del crawl, nadé pecho 

con la cabeza afuera para disfrutar de las cosas 

de esta tierra, y después de espalda 

para alegrarme con el cielo 

donde vi pájaros en lo alto 

y para, casi al final, descansar 

en el borde donde a veces 

unas cotorras comen un fruto 

de un naranja tenue que dan las palmeras 

y que en mi infancia me dijeron 

que se llama butiá.  

lunes, 24 de febrero de 2025

Mármol gris atigrado

 

Fui a nadar después de ver 

la lluvia casi todo el día. 

Más temprano, pulí un mármol gris

con vetas marrones (es como un tigre), 

que espero me dé muchas alegrías, 

incluso más de las que me está dando, 

y de las que me ha dado a lo largo 

de los últimos años. Porque, 

desde el punto de vista artístico,

tengo hacia ella los deseos más fuertes 

y por eso le pido demasiado. 

Voy a dejarla ser en todo caso

lo que desee y voy a ir por el campo, 

libre de ella, y de tantas otras cosas.

Lo mejor de todo

 

Hay un punto en el que tal vez 

uno se pone a disfrutar 

de lo que antes lo exigía 

a permanecer atento a cierta valla 

que marcaba ciertos límites. 

Pero a veces esas vallas caen 

o se abren y muchos días, 

años incluso, salen, van, corren, 

se vuelcan por distintos lados y, por fin, 

ya no pesan las cuestiones que importaban 

porque la libertad de pronto es 

amplia, amplísima, y la alegría

 resulta merecida y tiene motivos 

para estar donde está, y uno la agradece 

y deja cualquier objeción 

porque está cansado de buscarlas.

Un tren de locos

Cuando uno es joven, alguna vez, 

paseando por la playa, inspirado piensa 

primero en los grandes personajes de la historia, 

y después, tal vez, en todos esos seres anónimos 

que les tocó morir en forma absurda 

en batallas que no sirvieron para mucho. 

O sí, pero que en todo caso no les sirvieron 

a ellos y cosas así. Y cada domingo, por la noche, 

se repite: Pasó una semana más y los años pasan... 

Es la manera de darle un sentido a ese paso 

y de preguntarse de nuevo acerca del futuro.

Y por momentos, se angustia por problemas 

grandes, que luego crecen más, y con el tiempo 

decrecen -con suerte- y luego viene algún otro,

y así por los años de los años hasta que un buen día, 

cansado uno de esa sucesión de estados repetidos 

en un tren de locos, se propone cambiar

y, con cierto entusiasmo, lo intenta, pero los cambios 

 son pocos, o no llegan, y no hay nada nuevo 

bajo el sol, y entonces, cansando, percibe  

que la muerte es un poco más deseable. 

Y con el paso de los días, tal vez años, la aceptación crece 

y el tren baja la velocidad para ir despacio por el campo.

domingo, 23 de febrero de 2025

Era un día de verano

 

Era un día soñado de verano en que el mar estaba calmo al tiempo que amanecía, los dos iban por la playa de la mano y las gaviotas levantaban vuelo felices de ir por el cielo y graznar para decirse cosas incomprensibles. No había nadie más a la vista, apenas un perro de pelo largo marrón oscuro y ojos muy redondos que tenía una mirada triste porque le tocaría solucionar los males de ambos. Si, lo haría. Se sacrificaría por ustedes para liberarlos y luego sería enterrado en esa misma playa. No obstante viviría muchos años menos que ustedes, la expresión triste de ese perro permanecería como un recuerdo en parte feliz para ambos.

sábado, 22 de febrero de 2025

Ayer en escultura

Ayer en escultura me adentré 

en el ritmo suave de la herramienta 

sobre el barro en el ir y venir 

como lo hace el agua y el viento 

en una mesa de madera ubicada 

en una terraza que mira el horizonte  

y tiene un palo borracho en flor detrás 

que recibe a los colibríes  

felices de llegar  a lo más alto 

donde incluso parece que juegan. 

Somos tres, y nos acompaña un gato, 

y mientras el sol baja cada uno avanza 

en su intento por expresar algo 

que tiene que ver con darle sentido 

al hecho de nacer, estar y morir. 

Y para eso nada mejor 

que los colibríes cerca. 

jueves, 20 de febrero de 2025

Días y noches en la Pampa

 

Un momento de luz, y después de sombra. 

Pasan las nubes por el cielo y la tierra 

lo refleja con sus pastos, sus árboles esparcidos,

esporádicos, algunos apenas, cerca del suelo, 

y otros grandes, altos incluso como colinas 

de ramas y hojas que se ven a lo lejos. 

Estamos en la Pampa, un lugar que me es conocido 

y cada vez quiero más porque, gracias al tiempo, 

y gracias a la posibilidad de andar un poco, 

o tal vez bastante, por otros lugares, se aprende 

a valorar las propias, las más cercanas, 

las conocidas como el cuerpo que nos acompaña 

cada día y después por las noches, y de nuevo: 

bajo el sol, y la luna, las estrellas, repetidas 

hasta un cansancio que en algún punto 

llega al cuerpo y lo libera.

Devaluación

 

Me repito una y otra vez 

que el tema no tiene importancia

y pasará como tantas cosas.

Su lugar en el mundo es ínfimo 

y pide ser olvidado incluso. 

Pero me cuesta como tantas cosas. 

Insistiré de todas formas porque estoy seguro 

de que al fin lo voy a lograr (tal como he logrado 

tantas cosas), y sonrío y después no hay forma 

de que algo falle (al menos en mí corazón). 

O sí, pero eso tampoco importa

porque todas las ideas también van a pasar. 

miércoles, 19 de febrero de 2025

Copenhague 2

 

Salimos otra vez rumbo al centro y en ese caminar pasamos por un parque donde veo todo limpio, ordenado, bien organizado en su diseño, y por fin llegamos a la catedral que tiene una impronta parecida en su concepción a San Pedro, pero es mucho más chica y dentro no tiene mayor gracia. Figuras de santos pintadas en el techo sin mayor encanto y una forma redonda con espacios para esculturas que no están en su sitio porque en el interior la sobriedad llega a ese punto. El altar, como es de imaginar, sigue ese mismo camino y no hay imágenes, solo una cruz. Una catedral construida con un estilo neoclásico. Después, nos vamos hacia el palacio real y asistimos al cambio de guardia en un escenario muy parecido a Londres. Atuendos similares en los guardas incluso, pero con diferentes colores, aunque los sombreros, son casi idénticos: negros con piel. Los distintos edificios del palacio no son del todo impresionantes, pero tienen cierto atractivo como conjunto y se unen con una fuente cercana al mar y a un jardín angosto y con detalles modernos que me genera dudas -y lo mismo unas esculturas en forma de columnas modernas-. Lo moderno y lo antiguo juntos es un tema complejo.

Después, tomamos unos capuccinos en un lugar con mesas en la vereda donde un hombre, sospecho que oriundo de Brasil, come en una de ellas de una manera espantosa. Aunque me indignan sus maneras, sé que debo ignorarlo, pero no lo logro porque hay un criterio que tiende al juicio severo sobre los demás que nunca entendí a qué obedece, pero que es una parte esencial de mi ser y, en este caso, a continuación, pasa a criticar a una señora que cruza la calle con lentitud junto a su perro por la mitad de la cuadra. Después, tal como lo imaginaba, se ha sentado en una mesa y molestado al mozo con unas maneras poco gentiles para que le sirva más vino. Acto seguido, llega una amiga de ella a conversar con ella. Tienen más de setenta años y la amiga que ha llegado última tiene una apariencia mucho más esmerada en sus joyas, en su pelo y en su vestimenta. 

martes, 18 de febrero de 2025

La Pampa

 

Voy por la ruta. Campo y más campo, enorme campo. Lo celebro pensando que no es como en Europa donde siempre aparece la mano del hombre en un modo mucho más notable. El cielo tiene nubes que de todas maneras dejan ver al sol detrás, como si fuese la luna, redonda, pujante, bella. Dos chajá cruzan la ruta. El de la Pampa es un paisaje que siempre guarda la calma de un mar y siempre me recuerda la novela de Chejov La estepa. Después, en la estación de servicio está el hombre que me carga siempre nafta y considero mi amigo. Y también la joven que me prepara unos sandwiches. Todo parece en orden y en paz. Todo pareciera que podría durar. 

lunes, 17 de febrero de 2025

Un ciclo más

 

Me levanté en la noche: 

un ciclo de más de doce años 

concluía y por eso miraba la noche 

atento al canto de un grillo a la espera 

de recibir un mensaje que nunca vino 

aunque se terminase una época

por obra de quien construye sin develarse 

y no da tregua en su sed y hambre por llegar 

al otro lado incluso cuando sin formalidades 

deja a los exaltados, tarde o temprano,

inermes con su avance que no se repite,

y que si al menos se parece 

es solo para regocijarse 

en el placer que le genera el enorme caudal 

de cambio que disfruta como nadie. 

Solo el canto del grillo parecía sostenerse 

en el aire. Pero  llegado el momento, 

el sol aparecería 

y todo seguiría viaje.



domingo, 16 de febrero de 2025

El mar

 

Un montón de agua que crea un manto de felicidad, de un azul moviéndose que va y viene según el viento y fuerzas que determinan astros que despliegan designios emocionales emparentados con raíces que nos exceden y que, por sobre todas las cosas, nos lleva a los momentos previos de la gestación. Un rumor donde nada de lo que existe estaba determinado y donde no llega la memoria porque solo hay un cúmulo de lava que ronda el espacio subterráneo a través del cual se desenvuelven las razones más importantes. Y sin embargo, permanecemos en la playa atentos a nuestras cosas. Ajenos a la fuerza inmensa.

sábado, 15 de febrero de 2025

Día de viento y lluvia

 

Voy por lo playa, debo alejar de mis pensamientos un tema de índole laboral que me persigue, que sé que no tiene tanta entidad profunda, real, como para que le otorgue tanta importancia, pero mis pensamientos vuelven a él una y otra vez para intentar desmenuzarlo, digerirlo, tragarlo de algún modo. Y no es fácil. Me siento la playa, ya está oscuro, veo las estrellas, siento el viento en la cara, un viento fuerte, que suena, y trato de atender al ritmo de las olas en el mar, de fijarme en sus ruidos, continuos, fuertes, capaces de llevarme a una dimensión diferente de paz y oscuridad. Y por momentos lo logro, pero lo único que veo es la oscuridad, y lo único que siento de manera cabal es a mi cuerpo y me mantengo atento a sus demandas. ¿Esto es al fin y al cabo meditar? me pregunto, y sé que no lo es, que debo insistir, pero no lo logro, y abro los ojos y me fijo en las estrellas. Un avión, con una luz diminuta pasa muy a lo lejos, y después siento su estruendo, pero de una manera apenas perceptible, y me fijo un poco más en las estrellas. No parecen más que un decorado. No resultan del todo reales, ni mucho menos me resulta real que sean parte de un espacio inmenso, infinito, misterioso, y que al fin y al cabo un día, cuando muera, ellas sigan ahí como si nada sin que pueda verlas. Es un pensamiento de lo más infantil, pienso, pero admito que es lo único que se me ocurre frente al viento y el mar.

viernes, 14 de febrero de 2025

En las noches

 

Amanezco después de vivir un sueño que se repite a lo largo de mis últimos treinta años de una manera metódica, punzante, obstinada. Quiere mostrarme algo, o darme algo, o generarme algo que no logro retribuirle por lo visto. Afuera, está nublado. El bosque reposa con la letanía del canto de las palomas y nada se mueve mientras unas pocas caen de los árboles. Por suerte, ningún perro ladra. Pienso muchas cosas, pero por fin sé que no tienen mucha importancia. E incluso pienso en el sueño, en sus representaciones. en su función y en lo que debo aprender de él. Pero, como siempre, no logro llegar a nada. Supongo que estoy feliz de vivir con él en las noches.

jueves, 13 de febrero de 2025

Silbando


Soñaste que tenías otra vida. 

Todo era igual en cuanto 

a que vivías en el mismo lugar, 

tenías los mismos hábitos, incluso 

el mismo trabajo y también los mismos 

afectos y el mismo amor por el paisaje. 

Pero en tu interior eras libre 

al punto que no estabas atado 

a los tormentos que alimentas tanto. 

Ese costado con líneas de desafíos continuos 

en torno a estar con vos mismo 

se había ido y caminabas silbando 

por tu barrio, despacio, contento, 

con una expresión en la cara 

un tanto cándida mientras 

los gorriones se te acercaban. 

Y después, al despertar, un sentimiento 

impreciso de terror te acompañaba. 

miércoles, 12 de febrero de 2025

Los pensamientos

 

La posibilidad de distanciarse de los pensamientos, de dejarlos ir por su cuenta según su cauce, igual que un riacho cuando baja la pendiente. Y cuando crece el caudal, de no ser arrastrados por ellos. Y al mismo tiempo: la necesidad de atenderlos, de darles espacio, lugar, cobijo, un espacio entre plantas suaves donde podría también uno echarse, un manto donde estar a sus anchas. Luego entender por qué ellos vienen a decir sus cosas: qué buscan, qué intentan, los pobres, monos a veces en los árboles, gritando, chillando en realidad, sus deseos y también: qué debe uno agradecerles, desde lo más profundo, esa arena que está sola en la playa y espera la llegaba, al fin del agua, para estar lo más en paz con ellos. Tal vez sea, hoy pienso, posible.



martes, 11 de febrero de 2025

El instante

Día de calor bochornoso. Imposibilidad de andar más o menos bien. Con todo, sobre el fin de la tarde, ida a la pileta. Mucha gente para lo que suele ser la concurrencia. Muchos nadan para un "desafío" en un lago de montaña. Gente voluntariosa. Intento abstraerme de todo sin éxito. Insisto no obstante. Hasta que al fin, cuando salgo, fijo en unos pies, que se divisan entre un cerco de pinos enanos, aparece el instante mágico. Es un segundo. Tal vez dos. No más. Pero aparece. Una sensación que no podría describir nunca. Paz y comunión con algo llamado vida, existencia. Consciencia de estar en eso que llamamos existencia con total plenitud, tal vez sería. Pero no lo es. Es algo más y por eso se vuelve tan precioso. 



lunes, 10 de febrero de 2025

Domingo por la noche

 

Domingo por la noche. Mientras está a la espera de que le entreguen el pedido con su cena, se encuentra con un hombre, un vecino, y hablan de que se conocen desde hace por lo menos treinta y cinco años. Él tenía quince ahora tiene más de cincuenta y el hombre es mucho más grande y pasó por muchas cosas. Al parecer, no muy buenas, ni muy loables en cierto punto. Pero quién puede juzgar al prójimo piensa. Aunque en realidad sí se puede juzgar, agrega su cabeza, y eso es lo que hace cada día, cada hora. Y de ese hombre también, para ser honestos, no piensa muy bien. Pero con todo, al menos, puede ahora matizar esos pensamientos hasta volverlos en cierta manera más livianos porque, en cierto punto, quisiera que ellos volasen, que fueran junto a esa águila que anda por los árboles cercanos a su casa, se posa en una rama por las mañanas y chilla con insistencia como nunca antes él sintió chillar a un pájaro. Quisiera saber qué busca y sobre todo qué sentido tiene esa insistencia. Y al mismo tiempo, está contento con ese misterio y le gusta ver al animal a la distancia. Escucharlo, pensar en sus búsquedas. en el sentido de ese sonido que cala hondo, va hacia una fibra profunda por donde él ve correr lava sobre piedras negras. El águila sobrevuela ese fuego, y chilla, con insistencia.


domingo, 9 de febrero de 2025

De dónde nace la magia

 

Todas las molestias, las preocupaciones y las ansiedades y las angustias, no van a ser nada frente al final, al que vas a asistir, tarde o temprano, de la mano de alguien, o en soledad, de un día a otro, o por un espacio de tiempo extenso, feliz, o infeliz. Nada de eso, de ese último suspiro, se va a poder comparar con el fin de la consciencia actual. No tener más un cuerpo. No ser lo mismo. Abandonar las cadenas y las libertades para adentrarse quién sabe dónde y cómo y para qué. Las preguntas son siempre las mismas acá y allá. No sé sabe más bien nada de la existencia. Ese es el encanto de todo. De ahí nace la magia.



sábado, 8 de febrero de 2025

Un sinfín de recuerdos

 Un sinfín de recuerdos, imágenes, posiciones que adopta tu cabeza en sus intentos por entender el mundo, su lugar en todo, su forma de estar mejor, de pie, aunque parezca que está más bien confundida frente a la consciencia de todo lo que tiene ante sí, inmenso, es, se dice, y a eso hay que agregarle el tiempo, que corre, pasa, genera eventos, uno tras uno, y encima de ellos, arriba del tiempo y el espacio, está el azar, y sin ningún correlato lógico, al parecer, en alguna parte también estaría el creador. Sí, se dice, unir el azar con el creador sería la cuestión. Pero enseguida, confundida, tu cabeza busca salir de cualquier vigilia y vuelve a las aguas torrenciales del sueño.



viernes, 7 de febrero de 2025

Al menos

 

Al menos se esforzaba por agradecer, por encontrar ese instante diferente, que es la realidad de los sueños, esa detención completa del mundo, de todo, de su alma, para estar alineada con los demás, y ser uno, no vivir más apartada, ni lejos, ni estar desunida de lo que es mucho más grande y late en los extremos más remotos de todo y queda en un lugar que ni siquiera se puede imaginar de un modo claro, cierto. 

jueves, 6 de febrero de 2025

Matera. Caminata nocturna.

 

Al llegar e ir por los espacios 

que lindan con rocas y grutas, 

casas y gatos,  se permitía escuchar 

sus propios pasos a la espera 

de entender mejor el sonido del ritmo, 

para, soñaba, saber todo de su vida 

y así no preocuparse por ella 

e ir entonces hasta dejar de ser 

algo separado del paisaje, 

y así ser en todos, en muchos, 

y por fin, volar con los pájaros. 

Siempre había querido eso. 

Por eso era lógico 

que como nunca 

en el máximo silencio 

lo deseara.


miércoles, 5 de febrero de 2025

El Milagro

 

El tiempo puede llegar a modificar todo. Incluso el carácter de alguien.  Pero para eso también se necesita una fuerza. Y esa fuerza no sé de dónde viene, ni por qué, ni qué la trae, ni por qué oscila, por qué duda, por qué luego vuelve, retoma lo que empieza, parece que no puede, y tal vez, al fin, puede, un poco, y sí, se nota un cambio. Y está hecho el gran milagro de la Creación. 



martes, 4 de febrero de 2025

Lectura de manos

Hay un punto en el que todos los puntos se esfuman en favor de no decir nada, de ver, de saber, pero eso es un conocimiento que alcanza un grado que supera al lenguaje. Ese es el conocimiento profundo. La palma de una mano es vista, pueden ser descriptas sus líneas pero quien ve las líneas, ¿cómo podría decir las fantasías inabarcables que trazan?

lunes, 3 de febrero de 2025

Ciampino. Roma

 


Estabas en las afueras de Roma. Ciampino el lugar.

Los pájaros cantaban. De pronto, el sol invernal te tocaba

mientras escribías en un balcón frente a montones 

de pinos muchas veces repetidos. Todo parecía 

encontrar un cauce. El mundo feliz había estado 

siempre a la espera de un momento que por fin 

vivías en donde no había molestias cercanas 

ni pensamientos oscuros ni formas enrevesadas.

El sol llegaba a tu cara y eso valía más que cualquier idea

o meta cumplida. Más que miles de millones de años 

pasados o futuros. Lo sentías y estabas bien con él 

y con los pájaros. Y ellos felices cantaban.

 

 

domingo, 2 de febrero de 2025

Matera la edad de las piedras

 

Eran cuevas donde las personas viven desde hace por lo menos nueve mil años, le dijeron. Pero lo importante son las piedras, pensaba  que tienen muchos más años, miles de millones, y por eso los trabajos en ellas son tan sagrados, y en este lugar más  porque se trata de piedras que han logrado crear una convivencia con los seres humanos, una forma amorosa de unir los orígenes en la tierra con la vida cotidiana. Por eso hay que tener piedras en las casas, pensó, y quizo decir algo más, pero no le pareció adecuado adentrarse en disquisiciones tan personales frente a otros. Pasa siempre lo mismo, se dijo, lo que pienso no tiene la misma claridad cuando lo digo. Pasa que yo me entiendo de una forma intuitiva, supuso. Y calló atento a los filos de una de las cuevas. 

sábado, 1 de febrero de 2025

Lo fuerte a través de lo tierno

 

Para rescatar algo 

de las gaviotas que vuelan 

detrás de la rompiente.

te adentraste en la orilla 

a la espera de las olas.

 

En el puerto, durante 

varios inviernos, un lobo 

marino se acercaba a tomar 

los peces que ponías en la explanada 

para conquistar lo fuerte 

a través de lo tierno. 

 

viernes, 31 de enero de 2025

Catania

Llegó a Catania, dejó el auto en un garage y el mismo hombre del garage, ante su pregunta, le dijo que podía ir a comprar una pizza a "Il pozzo". El lugar le pareció un tanto presuntuoso para lo que buscaba pero lo mismo hizo el pedido. Le pidieron entonces que espere sentado en la entrada y por ese mismo espacio bajó tres escalones una mujer con botas blancas altas y una pollera corta y negra. Su pelo también era negro, lo mismo que sus ojos. Por eso, y por otros tantos motivos, esas botas resaltan tanto, pensó él. La acompañaba un hombre que parecía un tanto tenso por lo que tenía entre manos. Luego los dos salieron. Pasaron junto a él, que por pudor no levantó la mirada. Un mozo le entregó las pizza y él salió detrás. Y cuando estuvo más cerca, ella ensayó un mínimo gesto de atención que se grabó en él como una flecha que alcanza en menos de un segundo el blanco. Y enseguida se levantó un viento insólito.

miércoles, 29 de enero de 2025

Ragusa Ilda

Mientras sube uno a uno los escalones 

de las afuera de Ragusa Ilda trata 

de llevarse los instantes que sabe 

son muy pocos y casi justifican 

los que en su vida no tienen 

un ímpetu siquiera parecido 

al momento que vive de pronto 

cuando el sol se va y los pájaros 

lo saludan un día como tantos miles 

de millones de otros que, en este caso, 

se diferencia con el hecho que él ha paseado 

con su mujer y con su hijo por jardines 

que miran a colinas y después ha transitado 

por calles donde se esforzaron artistas, 

constructores, obreros y tantas otros,

al punto que han llegado a tocar la fuerza 

que tiene guardada y que por obra 

de millones de años se asomó 

para escuchar a los pájaros 

de manera de sacarle el máximo 

beneficio a lo que queda del día.  

martes, 28 de enero de 2025

Agrigento. La tormenta acérrima


Nadie había salido debido a la tormenta acérrima. Pero de pronto paró de llover, tal vez iba a ser por un rato. Salió entonces por las calles milenarias, frías, donde unos gatos de un color marrón claro y blanco lo miraban pidiéndole algo que no estaba a su alcance. Se metió en una iglesia y pidió lo de siempre, y enseguida siguió hasta el punto más alto donde obtuvo la imagen de un cuadro de De Chirico. Un lugar inefable, impoluto, silencioso, sostenido en el aire, incluso soñado, donde los azules se contactaban con el negro, los ocres y los blancos. Se atrevió a tomar una foto aunque en la foto solo quedase una proporción mínima; la belleza recibida había sido de pronto. Grabarla en la cámara sería casi nada, pero volvió a disparar al tiempo que volvía la lluvia y de pronto adoptaba un ritmo más intenso. No tuvo otra opción que caminar calles abajo.

lunes, 27 de enero de 2025

Catania. Piedras volcánicas

Veía a unos niños, en colegio enfrente,

no tendrían más de cuatro años, extasiados 

con el hecho de tener un cuerpo y usarlo 

para experimentar sensaciones 

que les parecían nuevas, simples

y divertidas,  bajo un cielo que se abría 

por momentos y por otros se cerraba un tibio 

día de invierno en la ciudad de Catania.


Pensaba, viéndolos, en que siempre quiso 

tener su cabeza alineada con el cuerpo 

de manera tal que ella fuese guiada 

por las sensaciones y no por ideas

que no sabía de dónde provenían 

y que lo mantenían atado a una pared 

de piedras volcánicas, tan visibles en la ciudad, 

que habían sido expulsadas por un fuego

y del que alguna vez habían surgido los palacios 

que admiraba porque languidecían 

al punto de volverse más preciosos. 


sábado, 25 de enero de 2025

Agrigento. Después de la tormenta

 

Desde lo alto, a lo lejos, veía el mar 

mientras el viento arreciaba algo frío, 

pero no mucho, y la mañana avanzaba 

en su tarea de limpiar al cielo de las nubes 

después de una tormenta. Los pájaros 

iban y venían y los templos griegos 

tenían cerca de ellos un verde vívido, 

floreciente, que en ciertas partes tendía 

a lo oscuro debido a unas nubes 

que no se habían ido del todo. 

Lo mejor está por venir, pensó. 

Voy a cambiar como lo hace el paisaje.  

La tormenta será el punto de inflexión. 

En el futuro recordaría esa mañana 

para que el sentimiento le permitiese 

enfrentar los cambios con alegría. 

Decidió incluso anotar ese juramento.


viernes, 24 de enero de 2025

Agrigento. A veces

 

A veces lo que buscaba era expresar 

algo mínimo de una sensación, una 

experiencia que por ser distinta y delicada 

debía salir de su espíritu para ir 

al de otros y ser más amplia, más libre. 

Agrigento Valle de los templos

Iba por templos griegos 

y descubría que derruidos eran 

más atractivos que imaginados en su esplendor 

porque el paso del tiempo los había convertido 

en un elemento del paisaje

al punto que se habían provisto de un carácter 

que los llevaba al origen 

gracias a estar ahora exaltadas 

las piedras creadas mucho antes 

de lo que decían los carteles 

que desde lo alto las miraban

aquel día donde no pasaba casi nadie

porque una tormenta invernal 

no se iba del lugar, feliz 

de estar entre ellas 

volviéndolas más oscuras.

jueves, 23 de enero de 2025

Agrigento

 

Se habían colgado los dioses del cielo

para interpretar la última de las tormentas conocidas, 

y se tomaban también el lujo de vociferarlo 

con el viento. Pero antes, pájaros 

de rincones lejanos se habían acercado 

hacia dónde descansaba -sobre un diván, 

casi colgado de la montaña- y le habían 

permitido recordar tiempos antiguos 

en que iba de vuelta a su casa 

después del colegio gracias a que lo peor 

había pasado (las obligaciones del aprendizaje).

Lo que restaba del día estaba en su mundo,

que era mucho más intenso, y por eso 

más real que cualquier otro.



miércoles, 22 de enero de 2025

Palermo por la noche, Sicilia

Era como si en cada calle 

viese un sinfín de amigos 

que enseguida podían mostrar 

su miseria o codicia, y que eran 

incapaces de refrenar la necesidad 

de hacer el mal por motivos, en definitiva, 

entendibles, y por lo tanto, esos arranques, 

que todos tenemos, lo motivaban 

a ser más indulgente,  pensaba, 

mientras recorría cuadras mal iluminadas 

por donde muchos habían transitado, 

y ya no estaban, pero se hacían ver 

en negocios que le parecían familiares, 

y lo impulsaban a rescatar un elemento 

que llamaba próximo, y que por eso 

encontraba divino, y definía como 

un matiz que lo acercaba 

a cierta protección, y a la vez de malicia,

cercanía y repulsión terrorífica, 

que sentía al final de cada cuadra.


lunes, 20 de enero de 2025

Enero 2025 Capo Zaffenaro

Quiso ver el mar mucho tiempo 

para estar él dentro del agua, 

no en una parte, sino en toda 

el agua enfrente que oficiaba 

de manto misterioso, 

en su cabeza tibio como 

la bañadera que lo recibía

de niño para ser una foca 

o un delfín, y por donde 

podía ir, sin ataduras, 

sin destino, mar abierto, 

como ahora, con toda esa

fuerza enfrente pidiéndole 

que hiciera lo mismo.


Capo Zafferano

Se levanta en el medio de la noche

en una casa extraña. Delante está el mar

y, un poco al costado, la elevación de piedras 

y olivos que tiene esa forma tan curiosa 

y se describe como una punta en los mapas. 

En el mar, se divisan dos luces 

que las noches anteriores no estaban. 

Pescadores, supone. Se acaba de despertar 

de una pesadilla que le da al fin la mejor explicación 

de su vida y eso no sabría decir qué sentimiento 

le genera. En cierta forma, una alegría tenue

y al mismo tiempo una tristeza por el contenido 

del mensaje que le brindado finalmente su cabeza, 

su ser, no sabría decir quién ni por qué 

recién a esta edad le ha dicho finalmente 

cómo ha sido todo y por qué tantas personas 

representaron en su vida papeles un tanto forzados. 

Pero de pronto, al recapitular estas ideas, 

ya no está tan seguro de la contundencia de su revelación. 

Tampoco del sentido de anotar el sueño.

Mira hacia al mar en busca de las luces 

de los pescadores que, por suerte, siguen 

ahí, quietos, frente de su eventual casa

en el medio de la noche.


domingo, 19 de enero de 2025

Capo Zafferano

 

Estaba donde, desde que tenía memoria,

había querido estar: en lo más alto 

y frente al mar, y donde, al costado, 

muy poco, adelante, tenía una península 

con un risco prominente, un cuerpo 

de piedra entero, colosal, esculpido 

por la creación. Aunque no podía decir 

por quién ni por qué, pero con todo, 

de lo que estaba seguro, es que le daba 

una sensación placentera que le permitía 

soñar con un lugar con pinos y olivos 

por donde recalaban los pájaros

y seguían sobre el agua.

Un lugar soñado que era cierto.

Estaba frente de él y ya se alejaba.

sábado, 18 de enero de 2025

Palermo, Sicilia 2025

Se adentraba por calles abandonadas por todos menos por la historia. En cada calle, había muchas vidas pasadas y eso se sentía de forma clara, vívida, al punto que se le aparecían a cada rato: primero como sombras que iban presurosas y, detrás, como figuras de hombres vestidos con uniformes militares de gala junto a mujeres con vestidos suntuosos de noche. Tenían copas en la mano. Y por un momento, al pasar por una esquina, le parecía que le iban a sonreír, pero enseguida notaba que se reprimían. Supuso entonces que todavía vivían de las sugerencias y de los tesoros de energías que habían quedado esparcidos por las calles y en donde ahora todo tendía a un olvido que avanzaba a un ritmo constante, marcado, persistente, como la lluvia que caía desde el cielo frío desde hacía una semana.


viernes, 17 de enero de 2025

Catedral de Cefalú

 

Estaba frente a la imagen de Cristo, 

monumental y dorada, hecha con mosaicos,

 en la Catedral, e intentaba, despacio, 

sin forzar en lo posible las cosas, 

recibir esa mirada, y en especial la fuerza 

del entrecejo que tenía el Señor hijo de Dios, 

para, por fin, estar congraciado con él 

en su faz más profunda, protectora y generosa. 

Pero no sentía lo mismo que frente a la Virgen, 

a quien tenía como lo más fuerte a la hora de sostener su espíritu. 

¿Por qué? No lo sabía y se lo preguntaba. 

Y la respuesta no venía. Solo la imagen de Cristo llegaba. 

Ni serio ni sonriente. Tampoco esta vez sufriente. 

Solo cierta sorpresa, tal vez inquietud, 

mínima, en el rostro, y en el fondo 

una potencia capaz de levantar 

a cientos de imperios por miles de años

y de llevar gente de un lado para el otro, 

de generar fuegos y también sosiego 

a niveles que nadie podría controlar. 

Ni siquiera él. 

jueves, 16 de enero de 2025

Taormina, Sicilia

Se preguntaba cuál era el camino 

de su vida mientras pasaban los años 

y no obtenía una certeza liberadora 

aunque persistiese esperanzado 

con la idea de recibir una respuesta 

que lo dejaría esclarecido y sereno. 

Hasta que una vez, de vuelta a una casa 

ubicada entre las montañas y la mar,  

después de visitar un teatro milenario

imaginándose sus representaciones trágicas,

apenas volvió sobre la misma cuestión, 

no quiso ahondar más, y la noche, 

de poco, ya más serena, como lo había 

hecho en el pasado, volvió para convertir 

en negro el paisaje que miraba desde lo alto.

miércoles, 15 de enero de 2025

Subida al Museo Capodimonte Nápoles

 

Subía con sus hijos por calles 

en donde las personas vivían 

unas vidas que le parecían infernales

porque no tenían ni el verde ni la calma

que le eran necesarias para encontrar 

un mínimo de paz que adorne 

su atormentada existencia

en donde por lo general

un montón de signos 

eran motivo suficiente 

para que en su dimensión imaginaria 

floreciesen tensiones y molestias

que lo alejaban del tipo de quietud 

situado en lo más alto en la tierra.


Y sin embargo, en esas calles, 

tan estrechas, por donde apenas

pasaba un auto, y no había veredas,

las personas, asomadas a las ventanas,

como animales exhibidos, sonreían 

y cantaban más y mejor que él, 

que no podía sino sostener

 lo que había dicho siempre:

que esa era una alegría vana

y que no estaría nunca 

cerca de su espíritu delicado,

y por lo tanto perdido, 

en un sinfín de gestos 

que respondían a ciertos artificios 

que sin embargo no soltaba

porque eran todo lo que tenía.



martes, 14 de enero de 2025

Villa Comunale di Taormina

 

Iba por jardines en donde abundaban 

las Santa Ritas, los pinos y los cactus 

entre otras muchas especies que la isla 

generaba como el complemento necesario 

para honrar a un mar que tendía a permanecer manso 

y por donde habían llegado durante siglos 

personas de todos los confines a generarse 

riqueza y placeres con el tiempo 

grabados en las piedras de templos 

levantados con la intención de honrar 

al cielo y generar así un paraíso en la tierra. 


Pero  más temprano que tarde, 

las tragedias también habían llegado 

para cubrir a tanta belleza con la sensualidad 

y la fuerza necesaria para quebrar un poco al mar 

que tenía la intención de mantener la calma.

lunes, 13 de enero de 2025

Cinco pétalos con forma de estrella

Lo fascinaba la belleza 

y por lo tanto iba detrás 

de lo que le parecía potente 

porque en esa fuerza encontraba 

un sentido preciado que le venía 

en dosis diversas para prodigarle 

un placer que estaba en los matices 

de los cinco pétalos, en las hortensias,

con forma de estrella.


Pétalos que, cuando se los mira bien,

se descubre que son antiguos infantes muertos 

en circunstancias trágicas, inexplicables,  

grabados como una ofrenda de los dioses

para que sigan otros eventos de otros mundos 

eso seres mágicos, cándidos, 

por siempre bellos.


domingo, 12 de enero de 2025

Etna

Buscaba en el arte un resquicio

que lo rescatase de la angustia 

que lo tomaba desde siempre

ante la adversidad y el dolor 

que se puede desenvolver 

de un momento a otro.


Quería así escapar de la fugacidad

para quedar en el alma de otros,

y ser alguien en lo más alto

del volcán más imponente. 

Le pedía demasiado al arte.

Y por eso el arte no lo auxiliaba.

O en realidad sí, pero solo le enviaba pájaros 

que pasaban por su ventana,

miraban el horizonte y partían, 

rápido, entusiastas, mostrándole 

la realidad más concreta y última 

de todas que él no lograba

entender más que por instantes.

Y con todo, esos contactos

eran lo mejor que tenía. 

sábado, 11 de enero de 2025

Mucho más que las estrellas

 

Veía a las personas en todos lados,

en la calle, en la tele o en las redes 

y presentía la energía que interpretaban,

al punto que les parecía que eran actores 

que seguían el guión ideado por las estrellas, 

y por alguien superior incluso a las estrellas, 

si es que ese alguien existía, y si es que era posible 

alguna vez entender qué tipo de asuntos 

arbitraban las estrellas, y que parte ínfima,

pero importante, podían decidir los hombres. 

Y se lo decía por las calles, consciente por momentos 

que también le tocaba seguir determinada trama. 

Y la seguía como los demás de la forma que podía. 

Sintiéndose a veces escrupuloso y fuerte. 

Y otras veces seguro de que sus conocimientos 

eran vagos, variaban con un tiempo, 

y se habían revelado por lo general escasos. 

Y por sobre todo, que la necesidad de no sufrir 

lo guiaba mucho más que las estrellas.

viernes, 10 de enero de 2025

Después de ver "El bello Antonio"

Quisiera dejar de expresar algo 

para tomar lo máximo posible

de todos los otros y quedar así dentro 

de un mundo donde su propio estar 

no existiera más y solo fuese su sentir 

el sentir de todos y todos

lo completaran en cada momento 

para quedar pronto dispuesto 

a cantar a través de los pájaros.


jueves, 9 de enero de 2025

Tropea

Tropea. Mar embravecido gracias a que de pronto se levantó un viento inusual. Gran espectáculo: olas que rompen a unos cuantos metros de la costa, algo inusual para el Mediterráneo, y después lo destacado: encuentro un pedazo de madera que simula ser una escultura primitiva. De algún modo, tal vez es africana. Lo es de hecho, cuando lo pienso mejor. Sin duda. Opto por situarla arriba de un arbusto y funciona el conjunto. De hecho, voy a intentar de ahora en más armar conjuntos escultóricos, pienso. No me interesa aprender a dibujar o modelar con determinada maestría figurativa o naturalista. No me interesa una educación plástica, digamos, clásica. No lo he querido aceptar a lo largo de todos estos años porque siempre estaba el tema de que un artista "debía" saber copiar un cuerpo humano, los objetos, etc. No digo que no, es lo mejor; solo que en mi caso eso no me divierte. Por ende, no me interesa. Y por lo demás, está claro que la tecnología en parte dejó atrás esa cuestión. En concreto, me pasa siempre lo mismo con tantas cosas: lo que me importan son las ideas. Después, la materialización me interesar menos. Salvo con la escultura. En ese caso, las cosas cambian. Me interesa partir de una piedra y ver qué me depara. Qué tiene para emerger de ahí. Eso sí me fascina. Es algo en cierto punto místico. Un diálogo de la piedra misma conmigo. Una solicitud también; de ella, que me pide, de a poco, que la comprenda, que la convierta en lo que quiere ser. Es algo exagerado esto que digo, y también infatuado, pero algo así quiero creer que ocurre. Lo que pasa es que las palabras traicionan ese fenómeno cuando se explayan. Porque la realidad es un poco más imprecisa y por lo tanto más interesante. 

Brutalismo Nápoles

Caminar por Nápoles hasta dar con el barrio pudiente, exige, y bastante. Primero, pasamos por  el centro atiborrado de gente en donde las calles, con soberbia fidelidad, repiten sus consignas: motociclistas intemperantes, y por lo tanto propensos a utilizar la bocina para imponer su paso, logran un estado general próximo al desastre. No hay más ley que la prepotencia y esa fuerza da una impronta de libertad. Se puede tirar la basura por ejemplo en cada esquina. Pero al mismo tiempo agobia. La gente, por otra parte, no parece reconocer puntos medios. O es brusca o muy amable, familiar casi. El museo de arqueología tiene esculturas grandes, fantásticas. Expresión acabada de una ferviente decadencia. 

miércoles, 8 de enero de 2025

Ascenso al Museo Capodimonte

 

Vamos por un barrio que a medida que ascendemos se vuelve más pobre. Los edificios de pocos pisos en la planta baja tienen viviendas que dan la impresión de ser como grutas desde donde las personas miran hacia la calle. Las veredas en general fueron ganadas por los ocupantes, aunque esa ganancia no excede el medio metro. Muchos tienden ahí la ropa. Hay puertas nuevas y ventanas también recientes, pero la estructura de los edificios es antigua. La gente se asoma. Viejos y jóvenes, algunos cantan. También perros. Pasan tres jóvenes en moto por una calle con adoquines y doblan a una velocidad inusitada. Sus gestos son adustos, concentrados en algo muy serio parecen. Hay relieves religiosos y también pasamos por una capilla que tiene una barca dentro. Será de los pescadores, supongo. Trato de imaginarme cómo será la vida en este barrio y enseguida pienso que todas las vidas se parecen y todos los barrios del mundo no son más que una puesta en escena que difiere en el decorado. Las cuestiones esenciales son siempre las mismas: nacimiento, placer, enfermedad, muerte. Los litigios, los acercamientos mínimos, a veces fuertes, importantes, y tal vez después un cierto alejamiento. Y con suerte un reencuentro. Planetas que nacen y mueren. Lo mismo las estrellas. 

martes, 7 de enero de 2025

Visiones. Nápoles

 Visiones:


Los curas chistando en la basílica de Santa Clara para que la gente haga silencio. Luego, llaman a uno de ellos para que asista a un hombre de unos cuarenta años, en remera, que está sentado en un costado, en una de las capillas que tiene la iglesia, con gesto de sentirse mal.


El cura que se sienta a dar la confesión sin demasiado entusiasmo en la gran iglesia de Jesús Nuevo que está casi enfrente de la basílica de Santa Clara. Enseguida, viene un hombre con buen peso, canas, gesto respetuoso, algo apremiado, que se sienta frente a él en una silla -el cura está sentado en otra silla, enfrente tiene una mesa y en el medio hay una división de acrílico-. Empieza a hablar con profusión y el cura lo escucha atento, pero también es víctima de cierto cansancio, un aire severo fruto de haber asumido una profesión demasiado esforzada. 


El hombre que llega a un camión, lo detiene frente a la mesa donde estamos comienzo en plena piazza de Jesús Nuevo -guarecidos por una estructura de acrílico que nos preserva del frío-. Se dedica a a bajar las garrafas de cerveza y los botellones de agua con un aire de satisfacción apenas visible. No reniega de su trabajo, al parecer.  Los mozos son jóvenes y asumen el aire de superación y cierta atmósfera de soberbia que impera entre los hombres trabajadores de esta ciudad. 


lunes, 6 de enero de 2025

Parioli

Roma. Salimos rumbo a Parioli y cuarenta y cinco minutos después estamos en un barrio que tiene la tranquilidad que supuestamente debo adorar pero también una quietud, una falta de viento, que me termina por no convencer, y en todo Roma noto ese defecto. No hay viento. No suele haber viento, al parecer.

Avanzamos por calles y avenidas que dan a un parque inmenso y llegamos a un mirador desde donde se divisan canchas de rugby, tenis y pistas de atletismo y al final barrios de las afueras. Todo en calma hoy primero de enero. 

Una gaviota de gran tamaño revuelve la basura mientras un joven pasea un beagle sin atreverse a  molestarla. Lo mejor viene después: una pizzería en una calle tranquila. Croquetas y pizza en mesas en la vereda y sin comensales cerca. Solo una atractiva policía que se acerca a realizar un pedido y después una joven en un auto diminuto. Por fin, saludamos a la persona que atiende, que es simpática y habla bastante bien el español. Luego seguimos viaje Villa Borguese a través de una avenida que baja y tiene edificios señoriales. En el parque nos detenemos a ver los árboles y las fuentes. Antes pasamos lo mínimo por el Zoo. Después, Piazza del Popolo con mucha gente. Todo acá parece de otro tiempo, hasta las multitudes y los desfiles que vemos. 


domingo, 5 de enero de 2025

Empezar

 

Ha medida que se dio cuenta de que su vida estaba trazada por el pulso de su historia personal, familiar y social, decidió alejarse de ese boceto para tomar una mejor perspectiva de sus vivencias. Suponía que desde cierta distancia podría pasar a un país de "las maravillas", un poco como Alicia y no sabía que en realidad solo encontraría un terreno plano y vacío desde donde comenzar a dividir la paja del trigo. 




sábado, 4 de enero de 2025

Bahía de Nápoles

 

Las idas y vueltas de las olas en la rambla un día de invierno no demasiado frío. Ha llovido y ahora sopla el viento. Tengo enfrente la bahía de Nápoles, el Vesubio. Vamos juntos los cuatro. Unión feliz en esta vida, que es lo mejor que he conseguido. Debo recordar eso. Del mismo modo, que espero recordar estas primeras impresiones del mar por la noche y el volcán detrás tocado por la neblina, aunque sé que ese tipo de momentos tienden a perderse y a quedar, con suerte, representados más bien por un sentimiento que es impreciso y sin embargo fue pujante, fuerte y vigoroso.

viernes, 3 de enero de 2025

Brindis 2025


Cuando los ensayos que uno ha realizado, dejan de resultar interesantes, o siquiera dan la impresión de generar un sentido valedero, se pierde el rumbo de los días y, cuando se pierde el rumbo de los días, hay una sensación de vacío que toma el cuerpo. Entonces, el cuerpo siente la falta de ataduras. Eso se llama realidad. Un espacio que justifique el tiempo y que por lo tanto sostenga un discurso se ha ido. Hay que brindar por eso. 

jueves, 2 de enero de 2025

Roma 3

 

Otro día de sol. Primero que nada caminar sin rumbo. Así llegamos a la esquina de las cuatro fuentes. Un lugar con encanto. Perfecto. Simple. Después el Quirinale y pronto estamos frente a la San Ignacio de Loyola dispuestos a entrar. Los frescos del techo me parecen un tanto deslucidos en un sus colores. Tal vez les falte una restauración. Seguimos hasta cerca de Piazza Navona donde comemos unas focaccias con demasiadas personas. La piazza está repleta también. Hasta una feria para chicos tiene. Seguimos hasta el vaticano. Cruzamos el Tíber, luego Castel Sant´angelo y por fin San Pedro. Al entrar me olvido una moneda de cobre que llevo colgada desde hace un tiempo en las bandejas de control. Una donación a la iglesia. Adentro, mucha gente y mucha magnificencia. Pero digamos que la cantidad de personas, la atracción desmesurada de las masas, como siempre, complica las cosas. Creo que voy a recordar mucho la alegría de encontrar un baño limpio y de fácil acceso a la salida, por la izquierda, bajando una escalera. Al volver camino en el frío y paso por una plaza que tiene una pista de hielo. Después por el restaurante Alfredo -que está igual que hace treinta años- y por fin vía del Corzo repleta de gente, negocios y luces.  

miércoles, 1 de enero de 2025

Museo Capitolini

 

Entrada a un museo fantástico por varios motivos. Tiene esculturas, de muchas épocas, y mira al foro romano desde balcones que una noche fría, sin gente casi, se impregnan de la ausencia de tiempo. Se vive entonces la extraña detención, que pocas veces se capta, y es la calma del mundo, una serenidad en lo profundo, y que está, y tantas veces, no se capta. Es porque uno vive en una dimensión histórica donde presente, pasado y futuro cohabitan y se tensan entre sí en un conflicto destinado a garantizar cierto resultados que sosieguen varios deseos. Pero cuando las columnas romanas se levantan frente a uno en la noche fría, y tienen la iluminación justa delante del cielo, con la ciudad detrás de este primero contacto, entonces emerge la fascinación que pueden tener esas esculturas milenarias. Se entra así en la ausencia del tiempo, y todo está en su sitio y hay una calma donde Dios nos toca junto a montones de ángeles que nos ofrecen la paz de un paisaje renacentista. 

Día nublado, polenta y cuadros

Día nublado y después con sol. Desayuno con mi hijo. Hablamos mientras la puerta del balcón estaba abierta. Por momentos, podía entrever lo ...